Sí, amigos de Acratas, los nacionalismos periféricos esconden un secreto de manera muy cuidadosa en toda su construcción ideológica y en toda la interpretación que ellos mismos se hacen de ella. Interpretación, dicho sea de paso, que ha calado en la mayor parte de los estudiosos del fenómeno del nacionalismo en nuestro país, que lo han interiorizado de manera muy acendrada y escrupulosa.
Los llamados nacionalismos periféricos en España tienen a gala una historia particular que se remonta, según cada uno, a siete mil años en el caso del pueblo vasco y a más de mil en el caso de Cataluña. Historias jalonadas, indefectiblemente, por ataques de España a sus respectivas independencias, y que nunca consiguieron, y mira que lo intentaron, doblegar la condición de sus indómitos naturales, hasta una fecha bien reciente en ese itinerario milenario: 1714 en el caso catalán y 1839 en el caso vasco. Pero, os preguntaréis como yo, ¿si esas fechas son tan concluyentes en la pérdida de la nacionalidad y aún de la independencia, cómo es que los catalanes no se propusieron construir su estado nacional hasta firmar el documento de las Bases de Manresa, ya en 1892, casi dos siglos después, que se dice pronto, y los vascos no se propusieron lo mismo hasta que Sabino Arana lanzó su cuadernillo histórico-político "Bizkaya por su independencia" en 1893, o sea más de medio siglo después? ¿Por qué esperaron tanto desde 1714 y 1839 respectivamente?
Los estudiosos del nacionalismo periférico en España suelen separar el caso catalán y el vasco por sus diferentes orígenes, contextos y caracterizaciones. Pero en ambos casos podemos encontrar similitudes evidentes. Para empezar, ambos comparten su aversión a todo lo español. Pero es que además comparten algo que nadie hasta ahora ha reseñado suficientemente: el momento de su origen en el tiempo como ideología nacionalista.
Algo ya sabido por todos los que estén familiarizados con estos fenómenos políticos es que una cosa es la nación que dicen representar y reivindicar, cuyo origen se perdería en la noche de los tiempos: imaginemos lo que había hace mil años y aún siete mil. Y otra cosa muy distinta es el momento en que surgen esas ideologías políticas que conocemos por nacionalismo vasco y catalán: en ambos casos estamos hablando de finales del siglo XIX, curiosa coincidencia como digo.
En el caso vasco tenemos la explicación de los propios nacionalistas, que nos dicen que el carlismo es el fenómeno que hay debajo del nacionalismo y que lo explica mejor que nada. Y por otro lado tenemos la explicación de los mejores especialistas (ajenos al nacionalismo) que nos dicen que sin la industrialización y sus factores coadyuvantes no se entiende la aparición de este movimiento. Acabáramos: la industrialización. Hasta el último cuarto del XIX la industrialización a gran escala no había sido un fenómeno evidente en País Vasco y en Cataluña. Pero ¿qué tiene la industrialización en España que hace que surjan nacionalismos allá donde se implanta?
No, queridos amigos, no le déis más vueltas: la industrialización por sí misma no tiene nada de particular, salvo transformar las bases productivas de la región agrícola donde se desarrolle. Lo que sí tiene es un factor coadyuvante insoslayable sobre todo en el tipo de industrialización que se generó en aquella época: la necesidad imperiosa de gran cantidad de mano de obra poco o nada cualificada. Una mano de obra que ni Cataluña ni mucho menos el País Vasco de entonces estaban en condiciones de procurar de forma abundante y generosa.
La industrialización de esas dos regiones españolas requirió, necesitó como agua de mayo la llegada de mano de obra que no fue otra que la procedente del depauperado campo español. Esa mano de obra transformó de arriba abajo ambas zonas súbitamente industrializadas y de paso dejó yermo el interior de España. Y esa llegada masiva de mano de obra, esa invasión, la invasión maketa en el País Vasco y la invasión charnega en Cataluña fue la que originó, con su presencia, los mensajes nacionalistas excluyentes y xenófobos vasco y catalán.
