En primer lugar, vaya por delante mi reconocimiento de la pluralidad de este medio. No esperaba ser acogido con tanta llaneza, habiendo advertido al Director de Ácratas que mis opiniones son, en esencial medida, antitéticas de las generalmente enunciadas aquí. No sé si Ácratas defiende, a través de su República Constitucional, una democracia más allá de lo factible; pero, desde luego, nadie debiera acusarles, en justicia, de sectarismo político.
En segundo lugar, expreso la idea básica de mi modo de ver las cosas: España, tal y como asevera una vez y otra el Ministro Solbes, no es especialmente vulnerable a la crisis económica desatada en los EEUU; antes al contrario, posee uno de los pocos sistemas bancarios que resistirán el embate de la tormenta financiera, tal y como un buen buque resiste un ciclón: los movimientos podrán marear al pasaje, pero éste salvará la vida, porque la flotabilidad de la nave impedirá el naufragio.
Hablaré de las causas de mi optimismo para atajar cualquier sospecha de parcialidad por mi parte: La tormenta que está descargando en los EEUU no es la de la banca de depósitos, como es fundamentalmente la española, sino la de la banca de inversión. Por eso Barclays difícilmente quebrará, pero sí Freddy Mac, Fanny Mae, Lehmann Brothers y tantos otros que les seguirán, si no se implementa prontamente el plan de rescate propugnado por Bernanke y Paulson, que avala el Presidente de los EEUU.
Explicaré la diferencia entre ambos tipos de banca, para hacerme entender mejor. La banca de depósitos presta dinero sobre la base de los depósitos, a plazo o a la vista, de sus clientes. Es un género de banca con muchas oficinas distribuidas por el territorio que persigue nóminas de familias enteras, cuentas de empresas y depósitos a plazo; y presta, de acuerdo con la legislación vigente, a clientes que desean realizar inversiones para la compra de una vivienda o para iniciar o ampliar sus negocios. En cambio, la banca de inversión o financiera explora proyectos seductores que financiar y luego busca clientes para que inviertan dinero en ellos. El mecanismo es distinto y también los son su rentabilidad y su exposición al riesgo.
España tiene, por si fuera poco, muy poca exposición a los fondos tóxicos a los que tanto teme Bush. En nuestro caso, hemos hecho virtud del pecado: nuestra falta de ahorro en los últimos diez o quince años, a diferencia de los alemanes y otros europeos, ha determinado que seamos receptores del ahorro ajeno, no inversores. Por eso es bien poco el dinero español que ha ido a parar a la banca de inversión norteamericana. Nuestra exposición a la crisis es diferida o colateral. Por eso es de sumo interés para los españoles que el plan de rescate de la banca de inversión norteamericana sea aprobado cuanto antes.
El plan de rescate tiene, no obstante, dificultades que han provocado que su aprobación esté sufriendo retrasos. El plan de rescate adolece de diversos defectos que han sido perfectamente detectados por los representantes del pueblo norteamericano: por eso han votado NO a su aprobación, de momento, hasta que se soluciones esos inconvenientes. En resumen: El plan de rescate no garantiza la resolución del problema genérico, sino únicamente el salvamento de una serie de bancos. Que unos cuantos bancos se salven, o no, de la ruina es irrelevante. Lo importante es que la solución salvaguarde el sistema financiero íntegro. El plan de rescate puede inducir a los banqueros a pensar que todo vale, porque el Estado siempre acaba por asumir la factura del riesgo. El sistema debe reformarse para impedir que nada parecido pueda volver a suceder. El plan de rescate resulta tan caro que puede ser insoportable para la ciudadanía. Debe, por lo tanto, ajustarse a los mínimos necesarios, porque el esfuerzo que habrán de soportar los contribuyentes norteamericanos será enorme. El plan de rescate es injusto, porque carga el grueso de la crisis sobre las espaldas de quien no es responsable, sin que los causantes de la conflicto paguen sus culpas. Para que no sea así, deben depurarse responsabilidades hasta sus últimas consecuencias, civiles y penales.
Cuando todos estas dificultades se solucionen, el plan de rescate será aprobado por el Congreso de los EEUU, y eso es lo mejor que puede sucedernos a los europeos y, especialmente, a los españoles, pues acabará con la tormenta financiera que nos desuela. Y será sufridísimo para los norteamericanos, pero no para nosotros.
