MALA FE

Si importante es que los jueces sean independientes, esencial para una democracia resulta que los otros poderes permanezcan separados y en continua pugna. La flagrante influencia del Ejecutivo sobre el Legislativo, influencia que la inmaculada Carta Magna de 1978 consagra explícitamente en el modo de elección de los diputados y del Presidente del Gobierno y que se traduce en el absoluto dominio del primero sobre el segundo mediante la disciplina de partido y el mandato imperativo -prohibido, qué cosas, constitucionalmente-, es el origen de la indefensión del ciudadano ante sus gobernantes y el foco, por supuesto, de la corrupción y del crimen de Estado.

Escribe hoy [13 de septiembre de 2008] don Gabriel Albiac en La Razón que en España tan sólo hubo Constitución desde 1978 hasta 1985, cuando el primer gobierno de don Felipe González elabora la Ley Orgánica por la que los partidos políticos con representación en el Congreso pasan a elegir a todos los miembros del Consejo General del Poder Judicial. Pero no menciona en ningún momento los otros dos poderes al considerar necesaria la independencia del Judicial. Tal vez porque eso supondría trascender el mero debate partidista e ideológico en que anda metido desde hace años y verse obligado a cuestionar públicamente, no un suceso de actualidad del que se puede sacar política tajada, sino todo un sistema cuya radical corrupción acredita con su verbosidad infecunda y su mala fe.

AQUILES

2 COMENTARIOS:

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Muy pedagógico, Aquiles. Además de cierto, claro. Gracias por tan espléndidas contribuciones a este modesto medio.

Javier Castuera .

Efectivamente, Aquiles, tu lo has dicho. Y lo dices por todos los que se dan cuentan de las realidades de este corrompido pais.
Un saludo.

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