¿ES RAZONABLE VOLAR EN ESPAÑA?

No puedo ver la televisión. No hay medio más repugnante ni más deformador del espíritu humano. He conseguido no reparar en ella estando de vacaciones. Pero, claro, todo es volver y afloran las noticias inexcusables. ¿Y qué he visto?

Pues que los medios se encarnizan hasta la náusea con los familiares de la víctimas del accidente de Barajas de ayer, que ha producido, hasta ahora, 153 muertos y 19 heridos, entre graves y gravísimos. Los medios codician tragedias humanas, llantos de deudos y allegados: poder hablar, por ejemplo, de que ha fallecido finalmente un bebé de pocos meses, que fue entregado por su madre moribunda a un bombero extenuado. Precisan miserias humanas para atender las demandas de las nauseabundas gordas que, en su casa (que no es suya, que aún se la deben al banco), mientras hacen molde o zurcen unos calcetines, se alegran de no viajar, porque no tienen un duro (un duro, para los que no sepan, es —o era— las tres centésimas partes de un euro), pero convencidas de que lo que sí que tienen es suerte. La suerte del perdedor que sigue vivo. Es decir, del español medio.

A esa horda de incultas que ven esos programas inmundos (por eso las llamo así, por no apagar la tele tras ver la noticia, en vez de querer conocer hasta el más mínimo detalle sórdido), madres de tanto ser superfluo, no debe explicárseles por qué vuelan los aviones, ni que son el medio de transporte más seguro inventado jamás por el hombre, aparte de sus putas piernas. Ni siquiera debe intentar explicárseles por qué se remonta un pájaro (¿es que no han visto volar pájaros en su pueblo de mierda?) Lo que debe decírseles desde la televisión, para que sean felices ante la desgracia ajena, es que son afortunadas por incultas y por pobretonas, y por no volar; por llevar una vida terreste que las asemeja a monas de zoológico.

Alguno dirá que soy un hijo de puta. Puede que tenga razón. No, mejor: Lo soy. Pero tengo la convicción moral de que, en todas las redacciones de esos programas de tertulianos y vocingleros, muchos directores y presentadoras (o hasta los cámaras) se han felicitado íntimamente por el acontecimiento que les iba a dar de comer a finales de agosto (y aún cuerda para varios días o semanas), hasta que los jesulines y las duquesas de Alba den de qué hablar otra vez.

Algunos medios, en el colmo de la mala hostia, se han atrevido a insinuar que el expediente de regulación de empleo que tiene incurso Spanair puede haber tenido algo que ver con el accidente. ¿Es eso amarillismo? ¿Es quizás hijoputismo? No. Es algo mucho peor. Es conformismo del Ancien Régime: fatalismo, religiosidad encubierta, reacción contra el activismo de los trabajadores... Es que la Ciencia y la tecnología matan al hombre, la reclamación de sus derechos lo embrutece, mientras que la derecha le da de comer y la general incultura y la Iglesia lo consuelan y le hacen bien morir.

¿El colmo del hijoputismo del español? Mientras la gente se moría aún, achicharrada, estafadores profesionales se dedicaban a hacer llamadas telefónicas a ciudadanos españoles —haciéndose pasar por responsables de la Cruz Roja que buscaban donaciones para las víctimas del accidente—, con objeto de obtener datos bancarios para desvalijar sus cuentas posteriormente. España es así. No vale más. Iglesia, pasta, moral y picaresca.

No, no, no. En la España juancarlista y católica no es razonable volar (en el resto del mundo, en la parte que está civilizada, por lo menos, por supuesto que sí), sino que los españoles deben trasladarse en burro de un pueblo a otro y nunca tratar de ir más allá. Y deben también criticar mucho al vecino ilustrado y a todo aquél que hable de progreso, de ciencias o de tecnología. A los españoles debe dejárseles bien pegados al suelo, donde las cebollas; o como mucho, donde los garbanzos... ¡Y que vuelen otros en esos aparatos invento del Demonio!

4 COMENTARIOS:

Anonymous .

Es verdad es usted un hijo de puta que esas gordas zorras de las que habla lloran por los viajeros muertos y algunas son madres o esposas de esos muertos. Miran la tv porque es lo que les dan para informarse, si alguien tiene la culpa de algo seran los programas escandalosos que buscan vender limpiadores o yogurs en los descansos entre noticia y noticia. No la gente normal.

Javier Castuera .

Tu articulo es correcto y certero. Un saludo.ah, y pasate por el chat.

Abate Marchena .

Lo que debe decírseles desde la televisión, para que sean felices ante la desgracia ajena, es que son afortunadas por incultas y por pobretonas, "y por no volar;" por llevar una vida terreste que las asemeja a monas de zoológico.
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Lo que te entrecomillo: Esa es la introspección inconsciente de muchas marujas y eunucos televidentes. Se sienten salvados del horror.

roigtotal .

Aquesta vegada et dono la raó, Message. Els mitjans d'arreu l'Estat, tipus Tele5, La Sexta, Antena3 (no més es salven TVE i Cuatro), són molt perjudicials per a les vulnerables mentalitats dels homes i les dones menys cultes. Per a veure les notícies, cal posar TV3, Canal33 i Canal 324. Visca Catalunya!

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