CAGÁNDOSE EN BRETTON WOODS II Y SIN DINERO PARA PAPEL HIGIÉNICO

El bien mandado G-20 lo ha dejado claro como leche desnatada: ni habrá cooperación, ni hostias. La Reserva Federal de los Estados Unidos exige, mediante el chantaje de la monetización de la deuda —Ben Bernanke dixit—, la única cooperación posible: que los de los ojos oblicuos sigan comprando deuda americana hasta cagar verde.

Ya en los 80, la lucha de Sión fue contra el proteccionismo norteamericano, último baluarte de la resistencia de aquel orgullo nacional que hizo a los padres de la nación independizarse de Inglaterra. Eso fue tras tomar el control de la moneda la FED, ente en las privadas manos de los chicos de la Sinagoga. La pérdida de autonomía nacional se
encubrió con políticas internas para aumentar la competitividad, lo que no fue más que una estafa institucional bajo el manto de la "confianza" en el sector privado, la apertura comercial y la extorsión sobre los tipos de cambio.

Hoy, en plena crisis, se habla en los mentideros políticos internacionales, cuajados de payasos con terno de Armani, de reformas estructurales. Eso significa que les gustaría que China comenzara a consumir, que gasta menos que un manco en sortijas, y dejara de pensar sólo en aumentar su productividad para fabricar cada vez más cosas y más barato. De esa manera, EEUU podría cambiar sus cromos de la deuda por bienes exportables de alto costo, aunque fueran puntas de ojivas nucleares, qué más da.

Ahora os diré lo que va a pasar en los meses que siguen: que Estados Unidos y China fingirán acordar un cambio fluctuante —no libre— del yuán, mientras el resto de miembros del G-7 fungirán de escolanos cantores; y las "economías emergentes" serán castradas con tipos de cambio flexibles y otras políticas para limitar su pujanza. Porque, para el Imperio, es crucial limitar el impresionante flujo de capitales que acuden como moscas verdes a mierda de mejicano hacia dichas economías; y ya están aportando la mitad del crecimiento mundial a costa de unas importaciones que aumentan a un ritmo el doble de rápido que el de las economías avanzadas.

¿Sabéis qué? Que se nos viene encima un nuevo sistema monetario que "refleje las verdaderas condiciones económicas". Este nuevo sistema implicará al dólar, al euro, al yen, a la libra y al yuán (internacionalizado). Y remachará con martillo pilón el nuevo orden mundial —que es a lo que vamos, y para lo que va a servir toda esta pantomima de la crisis sistémica—, retomándose el oro, ése mismo que vienen acopiando los kipados desde hace años, como referencia internacional del valor futuro de las divisas. Eso significa, en román paladino, que se va a crear una nueva moneda internacional en un nuevo "Bretton Woods III" en 2011 (que sustituirá el "Bretton Woods II" de 1971, implantado tras joder el patrón dólar-oro del "Bretton Woods I" de 1945).

Vamos a vivir en directo, miradlo fijo con vuestros ojos de pescado frito, un nuevo golpe de estado de Sión contra EEUU —que es contra el mundo, porque EEUU es un cuarto de ese mundo—, esta vez con la excusa del imposible restablecimiento de la confianza del público y de los mercados (y digo imposible porque el público y los mercados no son gilipollas del culo). La ficción será una "cooperación multilateral para la recuperación económica" que no se creen ni las más párvulas almas de cántaro. No va a cooperar ni dios, que eso es más difícil que escribir en cuneiforme, sino que seguirá el sálvese quien pueda y maricón el último en devaluar.

Y mientras, en lo que va de crisis, el PIB español ha caído ya casi un 18% real, aunque el Gobierno no reconozca ni ese dato ni quién es su puta madre... Los españoles, aunque estiremos el presupuesto familiar más que los ojales de una camiseta, no llegaremos a final de mes ni rezando. La inminencia de una conflictividad social sin antecedentes, decididamente violenta (algunas personas empiezan a suicidarse en la calle, impotentes ante el infortunio), sería para cagarse de miedo, si no nos pudiera mucho antes el asco.

MALDITO