Hay un malrollismo que desde la transición guía a los gobiernos partitocráticos de este bendito país: un odio y rechazo absoluto por el talento y la meritocracia. Un temerario desprecio por las personas que, con su esfuerzo mental y disciplina intelectual, alcanzan la excelencia en sus campos profesionales.
De todos los políticastros basura, sin embargo, el que ha hecho de esta política indecente su emblema orgulloso ha sido el psicópata de R-Zapatero. Para risión del mundo entero, que contempla nuestra caída en el abismo del agujero negro económico, este zoquete, elevado por el Parlamento chusmero a la categoría de Rey de las Saturnales, se ha empeñado durante su mandato en convertir las tradicionales intrigas de palacio de los validos de las cortes en política degenerada, donde lo feo y lo necio sean la estética y la ética del ars bene moriendi. El libro de los muertos con el que se prepara a todo un país a afrontar lo inevitable.
Zapatero en sus correrías parece dispuesto a hacer bueno, por comparación, a la manera de unas vidas paralelas plutarquienses, al propio Franco: La inflación bidigital, el aumento irremediable de la deuda pública por descenso de recaudación y los gastos sociales asociados a la crisis junto al déficit comercial de casi el 15% del PIB, no son nada novedoso; parecido escenario teniamos en la década de los 50. Lo que sí es nuevo es la absoluta inacción y la indigencia mental de este gobierno de toletes sociatas, que entre hacer algo arriesgado y equivocarse; o reflexionar y acertar, prefieren lo peor, no hacer nada.
Ni el dictador, con todo lo cabezota que era, cayó en la complacencia del narciso pajeándose delante de un espejo; tuvo el buen sentido común de poner al frente a, quizá, el más brillante grupo de políticos de nuestra reciente historia. Los más veteranos lectores de Ácratas seguro que los recuerdan, los más jovenes harán bien en quedarse con sus caras y nombres: López Rodó, Mariano Navarro Rubio y Alberto Ullastre. El conocido como IGTO ( I Grupo de Tecnócratas del Opus), el equivalente económico por su calidad a aquel Real Madrid de Puskas y Di Stefano. Este equipo tuvo los cojones de darle un timonazo de deriva a la economía española; el Plan de Estabilización del 59, el que condujo a España, a pesar de su anacrónica dictadura de olor a incienso y sempiternas imágenes blanconegristas, a ser la décima potencia industrial del mundo a finales de los 60, alcanzando el 80% de la renta per cápita de los paises más ricos de Europa empezando los 70, sin subvenciones ni ayudas europeas. Un récord jamás alcanzado, por mucho que berreen los hagiográfos lameculos de esta partitocracia.
Bueno, ahora tenemos una situación económica que deja en calzones menudillos a la de los 50. Para resolverla, se precisa cambiar de modelo; con seguridad, aplicar el escalpelo de varios equivalentes del GTO al tejido necrótico, y contarle a la nación la dura terapia a aplicar. Así se hizo durante la dictadura y en el primer gobierno de la UCD, de la mano de un economista honesto, a pesar de aquella asociación centrista de paniaguados, como era Enrique Fuentes Quintana. Sin embargo, miren ustedes cuánto han cambiado los tiempos, ahora la verdad es sustituida por la demagogia buenrollista del capitán del Titanic y su grumete pirata, el tuerto del Ministro de Economía; la responsabilidad se transmuta en "yo no he sido" y "maricón el último". ¿Cómo hemos llegado a esta anomia colectiva, a mostrar querencia por lo abyecto, sacrificando nuestra propia dignidad y libertad?
En nuestro consuelo, sólo cabe el consejo del clásico, que pone en las lenguas enmudecidas por la desesperanza la perspicaz glosa del poeta romano Juvenal; esperemos juntos el milagro de la República Constitucional: "Ayer eran rufianes de la calle, hoy controlan nuestras vidas, mañana serán los limpiadores de las letrinas públicas."
