JAURÍA

No se trata de la preponderancia del lenguaje sobre el mundo, sino de su usurpación mediante cuidadas acciones de ingeniería social que han modificado la esencia de los topoi con que se guarnece el sustantivo “juventud”. Desde hace décadas, el Estado —con apropiadas leyes educativas—, el poder económico y financiero —con acciones publicitarias al uso— y el aparatchick cultural —con ciertos iconos artísticos— han venido institucionalizando una tópica que responde a intereses de dominio. Han bastado apenas dos generaciones para que las características del producto se muestren ahora en todo su esplendor. La irracionalidad, la agrafía, la impudicia, la irresponsabilidad y el gregarismo son reflejos actualizados de la pasión, la inquietud intelectual, la voluptuosidad, el ansia de libertad y el individualismo.

Una futura historia de la retórica del siglo XX habrá de describir, sin más remedio, cómo los lugares comunes del discurso persuasivo han terminado creando la realidad de donde se partía, no sólo en el ámbito cotidiano, sino en el inmenso mirage de la intelectualidad modernitaria, heredera del baldío estructuralismo francés y sumisa deudora del “giro lingüístico” de Rorty.

En Béjar —en España toda— la juventud vaga sin rumbo cada fin de semana por este callejón del gato. Cuando, por un instante, se mira en sus espejos sólo puede distinguir las sombras de una jauría.


AQUILES

1 COMENTARIOS:

Anonymous .

Gran aportación, Aquiles.

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