La democracia, entendida como la adecuada relación entre lo local y lo global, debería tener uno de sus pilares en la descentralización y la libertad energética. Sin ella, en el paso a la globalidad se pierde el poder y la energía de lo local. Lo local necesita de la independencia energética para tener el suficiente peso argumental para alcanzar la libertad política.
En esta independencia energética es clave la descentralización de la misma, esto es, la producción y consumo local de la energía, lo que incrementa de manera drástica la eficiencia energética al reducir los problemas del transporte.Pero a los gobiernos no les interesa la descentralización energética ni el cambio en el paradigma actual, ya que recaudan un elevadísimo porcentaje del coste de los hidrocarburos que se consumen, sirviendo este consumo y modelo como pilar de las pseudo democracias.
Los estados no deberían recaudar de manera centralizada tantos impuestos, nutriendo a una burocracia ingente e ineficaz y dando cobijo a unos partidos que parasitan las energías en este sistema central. Los partidos-autonomías son auténticos sumideros de eficiencia energética, constituyendo un simple nivel más de burocracia al que no interesa en absoluto abrir el debate local donde habita una sociedad civil secuestrada por este sistema político-energético.
Desde los estados fluviales, el poder se ha basado en sistemas centralizados de energía, antaño mediante el conocimiento de la periodicidad de las crecidas de los ríos, ahora mediante el control de los ríos de petróleo que fluyen sobre el mar.
La verdadera descentralización es la energética y no la propugnada por el actual sistema partitocrático, que pretende llevar ad infinitum la corrupción y el poder de los partidos.
Si el poder es el control de la energía, su descentralización es la base de la democracia, y si no hay democracia sin libertad política, tampoco hay libertad política sin libertad energética.
Las mónadas republicanas deberían ser potencialmente independientes energéticamente, teniendo la libertad de aplicar la abstención energética de sistemas más globales y asegurando con luz propia la separación de poderes y energías.
FRAN ÁLVARO
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