CARTA A LOS MAGOS DE ORIENTE

Queridos Magos de Oriente (no os doy tratamiento de Reyes, porque nada espero de las majestades, que era ya republicano en el útero de mi madre; pero sí espero algo de algún poder mágico que se os supone, y que viene al pelo en estos momentos de la Historia de España):

En 2007, como casi todos los españoles, he pagado mis impuestos, he asumido todas las Leyes con las que a la Monarquía de Partidos le plugo avasallarme, he trabajado por un sueldo mísero, he pagado comisiones usurarias a la Banca y, en definitiva, he sido lo que se dice muy bueno todo el año; y también los treinta años anteriores; así que, tan seguro de mi virtud como de vuestra magnanimidad, os escribo esta carta en nombre de todas las gentes como yo, que son los españoles de bien.

No os pido para nosotros este año una casa nueva, porque no podremos pagarla ni en tres vidas consecutivas; ni un coche potente, porque las ridículas limitaciones de velocidad nos permiten ya ir en patinete; ni más o menos competencias autonómicas, que ya ni sabemos qué hacer con las que tenemos, en manos de los incompetentes que nos gobiernan. Este 2008, que es año electoral, puesto que el 9 de marzo habrá Elecciones Generales, os pido, en nombre de todos los españoles, solamente un regalo.

Sé que os lo podréis permitir, porque se trata de algo que cuesta muy poco dinero; y es, en realidad, una cosa que ya debiera ser nuestra y que algunos, a los que bien conocéis, retienen interesadamente para lucrarse a nuestra costa; algo que, de hecho, nos ahorraría a los españoles esa auténtica fortuna que despilfarramos en costear la putrefacción política y social en que vivimos, que nos asuela moralmente y que tan gravemente perjudica los intereses de España.

Lo que os pedimos que nos traigáis este año es una modificación del artículo 99 de nuestra más o menos vigente Constitución (el que se refiere a la elección del Presidente del Gobierno). El artículo 99 que está en uso, bien lo sabéis, es la causa primera del ambiente secesionista que respiramos, de toda la corrupción que padecemos y del total descreimiento popular en la “democracia de cartón” que nos trajisteis en 1978, que era muy bonita, sí; pero falsa como todos los juguetes que les traéis a los niños ignorantes.

Queremos que el artículo 99 quede redactado así:

Art. 99:

1."El Presidente del Gobierno será elegido por el Pueblo Español una semana después de las Elecciones Generales al Parlamento, en segunda vuelta entre los candidatos de las DOS listas más votadas al Congreso en toda España.”

2.“Esa segunda vuelta otorga mayoría absoluta popular en el Poder Ejecutivo al Presidente. El Presidente electo dejará inmediatamente de ser Diputado, ocupando su lugar el siguiente en la lista de su circunscripción. El Presidente no se debe a su partido, sino al Pueblo Español que lo inviste.”

3.“El Presidente no puede redactar leyes, ni siquiera en forma de Decreto, ni el Parlamento puede injerirse en las tareas del Ejecutivo. Los dos Poderes, Ejecutivo y Legislativo, serán estrictamente independientes y mutuamente vigilantes. Cualquiera de los dos Poderes, en caso de grave crisis, puede disolver ambos Poderes y convocar nuevas elecciones.”

¿A que es fácil de otorgar y poco exigente nuestra petición?

Los españoles os prometemos a cambio, ¡oh, Magos de Oriente!, que ese regalo lo conservaremos tan bien, que el año que viene aún estará como nuevo y nos servirá durante mucho tiempo; hasta que, definitivamente, nos traigáis un año de estos la III República Constitucional Española (que no os pedimos este año mismo, porque no queremos provocar alguna crisis insalvable en el Poder).

Pero también queremos pediros —y no os lo vayáis a tomar a mal— que si no queréis obsequiarnos con este pequeño cambio constitucional, que no os molestéis en traernos ningún otro en su lugar para contentarnos, sino mucho carbón. Pero mucho, mucho; que lo vamos a necesitar para alimentar una hoguera gigantesca donde arderán todas las ignominias con las que se ha sojuzgado al Pueblo Español durante tanto tiempo. Y que sepáis que, aunque no nos traigáis ni siquiera ese módico carbón de escarmiento, nos levantaremos en todo caso, como un solo hombre, contra la desvergüenza y el pillaje al que ha sido sometida España estos últimos treinta años, porque tenemos derecho a ello, como legítimos propietarios del Estado Español que somos.

Y nos declararemos insumisos ante los usurpadores de nuestros derechos políticos, lo que significa que ya no pagaremos esos impuestos excesivos, ni asumiremos las denigrantes leyes de la Partitocracia, ni trabajaremos más por esos sueldos de esclavos; y que llenaremos las anchas avenidas esgrimiendo tales razones que los banqueros, espantados por la propia conciencia de saberse beneficiarios de privilegio y sostenedores de este Reino de la Mentira, emprenderán una despavorida huida para poner a salvo, más allá de nuestras fronteras, el fruto de sus rapiñas, junto con sus ruines existencias.

Sin ese mínimo cambio constitucional que os pedimos, los españoles exigiremos por todos los medios a nuestro alcance, y llegaremos a donde sea necesario hasta lograrlo, el advenimiento de la III República Constitucional, como no hicimos y debimos haber hecho a la muerte del Dictador que nos trajisteis como regalo en 1939.

Un republicano saludo.

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