AL ABUELO PICADOR DEL ABUELO LABRADOR

El artículo publicado por este diario, firmado por un maquiavélico Abuelo Picador, me ha hecho recordar y, puesto en guardia, a pensar. La pretensión no es aportar ideas que, como la suya, sirvan para la defensa de los intereses de esa parte de los españoles que él identifica con acierto con los “peones” de este particular y enorme tablero de ajedrez, de más de medio millón de kilómetros cuadrados, por los poco informados llamado España y aquí, Reino de las Taifas del Hispanistán.

Diré primero que su propuesta de votar al PP, para inmediata- mente después de ganar éste las elecciones, comenzar a luchar con todos los medios contra él, instrumentalizando al PSOE en la
previsible “guerra” política callejera que inmediatamente le declararía, no creo responda a una táctica sibilina e inteligente de un ilustre e imaginativo “pepero”, como sospechan sus críticos, que busque atraer así el voto de los desengañados militantes o simpatizantes de la izquierda, tanto del PSOE, de Izquierda Unida o incluso ácratas de corazón, republicanos constitucionalistas o no. No. El Abuelo es, desde mi punto de vista, un izquierdista de los antiguos, harto, muy harto, como tantos aquí, de nuestro régimen de partidos. Cabreado y en tal “estado de alarma”que se aproxima al puro espanto.

Recordando, recordando, ante algunas de las exasperantes medidas antisociales contra los “peones de infantería”, tomadas hace muchos años por el Gobierno de Felipe González, hace tiempo pensé algo parecido: “Esto, no se hubieran atrevido a hacerlo Suárez, ni Calvo Sotelo”, como ya entonces se atrevía un Gobierno sedicentemente “socialista”, amparado en la marea que entonces supusieron los diez millones de votos y, mucho después, en las sucesivas elecciones ganadas con hasta 202 diputados y mayoría no ya absoluta, sino superlativa. Mi “memoria histórica” de aquellos años, no ha olvidado aquel “eslogan” del PSOE: “OTAN, de entrada no”. y Felipe, diciendo que “si por mayoría simple nos meten en ella, por la misma mayoría saldremos cuando estemos en el Gobierno”. Y el prometido referéndum que iba a servir para salir, fue convocado luego justamente para lo contrario: "De entrada no, pero de salida mucho menos", hasta el punto de acabar colocando al propio Javier Solana como máximo responsable político de los bombardeos de la OTAN sobre Serbia.

El loco atrevido, hasta el triple salto mortal carpado sin red, desbocado y al galope, es ahora ZP, con imaginativas y populares “soluciones” a la enorme crisis que nos asuela, tales como retirar un mísero subsidio de subsistencia de algo mas de cuatrocientos euros a una parte de los casi cinco millones de parados. Es ésta “infantería” de “peones” la que ya está pagando un altísimo precio, en lugar de los indecentes ejecutivos de la Banca que provocaron esta crisis, verdaderos responsables y culpables, protegidos por el Estado de una cadena de merecidas quiebras, con terapeúticas inyecciones de capital ; son los peones de sus propias bases votantes los condenados al hambre y la desesperación que lleva a algunos de ellos a tomarse la justicia por propia mano, como desgraciadamente ha comenzado a ocurrir en lamentables y recientes sucesos. Y es que las situaciones llevadas al límite son malas, muy malas consejeras.

¿Se atrevería el PP de Rajoy a tomar esta clase de medidas tan tremendamente antisociales? No, y si lo intentara le iba a ser difícil, si no imposible llevarlas a cabo. Con una oposición de aparente izquierda en su contra, con cinco millones de parados, ahora sí, movilizados en las calles, sería suicida. Y la posibilidad de un estallido social, en un país de casi cincuenta millones de habitantes, quizá haría pensar de otra manera no solo a Rajoy y sus mariachis, sino hasta a Obama, Merkel y Sarkozy.

Así que la propuesta del maquiavélico Abuelo no sólo no es descabellada, sino que es sibilinamente posibilista. Ahora bien, aquí en ésta “casa”, hay muchos a los que nos resulta imposible en la práctica votar a la derecha. Porque si fuéramos capaces de eso, con nuestro talante revolucionario, antes optaríamos por —en los primeros años setenta del pasado siglo, los “pata negra” de las CC.OO. “entraron” en el Sindicato Vertical; o muchos comunistas opositaron a la Administración y entraron hasta la cocina del Régimen, al mismísimo Ejército del general superlativo— afiliarnos masivamente al PSOE o al PP; y no para forrarnos en la partitocracia precisamente; ni siquiera con la ilusoria pretensión de regenerar los partidos, sino para dinamitarlos desde dentro, haciendo que su desprestigio fuera general, masivo e irreversible (en la cloaca se verían mucho mejor y con toda claridad, sus corruptelas, componendas y chanchullos que habríamos de exponer y sacar a la luz), hasta ser expulsados. ¡Y, mira tú por donde, cada expediente disciplinario sería considerado una especie de Cruz Laureada Buenaventura Durruti para los expulsados ácratas!

PATALETE