Mostrando entradas con la etiqueta AGTF. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta AGTF. Mostrar todas las entradas

Hasta siempre, Antonio




Antonio García Trevijano Forte ha muerto hoy a los 90 años. España ha perdido un gran pensador y un hombre insobornable divulgando el ideal de la Democracia Formal. Perseguido por su pensamiento, fue preso político durante la Transición a instancias del PSOE y el PCE, que impidieron que la Junta Democrática rupturista, por él creada, impusiera sus ideas en la Platajunta.

La CIA norteamericana lo apodó en clave Maverick, inconformista, disidente, y consideraba que era la única oposición verdadera al Régimen transformista del falangista Suárez.

Los únicos demócratas que hay hoy en día en España se formaron a su alrededor. Los que tuvimos la suerte de conocerlo sabemos la intensa huella que dejó en nosotros.

La Decencia está de luto hoy en España. Por eso no se hace notar en los medios ni se mencionará en los partidos.

Hoy descansan en paz el Rey Felón (padre), los falangistas Felipe González (el Mr.X de los GAL, jefe de los asesinos del terrorismo de estado) y Juan Luis Cebrián, prócer del polanquismo de Prisa; los comunistas del PCE que se vendieron a la partitocracia (traicionando a su vez a sus compañeros de lucha clandestina), y todos los partidos nacionalistas, sin excepción.

El consejo que, ante la crisis catalana, osó dar al Rey (casi un tirón de orejas, lo conoce de toda la vida, desde su bautizo) de ponerse al frente de los españoles ante la sedición, fue sui-generis seguido por Felipa VI, quien conectó en un solo discurso con una gran masa de españoles. Hoy día, el régimen partitócrata vive atenazado entre la Jefatura del Estado y la Nación Española, aunque las mandíbulas no aprietan lo suficiente como para obligarlo a derivar hacia la Democracia Formal, pues el pueblo no sabe lo que es).

Desde acratas.net, de Trevijano no diremos eso de "descanse en paz", porque estamos convencidos que Antonio no dejará de servir a España ni muerto. Sus ideales seguirán vivos mientras quedemos vivos los que lo hemos tratado. Y sus libros, síntesis perfectas de los problemas de la nación y su única solución, seguirán iluminando las mentes de muchos lectores.

Hasta siempre, viejo profesor.


MESS




Lo que se vota


Considero a la abstención como el modo coherente de vivir en la realidad política, la manera útil de estar presente en la ciudad, la forma digna de participar, críticamente, en la oposición a lo público, cuando los gobernados, por la condición antidemocrática del Régimen que los gobierna y domina, no pueden intervenir en la cuestión decisiva de la libertad: la formación del Poder. La naturaleza y el alcance del poder político están decididos de antemano en el Estado de partidos. El control administrativo de lo público pertenece en exclusiva al consenso oligárquico de los partidos. Y el dominio privado de lo público, al consenso de la oligarquía financiera y mediática de la comunicación. La disputa por la hegemonía entre ellos no tiene la trascendencia de una verdadera acción política, no es una contienda civilizada sobre el modo de gobernarse a sí misma la sociedad civil. Aunque se llamen legislativas, si las juzgamos por su función y sentido, las elecciones son administrativas. La política se disuelve en «las» políticas, en las medidas o providencias que se ofrecen al criterio administrativo. Las elecciones para designar a los jefes administrativos del Estado, pues de eso se trata con el sistema de listas de partido, son un asunto burocrático. De ellas resulta que gobierna, legisla, juzga y administra... la administración.

