—Oye, ¿tú sueles gritarle a la tele cuando te muestra cosas irritantes?
—¿Irritantes? ¿Cómo qué?
—¡Qué sé yo! Como al Rey montado en el Bribón, a punto de darse una singladura con alguna de sus amiguitas...
—¿Sus amiguitas? ¿De qué amiguitas hablas? El Rey no tiene amiguitas... No creo, vamos...
—¿Qué no? ¡No jodas, hombre...! Lo sabe todo el mundo: Bárbara Rey y Marta Gaya, sólo por ponerte dos ejemplos... Que lo dice hasta Peñafiel: a la una, le asaltaron el chalet los del CNI para robarle un vídeo comprometedor para el Rey; a la otra, la ha puesto de amante hasta El Tomate, haciéndole preguntas capciosas en el funeral de Serrallonga... Por cierto, que eso le costó el cierre a El Tomate. Que dicen que el propio Rey habló con Berlusconi, propietario de Mediaset , y éste mandó a los tomatitos al paro...
—¿Peñafiel? Peñafiel es un tiparraco que vive a costa del circo que se monta alrededor de la Casa Real. No quiero decir yo que el Rey no sea humano... Quizá pueda haber tenido, en otros tiempos —ahora es un septuagenario—, alguna amante. Todos los reyes las han tenido, va con la corona, el armiño y el cetro... ¡Los españoles somos tan sexistas que si el rey no tuviera amantes, habría que inventárselas para que lo respetara el pueblo...! Un rey sin amantes es poco fiable, poco sólido, poco hombre... Y no, no le grito a la tele; porque la tele es un aparato insensible a las palabras, un trasto. ¿Tú sí le gritas?
—Mucho, constantemente. Se nota que todo lo de la tele es fraudulento: seudocultura, seudopolítica, seudoarte... Al menos, a mí me lo parece. Oye, y lo de poco hombre un rey por no tener amantes... No sé, pero creo que a un tío que cobra una fortuna por figurar como Jefe del Estado, modelo de honradez y de calidad humana, imagen de España ante el mundo, se le puede pedir que no la meta donde no toca, y que se limite a penetrar el chocho que debe, ¿no? ¡Y si quiere follar extra, o hacer un griego sin griega, que deje el cargo y trabaje!
—¡El Rey ya trabaja! De rey... Bueno, mira: ¿tú no eres de los que piensa que haber desperdigado tu semen por todos los coños posibles, en los seis continentes, es una muestra de hombría de bien? ¿En qué quedamos? ¿No quieres que tu rey sea un hombre de bien? Aparte, que no reconozco yo lo de que tenga, haya tenido o le haya pasado siquiera por la cabeza mojar fuera de sagrado...
—Claro. Porque ves la tele con demasiado respeto y no le pegas gritos. Al Rey, las putas le gustan rubias y altas; cimbreantes y delgadas.
—Eso es un mito popular. ¿Y sabes de dónde viene? Pues de que a todos nos gustan las mujeres así. Además: precisamente, la Gaya —y con este comentario no la tildo de la cosa que tú decías, sino que la tengo por una deliciosa mujer de la alta sociedad mallorquina— no es rubia, sino morena. Y Bárbara Rey es de color inconcreto... lo mismo un día así, que otro asá. ¿Y cómo le iba a gustar al Rey una tía capaz de casarse con un domador de leones bajito y gordezuelo? ¿No ves que es absurdo?
—Pues es vox-populi en todos los mentideros de Madrid... Además, ponte en su lugar... ¿Tú qué habrías hecho? Para mí que, como todos los gangosos grandullones, no ha dejado de pensar en follar en su vida; y que no ha parado de hacer otra cosa... Claro que se trata sólo de un barrunto.
—No proyectes... No se puede juzgar al Rey por tus propias debilidades... Y el Rey no es gangoso, sino que tiene alguna levísima dificultad para pronunciar las erres y las des, producto, sin duda, de su extenso acervo plurilingüístico... Además, en caso de duda, siempre hay que gritar: ¡Viva el Rey!
—Prefiero gritarle a la tele...
—¿Irritantes? ¿Cómo qué?
—¡Qué sé yo! Como al Rey montado en el Bribón, a punto de darse una singladura con alguna de sus amiguitas...
—¿Sus amiguitas? ¿De qué amiguitas hablas? El Rey no tiene amiguitas... No creo, vamos...
