Durao Barroso asegura que el NO de Irlanda al inextricable Tratado de Lisboa no paralizará la ratificación de éste; que se seguirá trabajando con los distintos países. La pregunta es para qué. Con un NO, basta; a menos que el Tratado de Lisboa sea como la moneda: que la adopta el que quiere, sin dejar de estar integrado en Europa (Reino Unido, Suecia y Dinamarca, por ejemplo). Pero no es así: el Tratado es vinculante y debe ser adoptado por unanimidad de todos sus miembros.
Europa y sus diversos gobiernos asociados buscan soluciones. ¿La peor? La propuesta de que no se consulte por referéndum a los países. Total, como decían los del Río, a propósito de la defenestrada Constitución Europea: “Nosotros ¿por qué vamos a decir no, si no nos la hemos leído? Los políticos saben más de estas cosas que nosotros, y habrá que ponerse de acuerdo con la mayoría y con los que sepan más, con los que hayan leído”. Lo contrario que los irlandeses, que dicen que, como no se han leído el Tratado de Lisboa, o lo han hecho y no lo entienden, votan que NO y se quedan como están. Igual que tampoco firman créditos hipotecarios con cláusulas que no comprenden. Los del Río, y el resto de los españoles, sí que firman jeroglíficos, aunque signifiquen luego su ruina. ¿A que sí?
El problema es que Europa pide cuentas ahora al Primer Ministro, Brian Cowen. Pero éste, como resultado de la consulta, tiene el específico mandato electoral de volver a Bruselas y parar en seco el proceso de ratificación del texto comunitario, a pesar de que 18 países miembros ya lo han aceptado “por vía parlamentaria”; es decir: sin consultar a sus ciudadanías respectivas.
Y ahí viene lo más grave. Europa exigirá que Irlanda ratifique el Tratado por vía parlamentaria. De hecho, hasta los periodistas españoles, corifeos del Poder —lame almorranas por un sueldo—, ya lo andan deponiendo en los medios. Y dicen —¡Qué sorpresa!— lo mismo que los del Río. En definitiva, que los europeos deben hacer lo que les dicen los que entienden. O sea, los políticos. Se refieren a esos mismos que aprueban directivas como la de la jornada semanal de 60 horas... Los que entienden. Los que saben. Los electos por el pueblo. Los que blindan los intereses de la Banca Global y lo han tenido que demostrar cien veces, antes de arañar un puesto en las listas de los partidos.
Europa y sus diversos gobiernos asociados buscan soluciones. ¿La peor? La propuesta de que no se consulte por referéndum a los países. Total, como decían los del Río, a propósito de la defenestrada Constitución Europea: “Nosotros ¿por qué vamos a decir no, si no nos la hemos leído? Los políticos saben más de estas cosas que nosotros, y habrá que ponerse de acuerdo con la mayoría y con los que sepan más, con los que hayan leído”. Lo contrario que los irlandeses, que dicen que, como no se han leído el Tratado de Lisboa, o lo han hecho y no lo entienden, votan que NO y se quedan como están. Igual que tampoco firman créditos hipotecarios con cláusulas que no comprenden. Los del Río, y el resto de los españoles, sí que firman jeroglíficos, aunque signifiquen luego su ruina. ¿A que sí?
El problema es que Europa pide cuentas ahora al Primer Ministro, Brian Cowen. Pero éste, como resultado de la consulta, tiene el específico mandato electoral de volver a Bruselas y parar en seco el proceso de ratificación del texto comunitario, a pesar de que 18 países miembros ya lo han aceptado “por vía parlamentaria”; es decir: sin consultar a sus ciudadanías respectivas.
Y ahí viene lo más grave. Europa exigirá que Irlanda ratifique el Tratado por vía parlamentaria. De hecho, hasta los periodistas españoles, corifeos del Poder —lame almorranas por un sueldo—, ya lo andan deponiendo en los medios. Y dicen —¡Qué sorpresa!— lo mismo que los del Río. En definitiva, que los europeos deben hacer lo que les dicen los que entienden. O sea, los políticos. Se refieren a esos mismos que aprueban directivas como la de la jornada semanal de 60 horas... Los que entienden. Los que saben. Los electos por el pueblo. Los que blindan los intereses de la Banca Global y lo han tenido que demostrar cien veces, antes de arañar un puesto en las listas de los partidos.
1 COMENTARIOS:
Pues claro que sí, Mess. ¿Como van unos pocos cientos de miles de irlandeses a impedir a los demás "Gobiernos democráticos" de la Europa democrática con 540.000.000 de ciudadanos, que prosiga la "Construcción" de Europa?
Así es que si los "joíos" irlandeses, auténticos maketo-charnegos, que apenas si saben leer y desde luego no leen el democrático texto, votan "no" es porque no saben. Ni siquiera saben que no saben nada porque para eso deberían saber mucho.
Así, lo lógico y razonable, es que los que sí saben, (como los gobiernos de esos otros 18 y nuestros ilustres representantes en el Parlamento europeo, ¿que malvado dijo que era un cementerio de elefantes?), "Salven" a Europa, ignorando el referéndum irlandés. ¡Pues que se han creído esos "joíos innorantes"! ¡Santiago y Santa Juana, y cierra Europa!
¡Viva Europa y su libre mercado de capitales y esclavos!
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