Los ciudadanos acuden gozosos a las urnas porque, en ellas, se hacen funcionarios por un día. El sueño de las clases medias. Se integran en la máquina administrativa del Estado, se olvidan de sí mismos y de la sociedad. Y eligen pirámides de burócratas de partido, con un jefe absoluto en la cúspide, que aspiran a estar detrás de la ventanilla en todas las manifestaciones externas del Estado, incluida la judicial. Mientras que los resortes del poder interno del Estado, los que otorgan privilegios y concesiones al gran capital, ni se rozan en las elecciones ni en los programas de los partidos gobernantes. No hay izquierda o derecha que osen oponerse, desde el Gobierno y en defensa de la libertad, a las grandes concentraciones de poder financiero y mediático. El dato es suficiente para deducir que la corrupción es inseparable del Estado de Partidos y que la naturaleza del Régimen es la propia de una oligarquía. Pero la democracia institucional es posible. Basta con cambiar el sistema electoral y separar los poderes del Estado. Basta con dar a los ciudadanos el derecho de elegir a sus representantes de distrito y el de nombrar o deponer directamente a sus gobiernos. Basta con prohibir el escandaloso cinismo de que hombres o mujeres de un mismo partido, y de una misma elección, sean a la vez legisladores, gobernantes, jueces, administradores, consejeros jurídicos y auditores del Estado. Dictadura plural.

Los electores votan pero no eligen. Refrendar una de las listas de partido no es elegir. Los integrantes de lista no son elegidos por los votantes, sino por los jefes de partido. No representan, pues, a los electores ni a la sociedad civil. El Régimen político resultante tampoco. La distribución de cuotas electorales entre partidos sólo puede representar a la sociedad política costeada con fondos públicos, es decir, a la sociedad estatal. No se vota a diputados de los electores, del pueblo o la sociedad, sino a puros delegados de los partidos estatales. Esta realidad formal, que todos pueden ver sin emplear apenas la inteligencia, se tapa torpemente con impúdicos velos de propaganda democrática. Todos, gobernantes y gobernados, apuntalan la colosal mentira de llamar legislativas a estas burocráticas elecciones administrativas para cubrir puestos de relieve en el Estado; de llamar representantes del pueblo a simples delegados de partidos; de llamar separación de poderes a la simple separación de funciones públicas entre personas de una misma obediencia de partido; de llamar democracia representativa a esta degenerada oligarquía estatal.

ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO FORTE
(Diario de la República Constitucional)

Últimos artículos

CONVOCAMOS A LA ACCIÓN REPUBLICANA

En el Movimiento Ciudadano hacia la República Constitucional (MCRC), creemos que el tiempo para criticar nuestro régimen político partitocrático ya no hace más que reincidir sobre lo sabido. Se palpa en amplias capas de la sociedad civil la disconformidad y el descontento con nuestra clase política; y más importante aún, con el sistema y mecanismos que los mantiene blindados en sus poltronas desde la Transición.

CORRUPCIÓN CONSTITUTIVA

La gravedad de lo que acontece en el PP no puede ser percibida por sus dirigentes, mientras no lleguen a comprender, cosa imposible sin libertad de pensar, que son ellos mismos quienes reproducen y regeneran, junto a los demás partidos estatales, la causa primigenia de la corrupción, en tanto que factor de poder político y de gobierno. El caso Gürtel no es distinto de

INSIGNIFICANCIA ELECTORAL

Más que a lo pequeño, lo insignificante denota a todo aquello que carece de sentido propio, a lo que no alcanza a tener significado por si mismo, y que podría no existir sin que el resto del mundo donde se manifiesta notara su falta. Un átomo es significante de la composición de la materia física. Pero muchos fenómenos de gran magnitud social son insignificantes

CRISIS Y PANDEMIA

Sobre un nivel máximo de 6 grados, la crisis económica y la alerta de pandemia gripal se sitúan a la par en el 5. Qué oportuna coincidencia. Es preferible empobrecerse que morir, aunque el pánico a verse arruinado o sin prestigio social empuje al

14 DE ABRIL

No todas las celebraciones de aniversarios de los grandes acontecimientos históricos en cada país tienen la misma motivación ni la misma finalidad. Unas son festivamente orgullosas, como las del 4 de julio en los EE.UU. y 14 de julio en Francia, porque son fechas simbólicas de la conquista de la libertad colectiva, contra el absolutismo monárquico. Otras son tristemente nostálgicas, como la del 14 de Abril de 1931 en España, porque recuerdan la promesa de lo que pudo ser y no fue, sin haber dejado rastro institucional de aquella esperanza de liberación. Es normal que tantos años de dictadura y de Monarquía de Partidos, tanta propaganda oficial contra la verdad de lo que significó el día de aurora de la libertad para los españoles, y en medio de una pobre cultura que solo admira el éxito de lo actual, hayan terminado por unir el recuerdo de la República con el

