CAPITALISMO MODERNO: EL PSICÓPATA AL PODER

Nunca como en estos tiempos lo tuvo tan fácil el sociópata para copar puestos de dirección en la Economía y la Política. No nos referimos sólo al presidente Rodríguez Zapatero, ahí donde lo ven un sociópata de libro: la ausencia completa de remordimiento y culpabilidad, a pesar de mandar al tacho a cientos de miles de personas con sus decisiones, así lo confirma, no, los hay de otra categoría, digamos de primer nivel, aquellos que han llegado al puesto presumiendo de meritocracia y logros cuando lo suyo ha sido aniquilamiento del contrario al mejor estilo de "la noche de los cuchillos largos".

En esta galería del terror moderno llena de capitalismo neoliberal corporativo, hijo de aquel llamado liberalismo que se estrelló en la década de los 30, ya se ha conseguido, casí por unanimidad, colocar al más villano y repelente representante de todos ellos, nos referimos al que fuera jefazo de Lehman Brothers: Pier Noduyuna Richard Fuld, alias chuloputas. Y es que los detallitos psicobiográficos que están saliendo de este canalla, el equivalente a un Heinrich Himmler del mundo bancario, revelan con finos trazos como se las gastaba el personaje tenido como modelo y emblema de las finanzas modernas. Su estilo de gestión no difería del de un Gengis-Khan o un Hitler: no aceptaba la menor réplica por parte de ninguno de sus colaboradores a los que trataba como subordinados sin consideración alguna y que debían prácticarle un culto a la personalidad rayano al "Heil Fuld!". Así al menos lo cuenta el que fuera jefe de prensa y comunicación (casí diriamos nosotros Ministerio de Propaganda) de la entidad finiquitada, Andrew Gowers. Que nos sigue narrando, que al final, como en el caso del Estado Hitleriano, Lehman se convirtió en una simple extensión de la personalidad de Fuld. Cuando sus colaboradores le advertían de los peligros de las inversiones del banco en el mercado hipotecario, el Führer Fuld hacía como Hitler ante la mala marcha de las operaciones en el frente ruso, obligaba a dimitir a sus generales que ya le habían advertido del desastre.

Al final el círculo de Fuld, como el del último Hitler, lo componía una camarilla de leales y pelotas servidores seleccionados por su lealtad inquebrantable y el culto a su líder alimentado en buena parte por el terror. Fuld los arengaba y les hablaba como soldados. "Al final se lo tomó como una guerra, principalmente contra los inversores del propio banco", afirma Gowers. A uno de esos inversores, que manifestó una serie de críticas razonables en una reunión pública, Fuld lo acojonó literalmente cuando se lo topó a la salida diciéndole que le iba a "arrancar el corazón a dentelladas y comérselo delante de sus ojos", le atraía también la movida azteca por lo que parece, informa el mismo Gowers en el "Welt am Sonntag". En esos días, con la guardia pretoriana formada, necesitaba un jefe que fuera un mero transmisor de correa de sus ordenes y nombró para tal fin a Joseph Gregoy -Joe, para los amigos- al que rápidamente el resto de los empleados de la compañia apodaron con el nombre de Darth Vader. Un tipo que no entraba a debatir con los empleados estrategia alguna, ni a coordinar equipos, sino a expresar con la mayor inflexibilidad posible las ordenes que debían ser ejecutadas.

La relación con los top managers de otras compañías se hacía al mejor estilo de familia de mafiosos. Cuando al final vió venir el desastre, se volvió paranoico sobre la publicación de cualquier tipo de información sobre la firma. La bolsa se olió el mierdero, como todo el mundo sabe, y en un pispás una cia que llegó a valer 42 millardos de dólares se esfumó como la noche y la niebla.

Es un simple caso?, generalizamos a lo mejor en exceso si decidimos que el modelo "Heil Fuld!" más que extendido es el símbolo del Zeitgeist, la Weltanshauung bancaria que nos ha tocado vivir, se lo preguntamos a un corbatilla de Don Emilione?

PEPEFER