Y ese es, queridos amigos de Ácratas, precisamente, el secreto mejor guardado del origen de los nacionalismos catalán y vasco. Hasta que sus regiones respectivas no se vieron invadidas por mano de obra procedente de otras regiones españolas a sus nativos (a los de medio pelo, porque los potentados eran los principales interesados en la invasión), asustados por lo que se les venía encima, no se les ocurrió sacar a pasear la pata peluda de Wilfredo ni la barba blanca de Aitor, o lo que es lo mismo, no se acordaron de la derrota de 1714 ni de la pérdida foral de 1839, o dicho de otro modo, no se les ocurrió clamar por la independencia, por los agravios seculares y contra la opresión española. Y el siglo XX, con su sarta de despropósitos en todos los gobernantes españoles de ese siglo -es prácticamente imposible haberlo hecho peor-, desde la gestión de la independencia de Cuba y Filipinas (el llamado "Desastre de 1898") hasta la Dictadura nacional-católica de Franco, pasando por la experiencia frustrada y frustrante de la Segunda República, es lo que ha convertido a estos movimientos nacionalistas periféricos, originariamente xenófobos y excluyentes, en ejemplos de movimientos de liberación de unos pueblos oprimidos: o sea, el mundo al revés.
En resumidas cuentas, sin la presencia en País Vasco y Cataluña de los colectivos maketo y charnego respectivamente, los nacionalismos vasco y catalán no habrían tenido razón de ser: ése es precisamente hoy su secreto mejor guardado.
Saludos maketos.
Los llamados nacionalismos periféricos en España tienen a gala una historia particular que se remonta, según cada uno, a siete mil años en el caso del pueblo vasco y a más de mil en el caso de Cataluña. Historias jalonadas, indefectiblemente, por ataques de España a sus respectivas independencias, y que nunca consiguieron, y mira que lo intentaron, doblegar la condición de sus indómitos naturales, hasta una fecha bien reciente en ese itinerario milenario: 1714 en el caso catalán y 1839 en el caso vasco. Pero, os preguntaréis como yo, ¿si esas fechas son tan concluyentes en la pérdida de la nacionalidad y aún de la independencia, cómo es que los catalanes no se propusieron construir su estado nacional hasta firmar el documento de las Bases de Manresa, ya en 1892, casi dos siglos después, que se dice pronto, y los vascos no se propusieron lo mismo hasta que Sabino Arana lanzó su cuadernillo histórico-político "Bizkaya por su independencia" en 1893, o sea más de medio siglo después? ¿Por qué esperaron tanto desde 1714 y 1839 respectivamente?
Los estudiosos del nacionalismo periférico en España suelen separar el caso catalán y el vasco por sus diferentes orígenes, contextos y caracterizaciones. Pero en ambos casos podemos encontrar similitudes evidentes. Para empezar, ambos comparten su aversión a todo lo español. Pero es que además comparten algo que nadie hasta ahora ha reseñado suficientemente: el momento de su origen en el tiempo como ideología nacionalista.
Algo ya sabido por todos los que estén familiarizados con estos fenómenos políticos es que una cosa es la nación que dicen representar y reivindicar, cuyo origen se perdería en la noche de los tiempos: imaginemos lo que había hace mil años y aún siete mil. Y otra cosa muy distinta es el momento en que surgen esas ideologías políticas que conocemos por nacionalismo vasco y catalán: en ambos casos estamos hablando de finales del siglo XIX, curiosa coincidencia como digo.
En el caso vasco tenemos la explicación de los propios nacionalistas, que nos dicen que el carlismo es el fenómeno que hay debajo del nacionalismo y que lo explica mejor que nada. Y por otro lado tenemos la explicación de los mejores especialistas (ajenos al nacionalismo) que nos dicen que sin la industrialización y sus factores coadyuvantes no se entiende la aparición de este movimiento. Acabáramos: la industrialización. Hasta el último cuarto del XIX la industrialización a gran escala no había sido un fenómeno evidente en País Vasco y en Cataluña. Pero ¿qué tiene la industrialización en España que hace que surjan nacionalismos allá donde se implanta?