M. TARDIEL CUENDE
En segundo lugar, expreso la idea básica de mi modo de ver las cosas: España, tal y como asevera una vez y otra el Ministro Solbes, no es especialmente vulnerable a la crisis económica desatada en los EEUU; antes al contrario, posee uno de los pocos sistemas bancarios que resistirán el embate de la tormenta financiera, tal y como un buen buque resiste un ciclón: los movimientos podrán marear al pasaje, pero éste salvará la vida, porque la flotabilidad de la nave impedirá el naufragio.
Hablaré de las causas de mi optimismo para atajar cualquier sospecha de parcialidad por mi parte: La tormenta que está descargando en los EEUU no es la de la banca de depósitos, como es fundamentalmente la española, sino la de la banca de inversión. Por eso Barclays difícilmente quebrará, pero sí Freddy Mac, Fanny Mae, Lehmann Brothers y tantos otros que les seguirán, si no se implementa prontamente el plan de rescate propugnado por Bernanke y Paulson, que avala el Presidente de los EEUU.
Explicaré la diferencia entre ambos tipos de banca, para hacerme entender mejor. La banca de depósitos presta dinero sobre la base de los depósitos, a plazo o a la vista, de sus clientes. Es un género de banca con muchas oficinas distribuidas por el territorio que persigue nóminas de familias enteras, cuentas de empresas y depósitos a plazo; y presta, de acuerdo con la legislación vigente, a clientes que desean realizar inversiones para la compra de una vivienda o para iniciar o ampliar sus negocios. En cambio, la banca de inversión o financiera explora proyectos seductores que financiar y luego busca clientes para que inviertan dinero en ellos. El mecanismo es distinto y también los son su rentabilidad y su exposición al riesgo.
España tiene, por si fuera poco, muy poca exposición a los fondos tóxicos a los que tanto teme Bush. En nuestro caso, hemos hecho virtud del pecado: nuestra falta de ahorro en los últimos diez o quince años, a diferencia de los alemanes y otros europeos, ha determinado que seamos receptores del ahorro ajeno, no inversores. Por eso es bien poco el dinero español que ha ido a parar a la banca de inversión norteamericana. Nuestra exposición a la crisis es diferida o colateral. Por eso es de sumo interés para los españoles que el plan de rescate de la banca de inversión norteamericana sea aprobado cuanto antes.
El plan de rescate tiene, no obstante, dificultades que han provocado que su aprobación esté sufriendo retrasos. El plan de rescate adolece de diversos defectos que han sido perfectamente detectados por los representantes del pueblo norteamericano: por eso han votado NO a su aprobación, de momento, hasta que se soluciones esos inconvenientes. En resumen: El plan de rescate no garantiza la resolución del problema genérico, sino únicamente el salvamento de una serie de bancos. Que unos cuantos bancos se salven, o no, de la ruina es irrelevante. Lo importante es que la solución salvaguarde el sistema financiero íntegro. El plan de rescate puede inducir a los banqueros a pensar que todo vale, porque el Estado siempre acaba por asumir la factura del riesgo. El sistema debe reformarse para impedir que nada parecido pueda volver a suceder. El plan de rescate resulta tan caro que puede ser insoportable para la ciudadanía. Debe, por lo tanto, ajustarse a los mínimos necesarios, porque el esfuerzo que habrán de soportar los contribuyentes norteamericanos será enorme. El plan de rescate es injusto, porque carga el grueso de la crisis sobre las espaldas de quien no es responsable, sin que los causantes de la conflicto paguen sus culpas. Para que no sea así, deben depurarse responsabilidades hasta sus últimas consecuencias, civiles y penales.
Cuando todos estas dificultades se solucionen, el plan de rescate será aprobado por el Congreso de los EEUU, y eso es lo mejor que puede sucedernos a los europeos y, especialmente, a los españoles, pues acabará con la tormenta financiera que nos desuela. Y será sufridísimo para los norteamericanos, pero no para nosotros.
M. TARDIEL CUENDE
NOTA DEL EDITOR: Agradecemos al profesor Tardiel su artículo, no obstante no coincidir con su optimismo. Explicaremos nosotros también por qué. Cierto que la exposición a la toxicidad de la banca de inversión americana del ahorro español es muy pequeña —porque “ahorro español” es un oxímoron—, pero España tiene su propia crisis, a la cual la internacional no hace más que dar la puntilla.