CHULERÍA ZAPATERO-BOTÍN

La Transacción hizo de la jactancia norma de conducta de los poderosos. Era previsible. Para Aristóteles, son jactanciosos “los que se atribuyen más cosas de las que poseen o fingen saber lo que no saben”. La jurisprudencia romana añadió el alarde de títulos de legitimidad que no se tienen. Nuestro Diccionario reduce la jactancia a una de sus connotaciones, la alabanza presuntuosa de si mismo. Silencia su característica esencial. Que no es la presunción ni la vanagloria, sino el alarde de poder derivado de una ficción de fuerza. El lenguaje popular, más acertado que el académico, identifica

CRISIS

Las palabras que más se usan en el lenguaje público suelen designar los conceptos peor conocidos. Algunas de ellas no tienen otro propósito que el de propagar algo que se valora mucho, dándolo por existente para que no se note su absoluta falta en la realidad y no se desee adquirirlo. Sucede con la voz democracia. En ningún otro sitio se emplea tanto como en España. El abuso la extiende a todos los ámbitos sociales, fuera de su único campo de aplicación legítima a una determinada forma de gobierno, definida por la

PÉNDULO VASCO

Carlos V arreglaba péndulos en Yuste: “impuse un mismo molde a la razón y la conciencia de millones y no sé acordar dos péndulos”. La anécdota nos permite imaginar el desacuerdo que causó la Revolución francesa entre el péndulo del Estado y el péndulo de la sociedad. Toda la filosofía política, desde Hegel, ha tratado de acordar los movimientos de vaivén de ambos. El liberalismo mantiene el desacuerdo. La dictadura lo resuelve paralizando el péndulo social. El sueño anarquista, suprimiendo el péndulo estatal. El marxismo teórico, dándoles un mismo impulso con la conciencia de clase mayoritaria. La partitocracia, amarrando las dos

LA CORRECTA ADMINISTRACIÓN DEL PODER

La correcta administración del Poder es la más delicada y compleja acción de un Gobierno. Es más espinosa, si el origen de dicho Gobierno es espurio y no es consecuencia de la decisión de una amplia mayoría de la población gobernada. Pero es imposible, si además el ejercicio del Poder es partidista, sectario y malversa el interés colectivo de dicha mayoría.

Sumar partido estatal con nacionalistas y apoyos coyunturales de “pesebristas” es traicionar, obviamente, el deseo y la voluntad del voto. Tal consenso no es más que para alcanzar el Poder e instalados en él, olvidan su ideología, se excusan en la “gobernabilidad" y se sirven en su provecho.

Por otra parte, la señal más evidente del mal Gobierno es su continua y permanente

DEMOCRACIA ORGÁNICA

1. LAS ORGÁNICAS CAUSAS DE LA FALTA DE DEMOCRACIA

Los partidos españoles son hijos del franquismo y herederos de su “democracia orgánica”, jerárquica y disciplinada —del mismo modo, los sindicatos heredaron la verticalidad del Nacionalsindicalismo—. Los partidos practican esa seudo-democracia orgánica en su vida interna, y la proyectan en sus relaciones con los demás partidos para el reparto del poder. Por tanto, los partidos ni siquiera acatan la Constitución que les exige ser internamente democráticos.

PARLAMENTO TOTALITARIO

Dictadura y totalitarismo no expresan un mismo tipo de dominación de la Sociedad por el Estado. La dictadura, personal o de partido único, se define por el monopolio del poder estatal y, en consecuencia, por la prohibición de la política, en tanto que competición abierta entre fracciones de la sociedad para la conquista y conservación del poder en el Estado. El totalitarismo no se limita a suprimir, como la dictadura, la libertad de acción política. Borra, además, las fronteras entre lo privado y lo público. La dictadura de Franco no fue totalitaria. Respetó lo esencial del derecho civil: familia, propiedad y contratación, salvo en la esfera laboral.