No, queridos amigos, no le déis más vueltas: la industrialización por sí misma no tiene nada de particular, salvo transformar las bases productivas de la región agrícola donde se desarrolle. Lo que sí tiene es un factor coadyuvante insoslayable sobre todo en el tipo de industrialización que se generó en aquella época: la necesidad imperiosa de gran cantidad de mano de obra poco o nada cualificada. Una mano de obra que ni Cataluña ni mucho menos el País Vasco de entonces estaban en condiciones de procurar de forma abundante y generosa.
La industrialización de esas dos regiones españolas requirió, necesitó como agua de mayo la llegada de mano de obra que no fue otra que la procedente del depauperado campo español. Esa mano de obra transformó de arriba abajo ambas zonas súbitamente industrializadas y de paso dejó yermo el interior de España. Y esa llegada masiva de mano de obra, esa invasión, la invasión maketa en el País Vasco y la invasión charnega en Cataluña fue la que originó, con su presencia, los mensajes nacionalistas excluyentes y xenófobos vasco y catalán.
Y ese es, queridos amigos de Ácratas, precisamente, el secreto mejor guardado del origen de los nacionalismos catalán y vasco. Hasta que sus regiones respectivas no se vieron invadidas por mano de obra procedente de otras regiones españolas a sus nativos (a los de medio pelo, porque los potentados eran los principales interesados en la invasión), asustados por lo que se les venía encima, no se les ocurrió sacar a pasear la pata peluda de Wilfredo ni la barba blanca de Aitor, o lo que es lo mismo, no se acordaron de la derrota de 1714 ni de la pérdida foral de 1839, o dicho de otro modo, no se les ocurrió clamar por la independencia, por los agravios seculares y contra la opresión española. Y el siglo XX, con su sarta de despropósitos en todos los gobernantes españoles de ese siglo -es prácticamente imposible haberlo hecho peor-, desde la gestión de la independencia de Cuba y Filipinas (el llamado "Desastre de 1898") hasta la Dictadura nacional-católica de Franco, pasando por la experiencia frustrada y frustrante de la Segunda República, es lo que ha convertido a estos movimientos nacionalistas periféricos, originariamente xenófobos y excluyentes, en ejemplos de movimientos de liberación de unos pueblos oprimidos: o sea, el mundo al revés.
En resumidas cuentas, sin la presencia en País Vasco y Cataluña de los colectivos maketo y charnego respectivamente, los nacionalismos vasco y catalán no habrían tenido razón de ser: ése es precisamente hoy su secreto mejor guardado.
Saludos maketos.
10 COMENTARIOS:
Está claro. Añadamos a esto la tendencia de la partitocracia a buscar justificación a todo tipo de instituciones, para ampliar la oferta de colocación a sus respectivos cuadros de dirigentes, en cualquier ámbito territorial.
Sería muy interesante conocer al detalle cuantos miles de militantes perciben habitualmente dinero de fondos públicos, por cualquier concepto, y a cuanto asciende en su totalidad. Quizás si fuésemos los Emiratos Árabes, pero yo creo que España no se puede permitir tal despilfarro a largo plazo, y si no, al tiempo.
Para la articulación de España como un estado moderno se utilizó el modelo de Castilla, centralista y autoritario. Esto produjo choques entre las élites de los distintos territorios que se silenciaron a base de títulos nobiliarios y prebendas. Es decir mientras el poder lo detentaba la nobleza el problema se aparcó. El ascenso de la burguesía reavivó el conflicto, ya que las políticas económicas que convenian a los latifundistas de las zonas rurales eran dañinas para las zonas que iniciaban su industrialización, por ejemplo el debate sobre el levantamiento de los aranceles proteccionistas. Fueron las diferencias económicas y no la immigración lo que avivó el fuego. Catalunya ya vivió migraciones muy fuertes sin que eso derivara en conflictos, por ejemplo la occitana entre los siglos XVI y XVII que suspuso que el 20% de población tuviera origen occitano. Si hoy hay nacionalismos periféricos es debido a la mala gestión de un modelo excluyente que no fue ni será capaz de levantar un proyecto común.