PEPEFERNÁNDEZ
NOTA DEL EDITOR: Apostilla a este magnífico y lúcido artículo de nuestro brillante redactor, Pepe Fernández.
Franco no fue un dictador —ese concepto hay que reservarlo para personajes como el general Primo de Rivera—, sino un tirano. Un dictador es el que, siempre bajo la égida de la soberanía del Estado, —la Monarquía en el caso de Primo de Rivera— toma el poder Ejecutivo en circunstancias de crisis insostenible, recupera el orden y la estabilidad económica y devuelve al fin ese poder a las instituciones de la Patria. Un tirano se diferencia de un dictador en tres cosas fundamentales: cambia el régimen de legitimidades copando los tres poderes del Estado; ajusticia o asesina a todo lo que se mueva con capacidad para oponérsele algún día; y detenta el poder hasta su muerte, que puede producirse como desenlace de un golpe de estado, como es el caso de un Ceaucescu; o en la cama, tranquilamente, rodeado de los suyos, como es el caso del General Franco.
Franco fue una bestia protegida por la caverna española: la Iglesia maquiavélica y retrógrada, la nobleza, el carlismo, la Falange, el latifundismo y cierta parte de la burguesía, ésa de la enraizada idea de la austeridad castellana de garbanzo, bigotillo y pureza de sangre. Franco fue un general traidor que tomó el poder mediante un pronunciamiento del estilo de los del siglo XIX, asesinó a cuantos pudieron ensombrecer su poder absoluto, produjo medio millón de muertos, un millón de desplazados y estuvo fusilando encarcelados durante años y años; los últimos, en 1975, poco antes de su muerte.
De todos los políticastros basura, sin embargo, el que ha hecho de esta política indecente su emblema orgulloso ha sido el psicópata de R-Zapatero. Para risión del mundo entero, que contempla nuestra caída en el abismo del agujero negro económico, este zoquete, elevado por el Parlamento chusmero a la categoría de Rey de las Saturnales, se ha empeñado durante su mandato en convertir las tradicionales intrigas de palacio de los validos de las cortes en política degenerada, donde lo feo y lo necio sean la estética y la ética del ars bene moriendi. El libro de los muertos con el que se prepara a todo un país a afrontar lo inevitable.
Zapatero en sus correrías parece dispuesto a hacer bueno, por comparación, a la manera de unas vidas paralelas plutarquienses, al propio Franco: La inflación bidigital, el aumento irremediable de la deuda pública por descenso de recaudación y los gastos sociales asociados a la crisis junto al déficit comercial de casi el 15% del PIB, no son nada novedoso; parecido escenario teniamos en la década de los 50. Lo que sí es nuevo es la absoluta inacción y la indigencia mental de este gobierno de toletes sociatas, que entre hacer algo arriesgado y equivocarse; o reflexionar y acertar, prefieren lo peor, no hacer nada.
Ni el dictador, con todo lo cabezota que era, cayó en la complacencia del narciso pajeándose delante de un espejo; tuvo el buen sentido común de poner al frente a, quizá, el más brillante grupo de políticos de nuestra reciente historia. Los más veteranos lectores de Ácratas seguro que los recuerdan, los más jovenes harán bien en quedarse con sus caras y nombres: López Rodó, Mariano Navarro Rubio y Alberto Ullastre. El conocido como IGTO ( I Grupo de Tecnócratas del Opus), el equivalente económico por su calidad a aquel Real Madrid de Puskas y Di Stefano. Este equipo tuvo los cojones de darle un timonazo de deriva a la economía española; el Plan de Estabilización del 59, el que condujo a España, a pesar de su anacrónica dictadura de olor a incienso y sempiternas imágenes blanconegristas, a ser la décima potencia industrial del mundo a finales de los 60, alcanzando el 80% de la renta per cápita de los paises más ricos de Europa empezando los 70, sin subvenciones ni ayudas europeas. Un récord jamás alcanzado, por mucho que berreen los hagiográfos lameculos de esta partitocracia.