El Estado de Partidos creó un nuevo tipo de dominación, un oligopolio del poder estatal entre varios partidos, financiados por el Estado y convertidos en órganos del mismo. Además de mantener la imposibilidad de controlar al gobierno, como en la dictadura, este Régimen oligárquico dio paso libre al poder totalitario del ejecutivo sobre la sociedad, mediante la sindicación estatal de las organizaciones obreras, la jefatura de jueces, Magistrados y un tribunal superior (TC), y la soberanía de un Parlamento inferior que ignora los límites del parlamentarismo. Según los postulados básicos de la ciencia política, este Régimen es una oligarquía totalitaria, por turnos de partido. La pirámide totalitaria la componen: el partido estatal gobernante, su parlamento, su TC, sus magistrados, su televisión, los sindicatos estatales, los partidos estatales de oposición formal y los partidos estatales autonómicos. La sujeta, un Rey acomodaticio. La sostiene, la mentira de la sociedad mediática, incluida la docente, de que esto es la democracia. La financia, la especulación de la burbuja financiera. La alimenta, el mundo profesional metido en la burbuja inmobiliaria. La legitima, la masa de votantes que ratifican listas de partido sin elegir a sus representantes.

Para quien dude del rigor científico y realista de este análisis no hay que recordar los parlamentos autonómicos que, en España, inventan naciones. Bastarán los ejemplos actuales de totalitarismo parlamentario. Sin que ningún partido se oponga, el PSOE pretende que rindan cuentas en el Congreso: 1. El Presidente del CGPJ, sobre el caso Tirado. 2. El Presidente de Iberia, sobre el caos de Barajas. 3. Las cinco Asociaciones judiciales, sobre su amenaza de huelga. 4. Seis Presidentes de Bancos y Cajas de Ahorro, sobre su retraso en el flujo de liquidez a la economía. Es decir, todo lo público y lo más potente de lo privado en el puño de un partido.

ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO FORTE
Diario de la República Constitucional

JUECES SERVILES

El suave movimiento de protesta corporativa de los jueces, con amenaza de huelga general, está lastrado por el temor de que sus justificadas peticiones al Gobierno, para lograr una mayor eficiencia técnica de la función judicial, no sean bien acogidas, y ni siquiera comprendidas, por la sociedad civil. Ese temor está fundado en causas reales. En primer lugar, no existe una opinión pública distinta de la fabricada por el gobierno y los medios de mayor influencia. Y esta sedicente opinión pública es adversa a toda forma de rebelión judicial. En segundo lugar, el motivo subjetivo que desencadenó la reacción corporativa, la defensa del juez Tirado, extraña a la conciencia moral objetiva y tiñe al movimiento judicial de oportunista corporativismo. En tercer lugar, aunque su sueldo no corresponda a la dignidad ni a la trascendencia de su función, la judicatura forma parte de la élite social, de la clase dominante y, en esta Monarquía de Partidos, sean o no conscientes de ello los jueces, también de la clase gobernante. La única diferencia con los partidos es que no pertenecen a la clase reinante. Y la sociedad, ajena a estas disputas internas entre elementos estatales, mira la protesta judicial con la indiferencia o el malestar que la causaría la de cualquier otro sector de la administración pública. En cuarto lugar, y esto es lo decisivo, lo único que la sociedad civil apoyaría con entusiasmo seria un movimiento judicial por la independencia de su función, contra la sistemática injerencia del poder ejecutivo. La última, el uso de la escandalosa doctrina Botín, para impedir que se juzguen conductas ilegales de oligarcas de partidos vascos. Y esta reivindicación no figura en la lista de peticiones judiciales.

Resultaría evidente para todos que una reivindicación corporativa de la independencia judicial ya no sería vista, por nadie, como una rebelión de jueces serviles, para mejorar las condiciones materiales de su trabajo, y eliminar por completo el criterio de la productividad, incompatible con todos los procesos mentales que requieren excelencia para poder averiguar la verdad fáctica, reflexionar sobre las normas y juzgar la pertinencia de su aplicación a situaciones concretas. Esa reivindicación cualitativa, requisito sine qua non de la dignidad judicial, entrañaría el comienzo de una revolución política por la separación de poderes estatales, que arrastraría consigo a toda la parte sana y laocrática de la sociedad, hasta conseguir la transformación pacífica de la oligarquía de este Régimen partidocrático en verdadera democracia, con garantía institucional de la libertad política.

ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO FORTE
Diario de la República Constitucional

INTERVENCIÓN DEL REY

Por vez primera en esta Monarquía de Partidos, un canal de televisión, el de Intereconomía, ha tenido la honradez informativa y la valentía política de invitar, y dejar oír sin censura, la inequívoca y potente voz de la República Constitucional, en tres de los cinco participantes en una interesante tertulia sobre la Transición. Los otros dos, Fernando Suárez (ex vicepresidente del Gobierno) y el periodista-historiador Jesús Palacios, manifestaron que compartían sin reservas el diagnóstico de los repúblicos De Diego, Peralta y Trevijano, de la imposibilidad institucional de controlar la acción de gobierno, dado que los diputados de esta Monarquía partidista no representan a los electores ni a la sociedad civil, y además no hay separación de poderes en el Estado. Los cinco participantes estuvieron de acuerdo en afirmar que este Estado de Partidos no es una democracia, ni se parece a ella.

El único punto de fricción se produjo cuando García-Trevijano dijo que Sabino Fernández Campos, jefe de la Casa Real cuando se produjo el golpe de 23-F, le felicitó por haber sido el único que tuvo el valor de denunciar, en un artículo publicado entonces en EL MUNDO, la directa intervención del Rey en el golpe de Estado. El Sr. Suárez manifestó que no daba crédito a esa información. García-Trevijano lo remitió al télex de Juan Carlos a Milán del Bosch (“después de nuestra última conversación ya no puedo dar marcha atrás”) y a la información que le dio el propio Sabino sobre la cancelación de la audiencia a Don Alfonso de Borbón, para que en su lugar recibiera al general Armada, que se presentó de improviso en la Zarzuela, abandonando su puesto de mando en Jaca sin autorización, por la inminencia del golpe militar concertado con el Rey. Los que siguen negando esta felonía han sido ridiculizados por la propia Reina, quien acaba de declarar a Pilar Urbano que Juan Carlos engañó a los generales golpistas haciéndoles creer que estaba de acuerdo con ellos. El que no sepa interpretar estas palabras no pertenece al género racional de los animales.

El lema polaco de que el Rey reina pero no gobierna sólo ha sido válido en la monarquía británica. Ni siquiera se cumplió en la instauración orleanista donde Thiers repitió la falsa leyenda. Y mucho menos en esta Monarquía juancarlista donde es constante la intervención del Rey, no sólo en los asuntos económicos domésticos (Mario Conde, Javier de la Rosa, los Albertos, etc.), sino en las grandes operaciones empresariales de carácter internacional. Así lo confirma el comunicado de la Casa Real, a propósito de la posible compra del paquete decisorio en Repsol por la empresa rusa Lukoil, cuando dice que el Rey abrió las puertas de Moscú para que las empresas españolas se aprovechen de esa apertura. O sea, de la entrada de capital ruso para dominio del buque insignia del sector energético español.

ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO FORTE
Diario de la República Constitucional

SINDICATOS ESTATALES

Para su reunión en el G-20, el Sr. Zapatero ha recibido consejos de los principales actores en el sector bancario y sindical. Otro día se comentará el hecho insólito de que los propios banqueros le pidan que defienda un aumento de regulación, vigilancia y control de la banca privada por el FMI. La contradicción entre lo que se dice y se hace, aún es más patente en unos sindicatos que, sin conocer su propia naturaleza estatal, ni el objetivo de la reunión en Washington, insisten en la deseable restauración de la economía productiva, con preponderancia sobre la financiera. Si fueran sinceros y coherentes, lo primero que deberían hacer, al servicio de la producción, seria abandonar el Estado, dejar de ser corporaciones burocráticas y entrar en la sociedad civil, que es el único terreno donde estarían legitimados, en tanto que representantes de los trabajadores afiliados.

