JOSÉ MONTILLA: UN EJEMPLO






Ejemplar, José Montilla, charnego nacido en Andalucía, se ha convertido, por razón de pactos de indescriptibles motivaciones, en el Molt Honorable President de la Generalitat de Catalunya. Y todos los coros entonan la misma canción: ¿Veis como Cataluña es un país de acogida? ¿Veis como no somos unos nazis?

¡Qué honor para un castellano, llegar hasta ahí! Pero olvidan algo mucho más importante: el cómo ha llegado ahí y el papel ejemplar que representa. Montilla es el paradigma del castellano hamburgueseado, reconstruido y homologado: Montilla habla un catalán de perro. Tan malo es, que parece idiota. Tarda segundos preciosos en traducir mentalmente lo que quiere decir. Muchas veces no encuentra el cómo, y cambia la frase y hasta de idea. Lamentable, pero fiel ejemplo de lo que le ocurre a millones de castellano-parlantes que, cada día, han de trabajar en su nueva patria de acogida, y someterse a ese proceso de inferiorización mental que los relega a los puestos de menor remuneración. Pero eso no es lo más importante: los rebaja como seres humanos, los rechaza, porque rechaza su lengua y su cultura y los convierte en alienígenas en su propio territorio nacional, España.

Montilla les da ejemplo, y les transmite: “No hablo un buen catalán, lo sé; y por eso, justifico la inmersión lingüística en la enseñanza, para que a vuestros hijos no les pase como a mí”. Sin embargo, él envía a sus trillizas al Colegio Alemán. Y, probablemente, razona: “Hablar una lengua extraña me hace lento de reflejos, porque dedico buena parte de mi actividad intelectual a traducir lo que pienso a esa lengua. Sin embargo, ello me hace parecer reflexivo, prudente y respetuoso. Aprovechad esas nuevas cualidades colaterales y renunciad a la agilidad mental, a la brillantez comercial y al lucimiento léxico. Guardaos los colmillos y presentad la yugular al enemigo”. Montilla es ejemplar en su talante acomodaticio, y su invitación a todos los españoles residentes en Cataluña al posibilismo y a la práctica el oportunismo lingüístico es una clara muestra de la corrupción cultural de Cataluña. Ejemplar, Montilla.

ÁCRATAS

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