III. Vicios de la política identitaria españolaEl País Vasco y Cataluña han estado sometidos, durante toda la democracia, al voto interesado, coyuntural e inconsciente de maketos y xarnegos, respectivamente. Y es lo que explica el voto diferenciado en ambas comunidades, en función de que se trate de elecciones generales o autonómicas. Estos comportamientos los nacionalistas nunca los han entendido, claro. Les falta un dato esencial para comprenderlos: a saber, que la identidad que representan los nacionalismos respectivos, la nativa y sus reclamaciones, ensoñaciones y sobre todo intereses, es sólo una parte, no superior en ningún caso a la mitad, del conjunto de la ciudadanía de ambas comunidades. Es decir, que la raíz de la aparente paradoja de esos resultados electorales sólo estriba en el comportamiento interesado, coyuntural e inconsciente de maketos y xarnegos.
En las decisivas autonómicas del País Vasco del 2001, cuando Mayor Oreja y Redondo sumaron sus fuerzas para atraer a todo el voto maketo, éstos les dieron la espalda, es cierto que sólo por 30.000 votos, pero les dieron la espalda porque asustaron. No puedes venir en helicóptero desde Madrid, teniendo caliente todavía el sillón de Ministro del Interior encima, a decir al País Vasco lo buenos que somos y lo que vamos a hacer por el país. Era una especie de salto mortal sin paracaídas, o una subida al Everest sin campamentos base. Para eso habría que haber ido por etapas, con moderación. Para empezar: hay que estar aquí, viviendo aquí, para que la gente te identifique como de aquí, te apellides como te apellides. Y Mayor Oreja incluso llegó tarde algunas veces, por las caravanas, desde Madrid, a las sesiones del Parlamento de Vitoria, cuando luego resultó parlamentario autonómico, especie de líder de la oposición constitucionalista al nacionalismo gobernante, quedando fuera del cómputo de votaciones decisivas, como las de los presupuestos de un año incluso, perdidas por la puñetera ausencia de su necesario voto. Consúltense las hemerotecas.
Lo que no soporta un maketo (y supongo que un xarnego tampoco, ya, a estas alturas, pero quién sabe) es que uno de fuera de País Vasco o de Cataluña (la maketidad y la xarneguidad son también identidades propias vasca y catalana respectivamente, no lo olvidemos) les venga a decir lo que tienen que hacer. Felipe González, con la cosa de garantizar la estabilidad del Estado, venía, desde los inicios de la Transición, a decir en mítines socialistas de Bilbao y otras poblaciones del entorno, que el Partido Nacionalista Vasco era fundamental para la democracia española. El, encima, añadía la anécdota de que le ayudaron a cruzar la frontera cuando era clandestino, en los albores de la Transición. ¿Y qué? Felipe González, para un nacionalista vasco, nunca será un maketo, sino un español que se queda en España, como debe ser, allende el Ebro, como deberían hacer todos los maketos que hay en el País Vasco, y así no molestar. Pero por comentarios como el suyo, y aún más banales incluso, es por lo que se explica que tantos maketos hayan votado y sigan votando nacionalista en el País Vasco. Hay que hacerse vasco, hay que tenerles contentos, hay que dejarles que sigan gobernando en el País Vasco para siempre jamás, y luego negociar en Madrid, como únicos representantes de lo vasco, con los partidos estatales que estén en el poder.
Y en esas estamos. ¡¡Maketos y xarnegos de País Vasco y Cataluña, uníos!!
Lo que no soporta un maketo (y supongo que un xarnego tampoco, ya, a estas alturas, pero quién sabe) es que uno de fuera de País Vasco o de Cataluña (la maketidad y la xarneguidad son también identidades propias vasca y catalana respectivamente, no lo olvidemos) les venga a decir lo que tienen que hacer. Felipe González, con la cosa de garantizar la estabilidad del Estado, venía, desde los inicios de la Transición, a decir en mítines socialistas de Bilbao y otras poblaciones del entorno, que el Partido Nacionalista Vasco era fundamental para la democracia española. El, encima, añadía la anécdota de que le ayudaron a cruzar la frontera cuando era clandestino, en los albores de la Transición. ¿Y qué? Felipe González, para un nacionalista vasco, nunca será un maketo, sino un español que se queda en España, como debe ser, allende el Ebro, como deberían hacer todos los maketos que hay en el País Vasco, y así no molestar. Pero por comentarios como el suyo, y aún más banales incluso, es por lo que se explica que tantos maketos hayan votado y sigan votando nacionalista en el País Vasco. Hay que hacerse vasco, hay que tenerles contentos, hay que dejarles que sigan gobernando en el País Vasco para siempre jamás, y luego negociar en Madrid, como únicos representantes de lo vasco, con los partidos estatales que estén en el poder.
Y en esas estamos. ¡¡Maketos y xarnegos de País Vasco y Cataluña, uníos!!
8 COMENTARIOS:
Amigo maketo: esta serie suya sobre la identidad nacional me parece muy acertada, su enfoque de la enfermedad nacionalista es científico,los tiene usted calados a todos,nacionalistas y maketo-charnegos inmigrantes.Yo leagradecería que continuase usted esta serie, u otra, con las soluciones que usted ve al problema esquizoide, si es tan amable. Gracias por ilustrarnos, maketo. Si en vez de en las vascongadas,viviera usted en Cataluña,los nacionalistas le hubieran ofrecido un buen cargo en la administración autonómica y un carnet de CiU. Seguro.