Bueno, ahora tenemos una situación económica que deja en calzones menudillos a la de los 50. Para resolverla, se precisa cambiar de modelo; con seguridad, aplicar el escalpelo de varios equivalentes del GTO al tejido necrótico, y contarle a la nación la dura terapia a aplicar. Así se hizo durante la dictadura y en el primer gobierno de la UCD, de la mano de un economista honesto, a pesar de aquella asociación centrista de paniaguados, como era Enrique Fuentes Quintana. Sin embargo, miren ustedes cuánto han cambiado los tiempos, ahora la verdad es sustituida por la demagogia buenrollista del capitán del Titanic y su grumete pirata, el tuerto del Ministro de Economía; la responsabilidad se transmuta en "yo no he sido" y "maricón el último". ¿Cómo hemos llegado a esta anomia colectiva, a mostrar querencia por lo abyecto, sacrificando nuestra propia dignidad y libertad?
En nuestro consuelo, sólo cabe el consejo del clásico, que pone en las lenguas enmudecidas por la desesperanza la perspicaz glosa del poeta romano Juvenal; esperemos juntos el milagro de la República Constitucional: "Ayer eran rufianes de la calle, hoy controlan nuestras vidas, mañana serán los limpiadores de las letrinas públicas."
PEPEFERNÁNDEZ
NOTA DEL EDITOR: Apostilla a este magnífico y lúcido artículo de nuestro brillante redactor, Pepe Fernández.
Franco no fue un dictador —ese concepto hay que reservarlo para personajes como el general Primo de Rivera—, sino un tirano. Un dictador es el que, siempre bajo la égida de la soberanía del Estado, —la Monarquía en el caso de Primo de Rivera— toma el poder Ejecutivo en circunstancias de crisis insostenible, recupera el orden y la estabilidad económica y devuelve al fin ese poder a las instituciones de la Patria. Un tirano se diferencia de un dictador en tres cosas fundamentales: cambia el régimen de legitimidades copando los tres poderes del Estado; ajusticia o asesina a todo lo que se mueva con capacidad para oponérsele algún día; y detenta el poder hasta su muerte, que puede producirse como desenlace de un golpe de estado, como es el caso de un Ceaucescu; o en la cama, tranquilamente, rodeado de los suyos, como es el caso del General Franco.
Franco fue una bestia protegida por la caverna española: la Iglesia maquiavélica y retrógrada, la nobleza, el carlismo, la Falange, el latifundismo y cierta parte de la burguesía, ésa de la enraizada idea de la austeridad castellana de garbanzo, bigotillo y pureza de sangre. Franco fue un general traidor que tomó el poder mediante un pronunciamiento del estilo de los del siglo XIX, asesinó a cuantos pudieron ensombrecer su poder absoluto, produjo medio millón de muertos, un millón de desplazados y estuvo fusilando encarcelados durante años y años; los últimos, en 1975, poco antes de su muerte.
21 COMENTARIOS:
Magnífico artículo y precindible apostilla del editor, que huele a progresía y no ha leído las tesis de los modernos historiadores, como Pío Moa, que dejan claro que el franquismo fue benevolente dictadura blanda y sobre todo muy necesario, imprescindible para acabar con el terror de las hordas rojas soviéticas. Modernícese, editor. ¡Lea más!
Creo que la existencia de dictadores y tiranos, se debe, a que los gobiernos anteriores a ellos, cometen un sinnúmero de excesos, con el pueblo, hasta que este dice basta, y encarama en el poder a personajes que deben acumular el total del poder para poder gobernar el desastre que dejaron los anteriores, que a su vez vuelven a cometer otra vez los mismos excesos, y vuelta a empezar. Creo que la mayoría de las sociedades, no todas, se mueven como un péndulo , pasando del liberalismo absoluto, siguiendo por el libertinaje, y terminando con una dictadura, nuestro continente tiene bastante experiencia en ello. También creo que la mayoría de esos dictadores, en los primeros años se los ve como héroes, porque terminan con los excesos del gobierno que les precedió, hasta que ellos mismos caen en esos excesos.
