¿Y AHORA, JOSÉ LUIS?



No digas que no te lo advertimos, José Luis. Parece que tú eras el único que no sabía lo que era ETA. Supongo que ahora te habrá quedado claro. Por si acaso no, te puntualizaré algo: ETA no es un movimiento de liberación nacional. A ETA le importa la liberación del País Vasco lo mismo que a ti te importa España: nada. Los dos —al margen del abismo dictadura-partitocracia que os separa— queréis lo mismo, que es mantener a flote vuestro negocio.

Se trata, de alguna manera, de negocios similares, basados en obtener grandes prebendas mediante el sostén de una ilusión general. Tu negocio es seguir siendo Presidente del Gobierno a base de mantener la ilusión de los españoles por la paz, la concordia y el consenso; el de ETA es conseguir que se mantengan sus ingresos conseguidos mediante la extorsión a base de mantener la ilusión en los abertzales de que Euskalherria será algún día un país independiente y socialista que abarcará las Provincias Vascongadas, Navarra e Iparralde. Y hacéis lo mismo por el mismo motivo fundamental: ni los etarras ni tú servís para otra cosa que para lo que hacéis: vender humo a precio de oro y a cambio de muchas vidas humanas.

Los etarras y tú tenéis también otra cosa en común, y es vuestro enemigo, la Derecha española. Tú, José Luis, estás dispuesto a aniquilarla a cualquier precio, y te has creído que los etarras también, que en eso estais del mismo lado. Es un error, José Luis. ETA no quieren exterminar a la Derecha, sino tan sólo diezmarla un poco; porque su existencia les sirve para justificar la de su propia banda de asesinos. ETA necesita a la Derecha para tener a un fiero enemigo al que tirotear.

Los socialistas más sectarios vomitan ahora —tras el atentado que les ha dejado en pelotas— eso de que ETA y el PP son tal para cual, que se necesitan mutuamente. No es cierto. El PP no necesita a ETA. En cuanto pueda, la arrasará. No hay ninguna simbiosis entre el PP y ETA. Más bien el PP es un como un tiburón al que acompañan los etarras como rémoras, que viven de sus heces. Y viven muy bien. Nunca van a cambiar ese tiburón por un besugo como tú, José Luis. Nunca.

Ahora te avisaré de otra cosa a la que, como siempre, no harás ni caso. Pero no se te ocurra decir luego que nadie te lo advirtió: Tampoco debes fiarte de los hermanos de fe de los etarras, los republicanos catalanes. Entre unos y otros te hundirán.

Pero ¿qué digo? ¡Si te han hundido ya!

0 COMENTARIOS:

Artículos anteriores

Clásicos más leídos de todos los tiempos