Hola Ignacio, agradecido por sus comentarios, en lo que tengan de sinceros (¿?), y respecto de que si viviera en Cataluña los nacionalistas de CiU me hubieran ofrecido un buen cargo, le diré que en el País Vasco los nacionalistas del PNV y de EA y qué decir del radicalismo, también se los ofrecen a los maketos y estos los aceptan, naturalmente, sólo que exceptuando del trapicheo los cargos orgánicos dentro del partido (los que parten el bacalao en las ejecutivas respectivas) y los simbólicos del país, claro: lehendakari, diputado general, alcalde y portavoz, salvo casos muy pero que muy raros, como el del alcalde Cuerda Montoya en Vitoria, glosado por mí en otro capítulo anterior, porque todas las reglas tienen su excepción.
¿Soluciones a este ambiente esquizoide en el que vivimos en las autonomías con nacionalismos étnicos? Hombre, eso tendría que venir después. Aparte de ti y algún otro, no creo que lo que ves tan claro esté tan claro para una cantidad de gente significativa que nos pudiera llevar a pasar a otro estadio o fase en nuestra cruzada maketista.
De momento me doy con un canto en los dientes por encontrar alguien que entienda lo que estamos diciendo aquí. Somos muy poquitos los que estamos en estas consideraciones, Ignacio, somos cuatro o así.
Lo que está claro es que hay que empezar por conocer un poco más de historia. Cambiar el programa oficial que nos viene a contar la historia contemporánea de España como una historia de incomprensiones nacionalistas mutuas, donde la nación española nunca entendió a las otras naciones que compartían espacio con ella, etc., etc., etc. Si no empezamos por decir que los nacionalismos catalán y vasco sólo surgen cuando se empieza a dar allí la invasión respectiva de emigrantes de las zonas depauperadas del campo español, entonces es que seguiremos como hasta ahora: sin entender nada. Y seguiremos dale que te dale con la cantinela de siempre: que los nacionalismos vasco y catalán surgen por la incomprensión centralista de las peculiaridades nacionales peninsulares, etc., etc., etc.
Saludos maketos.
Gracias por responderme, Maketo. Aclaro que mi comentario anterior es absolutamente sincero, le felicito de corazón y sigo con interés su corta serie. Le ruego que se prodigue más por estos pagos.
Su tesis la tengo perfectamente asimilada. Y podría aportarle algunos puntos de vista, claro, pero siempre compatibles con los suyos. Por ejemplo, que España jamás ha tenido revolución burguesa, excepto muy somera en Cataluña y País vasco, zonas que tienen parte de su territorio en Francia y los Pirineos bajitos, o sea, con paso fácil. Que ambas "nacionalidades" son las únicas en las que las burguesías estuvieron del lado republicano en la Guerra Civil... etc, etc, etc. O sea, que algunas cosas buenas han aportado.
Ya hablaremos, si quiere, de quién promueve el nacionalismo periférico y con qué intereses evidentes. Incluso puede que me dejen escribir aquí un articulillo, cosa que no estaría mal, porque es uno de los pocos reductos de la intelectualidad revolucionaria (¿puede haber otra?) de España.
El concepto de burguesía está hoy en franco desuso en historiografía. Y respecto a que las burguesías vasca y catalana estuvieron del lado republicano, habría que matizar mucho. En el caso vasco, que es el que conozco mejor, está claro que los grandes capitalistas de antes de la guerra en su mayoría estaban del lado de Franco. Y una pequeña minoría, encabezada por Ramón de la Sota, estaba con el nacionalismo.
Este nacionalismo vasco sólo estuvo a favor de la República desde el momento que consiguieron un Estatuto de mínimos y sólo para Vizcaya, porque Alava y Navarra se sumaron al Alzamiento desde el primer momento y Guipúzcoa cayó en manos nacionales tras una defensa numantina en la que los nacionalistas (escasos en Guipúzcoa entonces) no participaron: Guipúzcoa sólo la defendieron los socialistas, comunistas y anarquistas concentrados sobre todo en San Sebastián e Irún. Después de su derrota la provincia cayó rápidamente.
Y cuando los nacionalistas vieron que Vizcaya estaba perdida, negociaron su rendición por separado con las tropas italianas, aliadas de Franco. En Santoña, con la facción del ejército republicano nacionalista (los gudaris) concentrados para rendirse y ser evacuados, Franco no respetó los pactos y fusiló a la mayoría de los oficiales nacionalistas. El resto de la tropa fue pasando, gracias a su catolicismo, a engrosar las filas del ejército franquista en una gran mayoría: era la forma de garantizar su futuro y el de sus familias bajo el nuevo régimen.
Los soldados republicanos vascos no nacionalistas siguieron defendiendo la república en lo que quedaba de frente del norte.
En fin, esto son historias conocidas pero que conviene recordar de vez en cuando.
Es la historia, amigos.
Saludos maketos.
http://messageinout.blogspot.com/2008/05/editorial_28.html
Aquí está escrito.
Efectivamente, mess, es el último párrafo de tu entrada de aquella ocasión. Como digo, son historias conocidas, pero ni los propios socialistas vascos de la Transición se las sabían, tan indocumentados iban (íbamos) todos en aquellos años. Pero lo más extraordinario de todo fue y es lo que ha calado entre todos (de dentro y fuera del País Vasco) la película de vascos buenos y españoles malos. Es que ni John Ford con toda la industria de Hollywood detrás, tuvo tanto éxito con los yankees respecto a los indios.
Y de aquellos polvos...
Saludos maketos.
Vostè Maketo de la realitat de Catalunya no en sap res,parli de allò seu i no es fiqui allà on no li va res.
Calla, mamón psicosocialista catalán... y respeta la sabiduría donde la veas. No tomes el nombre de Minerva en vano.
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