La dictadura en la antigua roma era una institución de emergencia.
Dictador es un gobernante autoritario, en el sentido de que él decide todas las cuestiones, no hay democracia ni hay pluralismo.
La tiranía viene de grecia antigua, y significa el que alguien se haga del poder por la fuerza, de hecho y se arrogue en sí todo el poder.
La diferencia en su uso moderno es que el dictador es usado para definir a la autoridad ilimitada. El tirano es quien además abusa de su autoridad de forma cruel.
Desde mi pto de vista, tirano es un adjetivo y dictador es un sustantivo.
Durísimo artículo contra la democracia española actual, incompetente, ineficaz, parásita. Su comparación con el franquismo es un insulto feroz, pero merecido. La meritocracia ha muerto a manos de la dedocracia. Mientras las libertades políticas permanezcan secuestradas por los partidos votar es una ilusión. Duro con ellos.
Mess, no puedes pasar el artículo a otra columna para que no quede desplazado como está? al menos un díita más, haga ud el favor, senoritoooooo.
Amigos, lo que se diga de esta pseudodemocracia es poco: something is rotten, y lo que no vemos detrás de las bambilinas. Esta gentuza tiene la dignidad a la altura del coxis.
Don José: (ya ni me atrevo a llamar a V.E., Pepe), me adhiero a su propuesta de "subirlo" y que se visualice más y mejor su artículo. Aunque tenga que cederle mi sitio en otra columna.
Y ahora me voy corriendo a copiar y pegarlo en otros foros de muchos "letores". ¿a que no sale en el de don Pepiño?. Me apuesto mil reales o una arroba de vino.
Porque el editor se mete en todo?. menudo....editor.
Yo os digo una cosa, como los del ZP se enteren de la cantidad de "piropos" que desde esta web les estáis lanzando me parece que os va a caer una somanta de palos. De momento, como la web es de poca repercusión, os están riendo las gracias pero como esto vaya a mayores... ya os veo camino de la cárcel o vendiendo vuestros riñones para salvaros de las demandas judiciales que os van a caer. Que conste que al Zp y demás fauna le tengo el mismo cariño que mostráis vosotros y que aplaudo la existencia de vuestra web.
Tomaos mis palabras como queráis, es una advertencia de amigo.
Dile a tus amos, mamona de mierda petulante, que la manta de palos se la van a dar a ellos los votantes sugestionados cuando dejen de estarlo. Y dejarán de estarlo cuando las tripas les suenen. Corre y dicelo que yo tambien les reire las gracias a ellos. Aquí estoy, agunatando mi vela. Si alguno quiere tirarla que venga a por ella.
Javier Castuera.
Amigo Pepe: tu artículomerece, en efecto, estar bastantes días "en portada". Pero la presión es brutal y tengo a la gente sublevada.
No he leído los diez comentarios hasta hace nada. Tenías tres o cuatro nada más, pero han aumentado como hongos... Cuando he venido a actuar, he tenido que mandar tu propio artículo en inglés (excelente, magnífico manejo del lenguaje) a su sitio,que es la versión inglesa, a Patalete, a otra parte y a Javier lo he tenido fuera de juego ya demasiado. Pero tu artículo queda el segundo y ahí lo mantendré unos cuantos días.
Este acratismo es descojonante, amigo. Y algunos aún se quejan mogollón...
Un abrazo, y no te decorazones por lo sucedido: tus artículos son esperados por este criticado EDITOR como agua de mayo. Y todos deben contribuir y "cortarse un pelo" cuando te lean para evitar "enterrarte" en un pis-pás.
Un abrazo.