El anónimo anterior dice una verdad, pero confunde al personal lector. Las inmigraciones occitanas no supusieron desplazamiento de intereses de clases medias-bajas. No, no. Pedro José Chacón sabe bien lo que dice, y lo dice aún mejor.
Y las respuesta de maketos y charnegos ha sido, a todo el problema que expone Pedro José, la lógica: recrear un sub-vasquismo y un sub-catalanismo para los foráneos. Porque, a fin de cuentas, son mayoría. Por eso es José Montilla President de la Generalitat y muy pronto habrá un Lehendakari socialista.
Salud.
Hay verdades tan palmarias, que resultan indiscutibles, en cuanto se leen por primera vez. Ésta es una: en nacionalismo es la reacción de los autóctonos ante la inmigración desaforada. Punto pelota.
Salud.
Pues si, Pedro J.Chacón, me parece muy acertado tu artículo sobre nacionalismos y nacionalistas. A propósito, a mediados de julio pasado, publiqué aquí un articulillo a los pocos días de
"salir" las famosas balanzas fiscales, del que reproduzco ahora un "cacho" :
"YO, OTRO YO Y LAS BALANZAS FISCALES.
.............Veréis: YO soy catalán. Llegué a “aquesta Nació” un buen dia a principios de agosto de 1969. O sea, hace casi treinta y nueve años, dos antes que nuestro Honorable President. ¡Lo que ha llovido y la que ha caído desde entonces! Por ello, al ver la tan esperada y deseada noticia, constato ahora, ya sin duda alguna, que Catalunya resulta esquilmada por un Estado depredador que “roba” a nuestra querida Patria catalana para dar lo que ni siquiera nos sobra a otras regiones que viven a costa nuestra. Catalunya es de las regiones que más contribuye a la solidaridad inter-regional; Extremadura es la que más recibe. El trato que “Estadoespañol” da a Catalunya es notoriamente injusto. Solidarios, sí; pero tontos, no. Y lo que ocurre con tanto contribuir al desarrollo de otras regiones como Extremadura, que contribuye muy poco y recibe mucho más, se asemeja a un expolio, cuando no a una tomadura de pelo. Pues ¡basta ya! —grita mi YO catalán—.
Pero..., de pronto, resuena en mi interior otra voz que dice: “Soy OTRO-YO, extremeño, he nacido, me he criado, vivido y hecho hombre en Extremadura. OTRO-YO tuve que emigrar cuando, con poco más de veinte años, mejor podía producir y laborar por mi tierra. Pero sin posibilidades reales de salir de un subdesarrollo tercermundista si no era emigrando a otras regiones a las que el Gobierno de entonces —pero no solo el de entonces, sino también los posteriores— les facilitaba un rápido desarrollo económico a costa de hundir a Extremadura, “robándole” lo mejor que tenía: varios cientos de miles de jóvenes que contribuyeron con su trabajo al desarrollo y enriquecimiento de otras regiones como Cataluña o el País Vasco, que deben su actual riqueza, sus excesos de ingresos fiscales, no sólo a sus autóctonos, sino también a las oleadas de inmigrantes extremeños, andaluces, gallegos, etc”.