La visita a Zapatero de los jefes sindicales ha coincidido con una encuesta de NC Report, para el diario La Razón, según la cual: sólo el 14,8 por ciento de los trabajadores está afiliado a los sindicatos; un 61,7 de los trabajadores nunca se afiliaron a ellos; un 51,2 quiere que sólo se financien con cuotas de sus afiliados; un 69,7 rechaza que la empresa pague todo o parte de la remuneración al liberado; y un 54,4 opina que los sindicatos han perdido influencia en la sociedad. En cuanto a la valoración personal de los jefes sindicales, ninguno alcanza el aprobado. Pese a ello, la opinión mayoritaria desea la fusión de los gemelos estatales UGT y CCOO.

Sin control externo alguno, 800 millones de euros anuales son manejados por la burocracia sindical, pues aunque la ley obliga a realizar una auditoria privada, cuando la subvención estatal supera 600 mil euros, sin embargo, no es habitual que el Tribunal de Cuentas solicite la presentación de esas auditorias, según declara Don Andrés Gómez, responsable en CCOO de “Administraciones, Finanzas y Servicios”. Aparte de la contribución directa del Estado a los presupuestos sindicales, y del pago por la empresa a los liberados, las “subvenciones finalistas”, concedidas por instituciones públicas, superan con creces la suma de las cuotas de los afiliados. Sólo por este concepto CCOO y UGT reciben 400 millones de euros anuales. El imperio sindical se incrementa, además, con los sustanciosos y legítimos beneficios de sus cooperativas de vivienda, y con su participación en los Planes de Pensiones de grandes empresas.

ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO
La República Constitucional

"Sin participar los sindicatos y la cultura, no estatales, en la formación de la hegemonía en la sociedad civil, todo gobierno es dictadura del capital."

ALEGRES CON OBAMA

Mover a muchos no es conmover. Todo es movido en la naturaleza y muy poco de lo humano conmueve a la humanidad. La lucha por el poder moviliza a los animales sociales. Lo extraño en la acción política no es el movimiento masivo que puede desencadenar un individuo sobresaliente en el magma del hombre-masa, eso es normativo en los Estados de partidos. Tampoco lo es el entusiasmo que comunique a los partidarios o seguidores de sus propósitos, eso corresponde al carisma de los líderes demagógicos. Lo que produce extrañeza, el fenómeno social nunca visto en la historia, lo nuevo que reclama ser comprendido antes de explicado, ha sido que una voz selecta, un verbo anclado en la belleza de la eterna verdad moral, no solo ha podido mover en su país a un gentío de votantes, a favor o en contra, sino que el trueno resonante de su rayo victorioso haya conmovido, en dionisíaca catarsis universal, hasta las estrellas del firmamento.

Están con Obama quienes percibieron al instante de oírlo, sin necesidad de reflexionar, que en la intima ingenuidad de sus corazones, oprimidos por la desesperanza ante los falsos, cínicos y continuados pretextos de todos los gobiernos del mundo, latía el mismo discurso de la esperanza, al compás de la letra inspirada y el ritmo musical del alma que escuchaban. Están con Obama quienes, por encima del sentimiento instantáneo de simpatía, captaron la inteligencia de su acción pública, tendente a la sustitución de un régimen de poder por un sistema de gobierno, recuperando la sabiduría de las instituciones que fundaron la democracia representativa. Están con Obama quienes, por encima de sentimientos y capacidades intelectuales, se dieron cuenta en el acto de que el triunfo de sus valores éticos, evidentes por sí mismos, no dependía más que de la perseverante determinación de asociar, en su valiente propuesta, a jóvenes y discriminados que, en las puertas del infierno político, cambiaban ya el dantesco letrero medieval por el renacentista “no perdáis toda esperanza”. Están, pues, con Obama los que son y serán leales a su causa política, aunque su acción gubernamental, como Presidente de EEUU, llegue a decepcionarlos. Están, pues, con Obama los que siempre aplaudirán que haya descerrajado los cerrojos del escepticismo en la puerta de entrada al mundo político. Están, pues, con Obama los que no se han corrompido con lucros y honores inmerecidos, inherentes a la política partidista, ni por la insania de esa envidia que proyecta, sobre toda nobleza ajena, las sombras tenebrosas de las causas torpes de sus miserias y fracasos. Estamos, pues, alegres con Obama.

ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO

Artículos anteriores

Clásicos más leídos de todos los tiempos