Recibo el último artículo de Pepe Fernández en Ácratas y la nota del editor del diario (entiendo que Mess) comentando dicho artículo. En ese comentario Mess distingue la dictadura de la tiranía apelando al carácter excepcional y transitorio de la dictadura frente a la tiranía, que se caracterizaría por "cambiar el régimen de legitimidades copando los tres poderes del Estado; ajusticiar o asesinar a todo lo que se mueva con capacidad para oponérsele algún día; y detentar el poder hasta la muerte (del dictador, se entiende)".
Como este asunto me interesa especialmente, mi intención no es contradecir a Mess pero sí apuntar que esta distinción la desarrolla Carl Schmitt en "La dictadura", donde establece la distinción entre "dictadura comisarial", identificándola con la dictadura como una de las magistraturas del Imperio Romano, que efectivamente tenía carácter transitorio y excepcional y no suponía una alteración permanente del ordenamiento jurídico, y la moderna "dictadura soberana" que en efecto tiende a reunir las características enunciadas por Mess como propias de la tiranía. En efecto, la dictadura de Franco era soberana y no comisarial, al contrario que los dictadores romanos, que estaban comisionados por el verdadero soberano y no ostentaban, propiamente, una soberanía que no les pertenecíaSolo es un apunte tal vez en exceso académico, pero si a Mess le interesa diferenciar la dictadura de la tiranía indudablemente le interesará el Carl Schmitt de "La Dictadura" y su distinción entre dictadura comisarial y dictadura soberana, junto con la distinción entre "officer" y "commisaire" que Schmitt toma de Jean Bodin y "Los seis libros de la República". (De este último, lamentablemente la traducción española en el CEC está "catholicamente enmendada" por Añastro. En cambio tengo entendido que hay una traducción al italiano espléndida, que ha respetado la integridad de la obra. Los que puedan leerlo directamente en francés, pues mucho mejor)
Juan
Me he quedado estupefacto con el comentario del señor Costurera. No le he faltado al respeto, sólo he hecho una observación y la respuesta me parece desmedida. He comentado que con vuestros comentarios sin ninguna contención lingüistíca les estáis abriendo el camino a los del ZP para que os peguen la estocada cuando ellos quieran. Si le llamas al ZP psicópata, ladrón... el tipo lo tendrá fácil a la hora de denunciaros por insultos (aunque sea cierto).
Un saludo a todos, y por supuesto, no volveré a hacer más comentarios. Suerte con la web
Gracias a todos por los comentarios, tanto los favorables como los críticos, esto es lo que da ánimos para seguir en la trinchera y corregir fallos.
Al Anónimo que nos aconseja contención lingüistica, gracias por el feedback y la recomendación, la verdad es que tal y como está la cosa lo de menos serán las caricias que les hagamos a estos policastros. No te preocupes. Te invito a seguir leyendo Ácratas y a que participes, por favor.
Javier Castuera, un pensador excelente y brillante polemista, tiene su vena incendiaria como cada hijo de vecino. En Acratas cada uno es dueno de su parecer y esclavo de su opinión, cada uno se representa sólo asi mismo. Sin mosqueos, hagamos las paces como buenos nenes, y "palante" que está Troya que arde!!
Anonimo, voy a perdonar tu escrito que se presta a doble lectura como los anuncios de los bancos. Pero como vea que te equivocas al escribir o meu nome, zuroche que a fago boa. Asi que ya lo sabes.
El criticado EDITOR no censura, sino que se limita a apostillar (cuando le pasa por lo webs) y a corregir unos cuantos atentados contra la Madre lengua: los que ve a bote pronto, que tampoco tiene tiempo de más.
Todo el mundo sabe que "hijo de puta", por ejemplo, significa muchas cosas, pero no que la madre del apelado se dedique al oficio más bello del mundo. Todo el mundo. No obstante, bueno será que, a la hora de calificar, se diga lo que se quiere decir, que es, en realidad, incompetente o descastado o esclavo del capitalismo financiero, o traidor a los ideales socialistas, o... lo que sea, en vez del eufemismo "hijo de puta".