—¿Qué no? ¡No jodas, hombre...! Lo sabe todo el mundo: Bárbara Rey y Marta Gaya, sólo por ponerte dos ejemplos... Que lo dice hasta Peñafiel: a la una, le asaltaron el chalet los del CNI para robarle un vídeo comprometedor para el Rey; a la otra, la ha puesto de amante hasta El Tomate, haciéndole preguntas capciosas en el funeral de Serrallonga... Por cierto, que eso le costó el cierre a El Tomate. Que dicen que el propio Rey habló con Berlusconi, propietario de Mediaset , y éste mandó a los tomatitos al paro...
—¿Peñafiel? Peñafiel es un tiparraco que vive a costa del circo que se monta alrededor de la Casa Real. No quiero decir yo que el Rey no sea humano... Quizá pueda haber tenido, en otros tiempos —ahora es un septuagenario—, alguna amante. Todos los reyes las han tenido, va con la corona, el armiño y el cetro... ¡Los españoles somos tan sexistas que si el rey no tuviera amantes, habría que inventárselas para que lo respetara el pueblo...! Un rey sin amantes es poco fiable, poco sólido, poco hombre... Y no, no le grito a la tele; porque la tele es un aparato insensible a las palabras, un trasto. ¿Tú sí le gritas?
—Mucho, constantemente. Se nota que todo lo de la tele es fraudulento: seudocultura, seudopolítica, seudoarte... Al menos, a mí me lo parece. Oye, y lo de poco hombre un rey por no tener amantes... No sé, pero creo que a un tío que cobra una fortuna por figurar como Jefe del Estado, modelo de honradez y de calidad humana, imagen de España ante el mundo, se le puede pedir que no la meta donde no toca, y que se limite a penetrar el chocho que debe, ¿no? ¡Y si quiere follar extra, o hacer un griego sin griega, que deje el cargo y trabaje!
—¡El Rey ya trabaja! De rey... Bueno, mira: ¿tú no eres de los que piensa que haber desperdigado tu semen por todos los coños posibles, en los seis continentes, es una muestra de hombría de bien? ¿En qué quedamos? ¿No quieres que tu rey sea un hombre de bien? Aparte, que no reconozco yo lo de que tenga, haya tenido o le haya pasado siquiera por la cabeza mojar fuera de sagrado...
—Claro. Porque ves la tele con demasiado respeto y no le pegas gritos. Al Rey, las putas le gustan rubias y altas; cimbreantes y delgadas.
—Eso es un mito popular. ¿Y sabes de dónde viene? Pues de que a todos nos gustan las mujeres así. Además: precisamente, la Gaya —y con este comentario no la tildo de la cosa que tú decías, sino que la tengo por una deliciosa mujer de la alta sociedad mallorquina— no es rubia, sino morena. Y Bárbara Rey es de color inconcreto... lo mismo un día así, que otro asá. ¿Y cómo le iba a gustar al Rey una tía capaz de casarse con un domador de leones bajito y gordezuelo? ¿No ves que es absurdo?
—Pues es vox-populi en todos los mentideros de Madrid... Además, ponte en su lugar... ¿Tú qué habrías hecho? Para mí que, como todos los gangosos grandullones, no ha dejado de pensar en follar en su vida; y que no ha parado de hacer otra cosa... Claro que se trata sólo de un barrunto.
—No proyectes... No se puede juzgar al Rey por tus propias debilidades... Y el Rey no es gangoso, sino que tiene alguna levísima dificultad para pronunciar las erres y las des, producto, sin duda, de su extenso acervo plurilingüístico... Además, en caso de duda, siempre hay que gritar: ¡Viva el Rey!
—Prefiero gritarle a la tele...
Nota: Las dos fotografías que acompañaban este artículo —una, de Bárbara Rey y otra, de la fallecida Sandra Mozarowsky— han sido borradas por los administradores de Blogger, aunque su acceso es libre en Google Images. Bueno. Son los dueños del espacio digital. Ellos sabrán a quién sirven. No vamos a insistir, por lo tanto, en volverlas a editar. El mini-cuento publicado tampoco merita ninguna clase de problema con los administradores.
Ácratas
3 COMENTARIOS:
Esa tia buena de abajo quien es? La Gaya no es. Una amante del rey seguro pero quien. Esta muy buena eso si. Tiene buen gusto el muy.....
La tía buena de abajo creo que es Sandra Mozarowsky. BuscA EN INTERNET toda la historia que te vas a cagar.
Sus restos mortales reposan en el Cementerio de Pozuelo de Alarcón (Madrid)
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