La Banca española tiene saldos vivos crediticios por importe de un billón de euros en forma de hipotecas sobre viviendas cuyos precios están bajando en picado. Cierto que, en buena medida, han sido titulizados mediante fondos hipotecarios, que no son más que nuestras hipotecas subprime a la provinciana. Eso es posible que salve a los bancos en su apariencia contable, pero no deja de ser un puro maquillaje.
Y la Banca española tiene otro billón de euros en créditos a las empresas, de los cuales 300.000 millones de euros están comprometidos con promotoras de viviendas cuyo valor bursátil también ha caído hasta casi nada. Y ahí si que no salva a la Banca ni dios.
Por si fuera poco, ese “pecado hecho virtud”, de haber sido receptores de crédito durante años, que señala el profesor Tardiel significa que, anualmente, a la Banca española le vencen créditos por 200.000 millones de euros que debe renovar con sus acreedores europeos. Y estos no están por la labor de prorrogar la fiesta nacional española a ningún precio.
En todo caso, reiteramos al profesor la invitación para que nos envíe a nuestro diario tantos otros artículos como estime conveniente. Gracias.
La Banca española tiene saldos vivos crediticios por importe de un billón de euros en forma de hipotecas sobre viviendas cuyos precios están bajando en picado. Cierto que, en buena medida, han sido titulizados mediante fondos hipotecarios, que no son más que nuestras hipotecas subprime a la provinciana. Eso es posible que salve a los bancos en su apariencia contable, pero no deja de ser un puro maquillaje.
Y la Banca española tiene otro billón de euros en créditos a las empresas, de los cuales 300.000 millones de euros están comprometidos con promotoras de viviendas cuyo valor bursátil también ha caído hasta casi nada. Y ahí si que no salva a la Banca ni dios.
Por si fuera poco, ese “pecado hecho virtud”, de haber sido receptores de crédito durante años, que señala el profesor Tardiel significa que, anualmente, a la Banca española le vencen créditos por 200.000 millones de euros que debe renovar con sus acreedores europeos. Y estos no están por la labor de prorrogar la fiesta nacional española a ningún precio.
En todo caso, reiteramos al profesor la invitación para que nos envíe a nuestro diario tantos otros artículos como estime conveniente. Gracias.
13 COMENTARIOS:
Digo yo, ¿este artículista se dará cuenta del cante que da ver su artículo, sin cifra alguna, sólo wishful thinking, al lado del gráfico que aparece al lado mismo, en el artículo del Sr. Pepe Fernández?
¿Qué nosotros nos vamos a salvar, mientras el resto se derrumba? turulú
Bueno, quizás sí. El caso es que hay otra opinión distinta, no tan catastrófica como la ususal. Bueno es que haya de todo aquí... ¿Pluralidad dices? Eso es.
Ahora vien, una vez dicho esto: creo que la crisis arrasará con todo lo que conocemos y que será horrible. Justa penitencia por todos nuestros "pecados"...Sangre sudor y lágrimas!!!
Andai la ostia!
PORQUE DEJAIS ESCRIBIR AQUI A UN IMBECIL QUE DICE ESTAS TONTERIAS ACSURDAS?El mundo se arrruina y hay gente que aun intenta engañarnos!!! Joputa muereteeee,,,,,!!!!!!
Creo que el artículo está más bien enfocado desde la FE. El articulista tiene fé en que nuestro sistema bancario de depósitos resistirá "la crisis".Bueno, hay que repetarlo. Sin embargo peca de falta de un análisis económico con DATOS. Para mí no tiene más valor que una oda cantada la viento.
Yo lo hubiera titulado: FE HIPERBÓLICA.
Gracias.
La verdad con posts como estos es que ácratas pierde la credibilidad y calidad a la que nos tenía acostumbrados.
Ácratas permite la publicación en su diario de artículos controvertidos, cierto. No acostumbran los españoles a ver en el mismo medio opiniones distintas. Pero esto no es más que una de las consecuencias de la libertad de expresión.
El señor Tardiel Cuende lo ve así. Nos pide que le publiquemos y lo hacemos con gusto. Eso no significa que hayamos cambiado de opinión los que pensadmos diferente, ni mucho menos.