“Pues ¿acaso —dice OTRO YO—, puede haber mayor expolio que “robar” a cualquier país, región, ciudad o pueblo, su gente mas joven y dinámica? Y ahora tú, puñetero YO, ¿dices que por contribuir con unos cuantos euros más “per cápita” los individuos con residencia en Cataluña es expoliarla? ¿Acaso no pasas tú, jodido YO, cada vez más tiempo en tu pequeño pueblo extremeño (que cuando te fuiste de él tenía casi tres mil habitantes y ahora no llega a los mil); que por tanto, bien podrías empadronarte en él y ser un extremeño más de hecho y de derecho, ya que cada vez, estás más tiempo en Extremadura? ¿Acaso no has pensado muchas veces que ni Cataluña —ni Extremadura ni Euskadi ni Madrid ni Murcia ni ninguna región— contribuyen nada, y que son los individuos que en ellas residen los que contribuyen y pagan; y que si lo hacen en mayor cuantía es porque su renta es superior a la de los residentes en otras regiones “pobres”? ¿No habías dicho o pensado que cuando has paseado por las Ramblas o visitado Montserrat, la Sagrada Familia, el Camp Nou, las Fuentes del Llobregat, el Valle de Nuria, o escalado algunos picos pirenaicos —todo eso y mucho más es Cataluña—, cuando les preguntaste si se sentían expoliados jamás habían respondido a tus preguntas? Pues si esto es así, jodido YO, que ni siquiera sabes si eres catalán, (que sí lo eres), o extremeño, (que también lo soy), ¿por qué vas a hacerle el juego a algunos, más bien muchos, politicuchos de tres al cuarto, que sólo hacen demagogia de la mala —no se si puede haberla buena, creo que si— y, arrimando al ascua su sardina electoral, dividen y enfrentan a los ciudadanos, creando polémicas artificiales, rastreras, insolidarias e incluso peligrosas?"
Me gustaría puntualizar un par de cosas. Lo primero es que afirmar que el nacionalismo está relacionado con la inmigración no es una mentira pero si una simplificación. Es no querer ver el relacionar la entrada en política de opciones nacionalistas con la inmigración en vez de con una cierta apertura del sistema que permitió su participación. Además en el texto se menciona las Bases de Manresa (1892)como ejemplo de respuesta a la inmigración cuando en esos años la mayor parte de la mano de obra que necesitaba Cataluña estaba cubierta por flujos campo-ciudad dentro de su propio ámbito. El flujo externo más importante en fechas de la aprobación de las Bases eran los valencianos debido entre otras cosas a su evidente afinidad cultural. Si bien es cierto que llegaba gente de otros territorios no es hasta 1930 que se convierten en el verdadero motor de las fábricas catalanas. Si esto fuera poco no hace falta ir muy lejos para analizar un nacionalismo como el portugués, que ni a martillazos encaja en el esquema que propone Pedro J. Chacón.
Y en cuanto a la inmigración occitana la mayoría de ellos eran pequeños artesanos, no se si eso se puede considerar desplazamiento de intereses clase media-baja, pero investigaré un poco el tema...
Para mí la irracionalidad de los nazionalistas catalanes tiene la intensidad de un dolor de muelas.
La de los nazionalistas españoles es la de una patada en los cojones.
¿Y porqué esa diferencia?
Porque aquí la burguesía catalana ha hecho un poco de Revolución Burguesa al menos y en el resto, aún están en el feudalismo.
Y además por que me provocan miedo los nazionalitas y como España es mucho mayor en bárbaros......pues eso.
¡¡Que estoy harto de toros, vírgenes, procesiones, caballistas, flamenco desnaturalizado y marujeo.
Nazionalismos de ninguna Nazión.
ESTADOS.
excelente entrada, enhorabuena.
A Abate Marchena:
De acuerdo en mucho, no en todo. A mi también me producen alergia los nazi-onalistas o mas bien los nazi-onanistas de todo pelaje. De vírgenes, procesiones, caballistas y marujeo...también paso. Pero no de toros, tan bello y racial animal, ( no voy nunca a corridas de toros,pero si desaparecieran, tambien desaparecería el toro); y el flamenco... también puede haberlo sin desnaturalizar, (haberlo, haylo) y también me gusta
El doncel ZP promete gastarse hasta el ultimo euro de las arcas públicas, y va en serio.
http://acratas.mihost.info/Prometheo/
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