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Nunca en tan pocas palabras se dijo tanto. “La sociedad vasca y el pueblo español han sufrido muchísimo”. Dos conceptos distintos, dos sufrimientos diferentes. ETA provoca ambos, pero por caminos distintos. A los españoles los hace sufrir ETA en directo, sobre sus nucas; a los vascos los hace sufrir el Estado opresor como contestación a ETA. “Para que ETA deje de hacernos sufrir, usted y yo debemos acabar con nuestras diferencias políticas. El verdadero interlocutor soy yo, no esos chicos de ETA y sus corifeos, los batasunos. Empiece por no ponerme trabas para convocar el referéndum de autodeterminación en mi feudo regional y todo empezará a ir mejor”.
No podemos perder ni un día más en la lucha por la paz" —ha dicho Ibarreche no muy afortunadamente. Porque lo que ha dicho significa exactamente que no va a perder ni un minuto más en la cosa de la paz, si es que había perdido alguno alguna vez. ¡Ay, los actos fallidos, que decía el bueno de Freud! Pero supongamos que el Lehendakari quería decir lo contrario de lo que ha dicho... Lo que es evidente es que el bando de España y el de Ibarretxe no son el mismo. Y la lucha por la paz desde bandos contrarios se llama negociación para el armisticio, y se hace a tiros mientras se negocia. Siempre.
¿A que es sorprendente ver al Lehendakari mantener unas ideas tan claras en medio del ruido de las bombas de ETA? ¿Queda alguien, sea español o vasco, que se crea que ese ruido le trastorna lo más mínimo?
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