Se rumorea que las inteligencias preclaras del PSOE de Ferraz estudian proponer en su programa electoral una segunda vuelta para la elección del Presidente del Gobierno por sufragio de todos los españoles. Esa segunda vuelta se produciría el siguiente domingo tras las Elecciones Legislativas entre los candidatos de las dos formaciones más votadas en los comicios al Congreso y al Senado.
En una reunión de urgencia, han analizado la posibilidad de incorporarlo al programa electoral del 9-M, aunque ello pueda costarles algún conflicto con sus actuales socios de coalición en gobiernos autonómicos, comunistas e independentistas, que se quedarían con esta medida sin posibilidades de pactar cargos y competencias a cambio de su voto en la investidura del Presidente en el Congreso. Pero la elección directa del Presidente por todos los españoles no admite crítica, ningún partido puede negar ese derecho a los ciudadanos, por más que ello vaya contra sus intereses particulares.
La causa de tanta urgencia y secretismo es que hasta Ferraz han llegado rumores bien fundamentados de que el Partido Popular viene estudiando también esta medida a petición de miles de sus militantes para poner coto a los independentismos de catalanes y vascos de una forma realmente democrática. En efecto, han comprendido que el hecho de necesitar el apoyo en el Congreso para la investidura, hace que el Presidente conceda competencias excesivas a los nacionalistas, que estos utilizan luego contra el Estado Español. Y que lo mejor y lo más democrático es poner esa importantísima decisión en manos del Pueblo Soberano.
Ya ha trascendido a todos los medios la propuesta previa del PP de que, simplemente, el partido más votado se alce con la Presidencia de forma automática. Pero esa medida induce al bipartidismo en las cámaras legislativas. En efecto, sabiendo que se trata de unas verdaderas Presidenciales, el votante se ve compelido a votar al partido que prefiera de entre los dos únicos que tienen opciones de gobernar, arruinando la representación en el Legislativo de los partidos minoritarios. En cambio, el procedimiento de doble vuelta permite separar el voto: en primera vuelta, al partido preferido para legislar; y en segunda, al presidente más adecuado de entre los dos con opciones.
Algunos, aún más listos, proponen, tanto en Ferraz como en Génova, que se reúna una comisión secreta de los dos partidos mayoritarios para pactar el que ninguno de ellos lleve en su programa ningún cambio constitucional para la elección del Presidente, porque sería una medida que independizaría de verdad los poderes Ejecutivo y Legislativo, y ello traería una excesiva transparencia a la política nacional. Sin embargo, la propuesta ya ha llegado a la ciudadanía, que mira expectante hacia las sedes de ambos partidos mayoritarios.
Madrid, 6 de febrero de 2028 (O sea: ficción...)
En una reunión de urgencia, han analizado la posibilidad de incorporarlo al programa electoral del 9-M, aunque ello pueda costarles algún conflicto con sus actuales socios de coalición en gobiernos autonómicos, comunistas e independentistas, que se quedarían con esta medida sin posibilidades de pactar cargos y competencias a cambio de su voto en la investidura del Presidente en el Congreso. Pero la elección directa del Presidente por todos los españoles no admite crítica, ningún partido puede negar ese derecho a los ciudadanos, por más que ello vaya contra sus intereses particulares.
La causa de tanta urgencia y secretismo es que hasta Ferraz han llegado rumores bien fundamentados de que el Partido Popular viene estudiando también esta medida a petición de miles de sus militantes para poner coto a los independentismos de catalanes y vascos de una forma realmente democrática. En efecto, han comprendido que el hecho de necesitar el apoyo en el Congreso para la investidura, hace que el Presidente conceda competencias excesivas a los nacionalistas, que estos utilizan luego contra el Estado Español. Y que lo mejor y lo más democrático es poner esa importantísima decisión en manos del Pueblo Soberano.
Ya ha trascendido a todos los medios la propuesta previa del PP de que, simplemente, el partido más votado se alce con la Presidencia de forma automática. Pero esa medida induce al bipartidismo en las cámaras legislativas. En efecto, sabiendo que se trata de unas verdaderas Presidenciales, el votante se ve compelido a votar al partido que prefiera de entre los dos únicos que tienen opciones de gobernar, arruinando la representación en el Legislativo de los partidos minoritarios. En cambio, el procedimiento de doble vuelta permite separar el voto: en primera vuelta, al partido preferido para legislar; y en segunda, al presidente más adecuado de entre los dos con opciones.
Algunos, aún más listos, proponen, tanto en Ferraz como en Génova, que se reúna una comisión secreta de los dos partidos mayoritarios para pactar el que ninguno de ellos lleve en su programa ningún cambio constitucional para la elección del Presidente, porque sería una medida que independizaría de verdad los poderes Ejecutivo y Legislativo, y ello traería una excesiva transparencia a la política nacional. Sin embargo, la propuesta ya ha llegado a la ciudadanía, que mira expectante hacia las sedes de ambos partidos mayoritarios.
Madrid, 6 de febrero de 2028 (O sea: ficción...)
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