ESPAÑA Y EL SANCHOPANZISMO PSEUDOINTELECTUAL

La idea de “intelectual” se ha pervertido últimamente. El verdadero intelectual es el antiguo filósofo, el que no está de acuerdo con el mundo que le rodea —en el que vive y que le hace sentir, pensar y debatir consigo mismo sobre los conflictos y las soluciones a estos en mundos creados en su intelecto, alternativos—, y ello le impulsa a esforzarse para sentir, amar y vivir lo más decentemente y en armonía con el universo que le rodea. Sin egoísmo en exceso, y proyectando sus ideas en un ámbito universal o general, y no solamente en un mundo propio interior y particular.

Intelectuales reconocidos en España hay muchos, pero que sean “intelectuales auténticos”, cuya expresión de la vida no lleve un componente ególatra e interesado, puede que existan sólo unos pocos. Aunque, en esta sociedad aborregada por los intelectuales de pacotilla que tenemos, es posible que existan otros intelectuales no reconocidos
en nuestro país, por su choque con las estructuras del poder. Intelectuales como, por ejemplo, lo fue en otro tiempo Miguel Hernández, cabrero de profesión y nacido a principios del siglo XX, que juntaba las palabras con maestría y belleza, ofreciendo un pensamiento universal, profundo y enraizado como una pareja en el éxtasis del amor, sobre la injusticia del dolor.

EL HAMBRE

Tened presente el hambre: recordad su pasado
turbio de capataces que pagaban en plomo.
Aquel jornal al precio de la sangre cobrado,
con yugos en el alma, con golpes en el lomo.

El hambre paseaba sus vacas exprimidas,
sus mujeres resecas, sus devoradas ubres,
sus ávidas quijadas, sus miserables vidas
frente a los comedores y los cuerpos salubres.

Los años de abundancia, la saciedad, la hartura
eran sólo de aquellos que se llamaban amos.
Para que venga el pan justo a la dentadura
del hambre de los pobres aquí estoy, aquí estamos.

Nosotros no podemos ser ellos, los de enfrente,
los que entienden la vida por un botín sangriento:
como los tiburones, voracidad y diente,
panteras deseosas de un mundo siempre hambriento.

Años del hambre han sido para el pobre sus años.
Sumaban para el otro su cantidad los panes.
Y el hambre alobadaba sus rapaces rebaños
de cuervos, de tenazas, de lobos, de alacranes.

Hambrientamente lucho yo, con todas mis brechas,
cicatrices y heridas, señales y recuerdos
del hambre, contra tantas barrigas satisfechas:
cerdos con un origen peor que el de los cerdos.

Por haber engordado tan baja y brutalmente,
más abajo de donde los cerdos se solazan,
seréis atravesados por esta gran corriente
de espigas que llamean, de puños que amenazan.

No habéis querido oír con orejas abiertas
el llanto de millones de niños jornaleros.
Ladrábais cuando el hambre llegaba a vuestras puertas
a pedir con la boca de los mismos luceros.

En cada casa, un odio como una higuera fosca,
como un tremante toro con los cuernos tremantes,
rompe por los tejados, os cerca y os embosca,
y os destruye a cornadas, perros agonizantes.

MIGUEL HERNÁNDEZ

Otros varios intelectuales, de familias mas acomodadas, cada uno expresaba su interior como una proyección de un mundo que creían mejor: Lorca, Buñuel, Picasso, se alejaban de la costa y se jugaban la locura explorando la pintura, las palabras o el cine ajenos a su éxito ególatra y personal, y lucharon hasta el final por una realidad (a veces irreal), pero abrieron muchos campos y mentes a través de su arte y cedieron a sus espectadores un intelecto o inteligencia de lo nuevo, no al servicio de ninguna causa personal y de los dólares, y obtuvieron la gloria de trasmitir un mundo en el que depositaron toda su confianza. Algunos ganaron dinero con ello; otros no, pero fueron fieles a sus ideales.

En contraste, hoy, mayo del 2010, la basura snobista del intelecto español mantiene preso al público de España con noveluchas que un tonto del siglo de oro hubiera redactado en un mes con su relativo mundo del momento (¡Alapérez en la Academia!). Es falsa la denominación de intelectual, la que una sociedad de editores, compañías dedicadas al arte y gobiernos que patrocinan los intelectos y expresiones de lo mas vulgar e interesado según conviene para llenar los bolsillos de euros y poderío, adjudican a gentes como Almodóvar, Cebrián, Posadas, Paulo Cohelo; o musiqueros como Ramoncín, Bosé, Víctor Manuel, Ana Belén, y prácticamente todo el panorama musical español.

La fría realidad final de este artículo es que el mismo sistema neocapitalista brutal ha secado y ha tapiado las mentes capaces de crear y obtener resultados brillantes en la expresión de la belleza (arte) o expresión de la mente humana al servicio de la evolución intelectual de las gentes (intelecto).Sin embargo, han fomentado la basura trepanadora de lo fácil, vulgar, snobista y manipulador al servicio de mantener a gentes con la mente más vacía que los huevos de Nacho Vidal al final de un rodaje.

Los únicos intelectuales en España están en la oscuridad pública sin farolas que les alumbren, porque sus evidencias alumbrarían a las masas, y eso no conviene a la puta partitocracia de este Hispanistán que quiere tener a sus súbditos con las neuronas resbalando entre los driblings de Messi y el desparpajo de Belén Esteban. ¿Ácratas seria Ácratas con la misma tirada publica de "El País"? Pues habrá que seguir a la luz de una vela. Mejor eso que nada. Otro día se podría hablar de la Ministra de Cultura española, Sra o Srta Sinde. Sin rubor alguno, la ignorancia al servicio de la cultura de un pais.

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