LA MOFA

• Un Zapatero pagado de sí mismo se mofa en sede parlamentaria de los resultados electorales de Gaspar Llamazares, sin tener en cuenta que esa formación lo invistió Presidente del Gobierno.
• IU amenaza con fuertes movilizaciones sociales.
• La partitocracia española exhibe, con poco éxito, su enésima representación de pluralidad ideológica.

El presidente Rodríguez Zapatero se ha burlado, en sede parlamentaria, de los resultados electorales de IU, el partido de Gaspar Llamazares. Aunque luego haya pedido perdón, el escarnio ya estaba hecho. El revuelo en el hemiciclo ha sido de aúpa y la indignación de Llamazares, para verse. Sucedió cuando el portavoz de IU reprochó al Presidente del Gobierno que estuviera bajo "el síndrome de La Moncloa" (o sea, en el autismo típico de quien manda mucho y cobra también mucho cada fin de mes), y que hubiera perdido su preocupación por las políticas sociales. Y ahí entró Zapatero al trapo: "Yo no le voy a decir lo que ha perdido usted. No me sale porque le aprecio mucho", le soltó el triunfador del 9-M al pobre Llamazares, sin tener en cuenta el enorme trasvase de votos que hubo en aquellos comicios de IU al PSOE, a cuenta del apoyo de comunistas a socialistas toda la legislatura 2004-2008, de la violencia etarra y del voto útil de los ciudadanos, que andaban por entonces muy atemorizados por que el PP regresara a la Moncloa. ¡Tampoco tuvo en cuenta que la para él irrisoria formación política que lidera Gaspar Llamazares lo invistió Presidente del Gobierno, aunque fuera por omisión, absteniéndose! Al percatarse del malestar generado entre muchos diputados, Zapatero insistió en lo muchísimo que apreciaba al líder de IU, y se deshizo en elogios hacia su persona.

Llamazares protestó enérgicamente en nombre su formación política y rechazó la falta de respeto a Izquierda Unida del Presidente del Gobierno. Los independentistas —y socios de IU en diversos gobiernos— de la ERC, por voz del diputado Joan Ridao, reprocharon también a Zapatero su grosería imperdonable entre demócratas de toda la vida. Zapatero aprovechó su turno de réplica para asegurar que había hablado "en broma". Nadie le creyó, por supuesto, porque la broma era pura mala leche; nadie, a pesar de que es práctica muy común en el Presidente tomárselo todo un poco a broma, especialmente las cosas más graves, como la recesión económica en la que está ya inmersa España, y que el insigne califica —en broma, seguro— de simple y trivial “desaceleración de la aceleración”, vaivén para el cual España está preparadísima. Un pito parece importarle al Presidente que las administraciones locales estén en quiebra técnica, lo mismo que una veintena de bancos y cajas de ahorros esparcidos por nuestra piel de toro.

"Pues menos bromas", parece que dijo —o al menos, pensó decir— el líder de IU, porque advirtió al Ejecutivo que piensa organizar unas impresionantes movilizaciones sociales... si se continúa disimulando la crisis económica y tomando medidas continuistas, antisociales y de apoyo a la patronal, especialmente la bancaria. Llamazares, en la inopia del idealismo de salón, abogó por un cambio del actual modelo económico, al tiempo que pidió "mayores sacrificios” (¿A quién? ¿A los mismos que se lo pidió ayer Fidalgo? ¿A los asalariados?) y proteger a los más desfavorecidos", para lo que defendió la creación de un impuesto que grave los beneficios de la banca y del petróleo. No podemos estar más de acuerdo con don Gaspar en sus exigencias: nos encantaría que se creasen tales impuestos ya mismo. Y de paso, que se aumentara el impuesto de patrimonio, en vez de abolirlo, que es lo que está a punto de hacer el Gobierno pseudo-socialista del tuercebotas de León. Pero sabemos que la propuesta de Llamazares es un brindis al sol, porque IU está endeudada hasta las cachas y es rehén de la Banca que la financia a fondo perdido —o no tan perdido, porque resultan útiles para dar la impresión de que hay contestación en el Parlamento; pero tan moderada, que junto a la desmovilización que instigan los sindicatos del Estado, permite que nada cambie, más que la miseria de los españoles, que se agudizará aún unos cuantos enteros en los próximos meses.

La pantomima de la partitocracia está servida. Llamazares sabe que el hundimiento de su formación se debe al sistema electoral de listas de partido y al sistema de elección del Presidente del Gobierno por el Parlamento, en vez de en las urnas, como debiera ser, con el voto de todos los españoles. O sea, que se debe a que en España hay lo que algunos denominan una “media democracia”. Otros que parece que van de chistosos como el Presidente Zapatero. Porque la democracia, o es completa o es otra cosa que, como la que tenemos en España, se denomina “oligarquía de partidos”. En fin, lo de siempre: los políticos, cada uno en su papel: unos fingiendo ser de izquierdas y otros fingiendo ser republicanos. Cuando aquí, en España, los únicos republicanos de izquierdas que vamos quedando somos nosotros.