¿ES ESPAÑA YA, DE FACTO, UNA REPÚBLICA FEDERAL?

(Viene de LA DERECHA NO ENTIENDE A ZAPATERO (NI AL PSOE))
La pregunta que cabe hacerse es qué sucederá si en las Elecciones Generales de 2008 Zapatero pierde la mayoría relativa que tiene hoy. La evidencia de lo sucedido en Cataluña y Galicia no permite dudar: si suma una mayoría simple con el resto de las izquierdas con representación en el Congreso, gobernará en coalición, otorgando ministerios, si fuera necesario, a ERC, BNG O Batasuna. Y, para asombro de algunos, la derecha nacionalista se abstendrá en la investidura. Enfrente, ganador de las elecciones, se quedará el PP con cara de pasmarote (como CiU en las autonómicas de 2006).
Lo más asombroso será si el PP obtiene la mayoría necesaria para, apoyado por las derechas nacionalistas, formar gobierno. Sus bases sociológicas gritarán: “¡Se acabó. Ahora todo volverá a su cauce!”. Pero se equivocarán. Nada volverá a ser lo que fue antes de la llegada de los socialistas de Zapatero al poder. Las leyes no se derogarán, ni las autonomías perderán sus competencias transferidas ni sus fueros. Recuérdese que el PP ha apoyado textos estatutarios tan anti-españoles como el andaluz y el valenciano (éste último con la cláusula de igualación de competencias a las catalanas). El PP es un partido autonomista, y basta oír la COPE o leer El Mundo para comprobar su almibarado aprecio y adhesión a la Constitución del 78 y a la España de las Autonomías.
El PP es un partido formado por la unión de derechas de bases ideológicas heterogéneas: liberales, monárquicos, conservadores, demócrata-católicos, carlistas y nostálgicos del régimen franquista. El Opus Dei maneja el poder en el partido a su antojo (son los más preparados). Siempre que el socialismo en el poder ha legislado sobre asuntos que ofenden a la Derecha, la facción ofendida se ha echado al monte y ha luchado en la oposición; pero cuando el PP ha llegado al poder, no ha derogado ninguna de esas leyes ofensivas, porque la ejecutiva del partido ha procurado que el criterio de las facciones más permisivas prevaleciese, comprendiendo que una cosa es no modernizar España, mientras pueda evitarse, y otra cosa muy diferente es retrotraerla a la caverna. El PP, pues, no modificará un renglón de lo legislado en cuanto a elección libre e igualdad de sexos, eutanasia o, lo que es peor, textos autonómicos de corte soberanista.
¿Hemos de sentirnos aliviados de que el PSOE salga del poder, porque así se frenará la deriva federalista del Estado? Sólo si somos unos crédulos y unos imprudentes. Porque los estatutos autonómicos se igualarán todos al catalán o al vasco. Y eso significa que España es ya, de facto, un República Federal de corte alemán, es decir, partitocrática, sin representación de la ciudadanía, sino de los partidos.
Primero, razonemos que es ya una encubierta República: en efecto, el Rey, y más después de su fallido golpe de estado el 23 de febrero de 1981, es un tótem decorativo sin más función que la de acatar las decisiones del efectivo, indiscutible y verdadero Jefe del Estado, que es el Presidente del Gobierno(no del Parlamento, eso es una mentira fácilmente evidenciable). El Jefe del Estado, pues, es un cargo electo, aunque no lo sea por el Pueblo, sino, en teoría, por el Parlamento. El que no haya elecciones específicas para los poderes Ejecutivo y Legislativo lo ha resuelto la chapuza española haciendo de las legislativas unas presidenciales mal encubiertas: la ciudadanía vota al Presidente y asume la patulea de mangantes levanta-manos que éste lleva adjuntos en su lista, confeccionada por él mismo. Luego, con el Congreso ya constituido, los pactos ignominiosos y traidores a los votantes eligen a uno de los cabezas de lista como Jefe del Estado y éste, inevitablemente, domina a partir de ese momento los dos poderes, Legislativo y Ejecutivo.
Segundo, veamos que se trata de una República Federal: en efecto, hay diecisiete pequeños estados de amplísimas competencias federados bajo un gobierno central. Cada uno de ellos tiene su propio Presidente, su Parlamento y su Poder Judicial. Legislan los estaditos sin más coacción que no usurpar competencias del Gobierno central (poquísimas) que todos los estados federados han “concedido” a la “Federación”. Discuten con los estaditos vecinos el disfrute de riquezas naturales, pleitean con el Estado, se plantan amenazando con “salirse de la federación” (eso es lo que hacen Batasuna y ERC). Sus cargos sólo pueden ser juzgados por sus propios tribunales superiores de Justicia. Deciden la lengua de su estadito, el sistema educativo, el impositivo, el sanitario, el de seguridad. Legislan creando agravios comparativos con otros estaditos e impiden la libre circulación de funcionarios entre estados. Si éstas no son funciones propias de un estado federal, que baje Dios y nos lo explique.
Lo peor es que el Régimen español es una especie de República Federal pasada de matute, y sin Democracia real: la acumulación de los tres Poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial en las manos del Jefe del Estado es otra forma de dictadura, como la franquista. Si no hay independencia de poderes, simplemente, no hay Democracia. ¿Y si no es una Democracia, qué es lo que tenemos en España? Pues se llama Oligarquía de Partidos,una forma de Oligocracia política que falsea la realidad convirtiendo la libertad política de los ciudadanos en la mera elección entre las dos facciones oligocráticas que se alternan en el poder. Hablando claro: Zapatero es ahora mismo un Franco redivivo. Y Aznar, cuando estuvo en el poder, otro Franco redivivo. Y el resto de Presidentes del Gobierno, también.
¿Y el Pueblo? ¿Qué opina de todo esto? ¿Es que no lo sabe? ¿No lo intuye, al menos? El Pueblo Español se calla como un mudo, porque tiene firmado, desde 1939, un soterrado Pacto Nefando con el Gran Poder Fáctico, que reza así:

“Gran Poder:
Reconocemos que siempre que nos enfrentamos a ti salimos trasquilados. Desde la dictadura de Franco no creemos en nada, máxime, cuando la Transición fue un evidente camelo que no nos ha pasado desapercibido.
Por lo tanto: Delegamos en ti toda la responsabilidad del pago de nuestros sueldos, del futuro de nuestras hipotecas, de la educación de nuestros hijos, de nuestro entretenimiento, de nuestro modelo de estado y de nuestras jubilaciones. Esperamos morir en paz, de viejos y en la cama.
A cambio, prometemos asumir la monarquía parlamentaria autonomista o federalista o lo que sea, votar a quien nos digas, Tú sabrás cómo decírnoslo; trabajar en lo que Tú quieras al precio que Tú consideres correcto, porque sabemos que somos tus esclavos, pero también tus consumidores, o sea que nos necesitas Tú también para ganar mucho dinero. Y en ello confiamos como única tabla de salvación en caso de crisis.
Prometemos pagar los impuestos que nos digas, cuantos menos mejor, si se puede; y fingir que nos creemos el sistema. En tus manos encomendamos nuestros cuerpos y nuestros espíritus.
El Pueblo Español”
Por lo tanto, aunque Zapatero pierda el poder en 2008, España no podrá ser una, porque es un monstruo con 17 cabezas; ni grande, porque será tan pequeña como lo sea la mentalidad del más mezquino de sus Jefes de estadito; ni libre, porque el sistema partitocrático estatal, unido en su tarea coactiva a la de los otros 17, impide que ningún español sea otra cosa que un esclavo, sin libertad política. A lo más que puede aspirar un español, si no quiere asumir su destino con mansedumbre, es a ser un outsider perseguido por todos los partidos y por la caterva de millones de imbéciles que pueblan España, servidores voluntarios de la corrupta clase política que los explota y los deshonra.

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