LA REFORMA MÁS IMPORTANTE

Anoche me visitó Morfeo, principal de los mil Oniros engendrados por Hipnos y Nix, hermanastro de Tánatos. Me dijo que me traía un recado de parte del Olimpo, constituido en plenario. Y me habló así:

—Como eres un hombre justo y has bregado tanto por el advenimiento de la Democracia —por más que Zeus, hijo de Cronos y Rea, rey del Olimpo, no sienta especial devoción por ella—, te concedemos la gracia de que se haga realidad una de entre todas las condiciones del mecanismo democrático que refunde la Teoría Pura de la República Constitucional—. Como los sueños tienen una lógica tan singular, no me extrañaron ni la visita de Morfeo ni el recado.

Permanecí mudo pensando en su propuesta, bajo su mirada expectante y un tanto irónica. Los elementos que componen la Teoría —pensé— tienen desigual repercusión en la vida cotidiana. Antes de elegir, merecía la pena razonar.

—Que España sea una República Constitucional o una Monarquía Cocotera, que tenga dignidad como país o no, con ser indecoroso, no es lo más vil —analicé—. Porque la estulticia de los españoles les hace alabar o denostar al Rey en pos de la mediática.


—Que los españoles estén políticamente suplantados por los partidos orgánicos, por las ideologías, a través del sistema proporcional de listas, en vez de representados a través de sus diputados, con ser grave, no es lo más indigno —discurrí—. Porque la incultura de los españoles, su pereza y su despreocupación por todo lo que no sea sobrevivir, no los sitúa al nivel de la alternativa. La mayoría prefiere votar a un partido, y hasta la próxima.

—Que España sea un sistema autonómico quasi-federal, que esté cuajada de tumores, hecha jirones por los zarandeos de los independentistas, con ser inmoral, no es lo más perjudicial —reflexioné—. Porque los españoles son como los perros que se arriman a cualquier amo que les dé un hueso para seguir subsistiendo.

Y de repente, mi razón (en mi sueño, era un hombre talentudo) lo vio todo claro:

—¡Lo que es verdaderamente catastrófico es que al Presidente del Gobierno y verdadero Jefe del Poder Ejecutivo lo elija el Parlamento, en vez de la ciudadanía en circunscripción nacional! —concluí— Porque de ese acto, contrario a la independencia de poderes, arrancan todos las desventuras de España: los nacionalismos sobre valorados, la legislación ad-hoc para el engorde y el beneficio de unos cuantos, la corrupción desenfrenada, el despilfarro y la ruina de la Nación.

Y le solicité a Morfeo que trasladase a los dioses mi petición de que la Constitución Española dispusiera elecciones independientes para la Presidencia del Gobierno y los diputados a Cortes. Le dije que ante el resto de lo constituido me taparía la nariz, siempre que el Ejecutivo no redactara leyes; ni el Parlamento injiriera en los actos de gobierno; y que cada uno de esos poderes pudiera disolver ambos, llamar al pueblo a las urnas, cuando le pareciera oportuno. Porque la Democracia, más allá de ninguna otra cosa, es el sufragio y la independencia de poderes. Y para que la independencia de poderes sea posible, tales poderes deben legitimarse independientemente en las urnas.

—Lo que dices parece absurdo, Mensajero que Viene y Va — probó Morfeo a convencerme de que pidiera otra cosa—. Si tan mal opinas del pueblo español, ¿por qué, para elegir al Presidente, te fías más de su criterio que del de los diputados electos, algunos de los cuales tienen cierta pátina de cultura?

—¡Oh, Morfeo! No me fío más del criterio de los electores. Pero tienen el derecho a elegir y les exijo que ejerzan ese derecho para salvar España. Deben ejercerlo para evitar el patio de Monipodio en que se convierte el Parlamento para cerrar los pactos de gobierno. Deben ejercerlo para que ambos poderes, celosos el uno del otro, no intenten copar el Judicial y la justicia no sea sinónimo de prevaricación. Deben ejercerlo para evitar la corrupción sangrante. Deben ejercerlo para que un exiguo puñado de votos nacionalistas no se truequen en inmensos poderes de estos en sus respectivas autonomías, resultando en independentismos que los españoles no desean y que les esclavizan.

—Sea. Así lo transmitiré a los dioses. Se te concederá el deseo, porque eres un hombre sabio —cuando declamó esto último me alcanzó la intuición de que estaba en medio de un sueño—. Pero debes saber que no me engañas, porque veo que, con tu deseo, estás consiguiendo la Democracia toda a medio plazo. Tengo, como dios que soy, el don de la anticipación. Tras ponerse en marcha esa medida que pides, el independentismo se deshará como azucarillo, la autonomías se convertirán en meras delegaciones del Estado y la superflua monarquía tendrá los días contados. Pronto los partidos abrirán sus listas y, al poco, propondrán las circunscripciones unipersonales. Y el Pueblo Español acabará participando en política. Y ahora te dejo, porque tendremos que disponerlo todo. Que las próximas Elecciones Generales serán el 9 de marzo, según ha voceado la nueva Ministra-Florero Carmen Chacón, a la que los dioses dotamos de una enorme bocaza sin recato y pletórica de dientes. Adiós.

—Ve con los dioses. Y saluda de mi parte a Hebe, la diosita que distribuye el néctar de la eterna juventud —le pedí, abusando de la confianza.

Tras esta reconfortante y esperanzadora visita, comprendí que no es raro que cada día que pasa me guste más dormir.

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