ESPAÑA, ENTRE EL FMI Y EL PAREDÓN PARTITOCRÁTICO

A Zapatero, parece que lo hayan abducido y sometido a una reprogramación los lagartos extraterrestres aquellos de la famosa serie de tv ochententera, ahora enfundados en tra- jes del FMI perfumados de Bundesbank. ¡Quién te ha visto y quién te ve! En sólo 24 horas, de hablar de recuperación y brotes verdes, del "es intolerable y disparatado dudar de la solvencia de España", a asumir, con la boca pequeña, la quiebra total del Estado.

Y no digo ello que sea un atentado contra la democracia, porque el verdadero atentado es tener a un tipo en el cargo de Presidente de Gobierno para el que no ha sido elegido por el pueblo, sino por un parlamento de paniguados a lista
cerrada. Vale que con ZP hemos perdido la soberanía del país, que es lo que sucede cuando un memo, con licencia constitucional para matar, intenta despegar un avión con todas las luces de alarma encendidas en la cabina. Pero no vayamos a ser injustos y echarle toda la culpa al monstrenco con rasgos psicopáticos de una barrabasada que ya estaba perpetrada en esa innombrable constitución. La que inspira un modelo territorial donde la Nación pasaba a convertirse en un mosaico de cacicados afederados, listos para partirse las meninges entre sí, en una permanente guerra civil de baja intensidad. Lo que es intragable es que un socialista buenrollista, aunque fuera de caviar, Visa Oro e ideario si-no-le-gusta-tengo-otro-mejor, se haya convertido en subastero de los lagartos del FMI, dándoles como garantía a los españolitos, en cuerpo y alma, para ser procesados como alimento para reptiles bancarios. España no sólo ha dejado de ser una nación independiente y soberana para los restos, sino que se ha convertido en un auténtica Granja Humana, con la dignidad colectiva a la correspondiente altura.

Porque hay que decirlo bien claro, estos recortes —los primeros de muchos por venir— no se hacen, como el socialista abducido sugiere, para salir de la crisis, favorecer crecimientos virtuales y conducirnos, tras una breve travesía por el desierto, a la tierra de promisión; sino para rescatar a la Banca nacional e internacional a costa de la integridad física de los españolitos: la primera con un agujero de cientos de miles de millones de euros mayormente en ladrillo fantasma, a pesar de haber sido atiborrada de FROBS y decenas de millardos de euros; y la segunda empapelada con cromos zapaterianos que, a día de hoy, no valen ni el papel en el que están escritos (sí, deuda pública que dicen).

Así que los recortes o, mejor dicho, cada euro recolectado vía amputaciones salariales y pérdida total de derechos laborales y sociales de los ex-pañoles, irá directamente a pagar la deuda del Estado partitócrata y de los Bancos botinescos, más sus preceptivos intereses. Lo que le dejen a ZP ahora en concepto de rescate —hay que devolver 60.000 millones de euros ya ahora en junio como vencimiento de la deuda pública— sólo tiene como fin dar tiempo a los más ricos para evadir el dinero del país y para que la Banca deshaga posiciones ordenadamente. A nadie le preocupa ni interesa lo que quede después de España, una vez sus súbditos hayan sido exprimidos y comprimidos como latas de carne para mascotas. Son cosillas que pasan cuando, en vez de Democracia, lo que nos ha sido otorgado por los herederos del franquismo es una Partitocracia, donde a los gobernados se les ha birlado el derecho a elegir directamente a sus representantes; y son, en consecuencia, aplastados por un Poder en bloque inseparable. Por un Poder al servicio de las jefaturas de los partidos políticos estatales, y de sus órganos asociados en el sindicato vertical, dirigidos por sus amos, los oligarcas, que hacen y deshacen en política como si fuera su propio cortijo.

Ante esta avalancha de liberticidas institucionales y el hecho real —que no amenaza— de ser convertidos en comida procesada para lagartos, sólo cabe como respuesta la más enconada resistencia por todos los medios posibles, siendo que el sistema político salido de la Transición ha perdido todo atisbo de legitimidad y sólo le queda la imposición por la fuerza. Esta V se la tenemos que machacar no acudiendo a las urnas a votar a otro payaso vendepatrias cuando nos intenten convencer de que un cambio de Gobierno es la solución, porque no lo es: sólo un cambio de sistema político puede sacarnos de este problemón. Desde aquí, llamamos también a la insumisión fiscal por todas las formas y medios, porque no podemos tolerar que se nos saquee y robe para mantener a un Estado que utiliza nuestro dinero para jodernos vivos, para engordar a los banqueros y para mantener los privilegios de la castas políticas. Hay que acabar con ellos antes de que dejen convertido a este país en una maldición transgeneracional. Es hora de conquistar la libertad política, sólo posible en una Democracia representativa y con separación a rajatabla de poderes.

PEPE FERNÁNDEZ