Esto es una recomendación, que ya aparece en las "Normas de Estilo" que pueden leerse en el texto previo a cualquier comentario, y que reza:
"Ácratas es un diario libre. Aquí no serás censurado de ninguna manera. Pero te rogamos que no vulneres la Ley con tus comentarios. Si no conoces la Ley, sé prudente. No te extralimites. Sabe que cualquier comentario deja un rastro informático suficiente como para que puedas ser localizado. Gracias."
Pero, no obstante, una cosa es recomendar y otra censurar. Si alguien desea expresar su opinión libre y utilizar el español o castellano con eufemismos, pues muy bien. El "hijo de puta" del EDITOR (o sea: yo) no lo va a corregir por ello.
Salud.
Finalment una veritat a Àcrates, que l'editor és un fill de puta! I aquesta vegada no és cap eufemisme.
¡Hombre, RoigTotal, usted por aquí de nuevo! ¿Nos tiene bajo vigilancia el PSC? ¡Qué suerte ser tanimportantes! Claro, como en Catalunya no hay libre opinión, todos los diarios subvencionaditos comoestán... ¿Y si propone usted a su partido que nos subvencionen también a nosotros a cambio de crítica constructiva?
Saludos a su mamá de parte de la mía... ¡JUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUA...!
No creo que haya denuncias contra Ácratas, sino silenciamiento, censura, expulsiones de hostings, cosas así. Sería para los denunciantes tremendo dar cancha a los denunciados para demostrar que dicen la verdad; que, en efecto, en España no existe la Democracia; o que los criticados son unos incompetentes, o unos embusteros, o que han sido designados por el dedo de un tirano, o que mienten en sus datos económicos, por ejemplo. ¿Y la publicidad? ¿Os van a hacer famosos por la cara, en vez de silenciaros por otros medios? No lo creo... Aunque el ejemplo de Bono reprimiendo al ex-cautivo con una tricolor en la mano es espeluznante, en efecto, sólo es posible porque Bono es un católico practicante y, por lo tanto, un maximalista excluyente, un censor de conciencias. Hubiera sido el peor Presidente posible. Menos mal que se lo cargaron los catalanes y designaron a Zapatero...
La característica principal de la tiranía es el despotismo. Sobre las dictaduras se ironiza. A algunas se las llama dictablandas, ironía muy común empleada para con los gobiernos que sólo son autoritarios. En cambio no existen ironías para las tiranías. Las tiranías han sido siempre de terror.
Entre las dos guerras mundiales (una tragedia partida en dos actos) apareció en Europa un rosario de dictaduras, simples gobiernos autoritarios.
Así ocurrió con: Hungría, 1920; España, 1923; Portugal, 1926); Polonia, 1926; Lituania, 1926; Yugoslavia, 1929; Letonia, 1934; Estonia, 1934; Bulgaria, 1935; Grecia, 1936 y Rumania,1938.
Pero en Rusia,1917, Italia, 1922, Alemania, 1933 y España, 1939, apareció el totalitarismo, con ideologías diferentes y un similar despotismo. En ellas aparece, además, la figura del tirano: Stalin, Mosolini, Hitler y Franco.
Es verdad, "Franco Tenía la Pilila muy Corta". Gracias por la exhaustiva relación de dictaduras y tiranías europeas recientes...
Pero la tiranía, querido amigo, también puede ser colectiva, como la dictadura. ¿A que se cuerda usted de las juntas militares de Argentina y Chile, por ejemplo? Claro que siempre hay arriba un líder "tiranus máximus", Videla y Pinochet... pero se trata de un despotismo colectivo.
Bueno, pues lo que tenemos en España ahora mismo podría tener cierto parecido con eso. Hay un poder arriba, el financiero, y dos partidos que toman alternativamente el segundo nivel del poder: ejecutivo, legislativo y judicial, todos en uno, apoyados por el cuarto, los media. Esos partidos se alternan en el poder, según les vote la gente, pero jamás les conceden la libertad política ni permiten que existan partidos que cambien el sistema de juego.
¿Qué le parece?
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