Pero, pensadlo: Si no permitiésemos que esas opiniones se vertieran en nuestro medio seríamos parciales, monolíticos y sectarios.
Y no lo somos, ¡qué cojones!
En absoluto estoy de acuerdo con que äcratas sea portavoz de la reacción y el conservadurismo. Que la felonía financiera la paguen los contribuyentes gringos, sin que sus responsables acaben en la cárcel y sean expropiados es tremendamente inmoral.
El Sr. Tardiel tiene todo el derecho a escribir comentarios suyos con total libertad pero no como ARTICULIATA del diario.
Desconfío de todo lo que se mueve aquí.
Quise escribir articulista, columnista ó colaborador de Ácratas.
Abate, tranquilo.
Nuestra opinión (la mía y la de algunos otros) sigue siendo la misma, hasta que la situación no nos demuestre que nos equivocamos.
Ácratas está abierto, no obstante, a otros puntos de vista. otra cosa sería censura o "línea editorial", como hacen el resto de medios...
Algunos de nuestros articulistas no creen en el republicanismo constitucionalista. ¿Y qué? ¿Los vamos a censurar por eso? No.
Otros piensan que atacar a la partitocracia es apoyar a los terroristas. ¿Y qué? ¿Los vamos a censurar por eso? No.
Mientras sea yo el editor tengo, por suerte, la potestad de incluir notas aclaratorias de lo que es la postura del diario.
Pero ¿cómo podríamos hablar de Democracia impidiendo a los que no piensan como nosotros expresarse?
¡Lo que tienes que hacer es mandarnos tú tus ropios puntos de vista en forma de artículos, campeón! Cuantos más seamos, más nos reiremos.
Salud.
Hoy en "El País":
Rafael Sánchez Ferlosio: 'Odio a España desde siempre, pero no me iría al extranjero'
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Yo desde los 12-13 años.
Y añado que los autores de su nacimiento fueron unos nauseabundos homínidos.
La única España que yo odio es la del antiguo régimen: Dios, Patria y Rey; Iglesia, Ejército, Nobleza y Capitalismo. Y nunca lo olvidemos, la necesaria SERVIDUMBRE VOLUNTARIA de los españoles que lo hace posible.
Claro que esa es seguramente la misma España que tú odias... Sólo que yo espero que cambie, con un régimen diferente.
A mí me queda un poquitito de esperanza de que ojalá España algún día sea madre de sus hijos.
Pero yo habré sido huérfano toda mi vida.
Nací con el Régimen franquista y como tarde mucho moriré con sus albaceas.
Y querido Mess... solo los métodos represivos conducen a la educación y la cultura y aún así nunca se consigue anular la bestia que llevamos dentro.
Cuando desaparece la presión sobre los instintos aparece de nuevo el animal que somos.
Pues a mi me parece muy sano que se expresen ideas y que se escriban artículos de signo distinto e incluso contradictorios con la línea editorial (si es que la hubiera), o al menos con la línea del editor-director. ¿o es que solo tenemos que leer y "comulgar" lo de "los nuestros" y con los "nuestros". Aviados vamos así. ¡Al suelo, que vienen los nuestros!.
Tengo amigos y conocidos que leen "El País" y no pueden leer "El Mundo" y a la inversa. Si oyen LA COPE, y les dices que por que no escuchan la SER también, dicen que es imposible (y al revés). Cuando les digo que oigo a unos y otrso alternativamente, o que me compro periódicos distintos cada día, me miran como a un bicho raro. Así nos va, siempre alineados (y alienados) con los "hunos" o con los "hotros". Pero, ¿por que coño, me voy a alinear con un bando -o banda-, y estar monolíticamente de acuerdo, si no lo estoy ni conmigo mismo? .
Sean bienvenidas opiniones distintas e incluso distantes. ¿ Recordáis lo que decía, creo que Lord Aston en el Parlamento británico?. Algo así como que "estoy en completo desacuerdo con lo que dice Su Señoría, pero daría la vida por que pudiera seguir diciéndolo"
Eran otros tiempos más .... románticos.
Pues nada, a ver si e una puñetera vez, vemos un periódico (o cualquier cosa que ésto sea), donde sepuedan leer ideas y opiniones en libertad. No como en los demás, donde se diga "lo que hay que decir" y sea conforme con "la línea".
¡Al carajo con la "línea oficial"!
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