LEY ELECTORAL


El runrún de los representantes del pueblo —esa canalla política adicta al oropel, ciega de vanidad y esclava del dinero— es el de los mercaderes del Templo: transacciona entre quejas vocingleras y trueca favores mientras finge que se quiere replantear, estos días, el sistema que los inventa, la Ley Electoral. El principal impulsor es el cadáver ambulante llamado Izquierda Unida, que lo hace ahora, cuando ya hiede, en vez de cuando tuvo alguna posibilidad de que le hicieran caso, con 25 diputados. Pero hay otros que hacen como que empujan, tales como UPD y algunos partidos nacionalistas; en fin, todos los que tienen algo que ganar con alguna reforma. También hablan de ello los partidos nacionales, pero sólo porque siguen las enseñanzas de Maquiavelo, y ante cualquier problema político que no les interesa resolver, crean una comisión de estudio, discuten mucho, ellos los primeros y confunden a sus oyentes hasta que no saben ya de lo que les hablan o lo olvidan, hartos, aburridos.

Los sistemas que esta chusma propone son variopintos: hablan de bolsas de restos, de aumento del número de diputados, de circunscripciones de ámbito autonómico, de sustituir la Regla D’Hont por alguna otra aún más crìptica y de otras mandangas. Pero evitan mencionar, ni siquiera de refilón, lo importante: la independencia de poderes, la igualdad de valor de cada voto, la posibilidad de deponer a los corruptos; en definitiva, los derechos políticos de los españoles. Incluso UPD, que fue el único partido que habló en campaña electoral de la elección del Presidente del Gobierno en las urnas, en circunscripción única en toda España, lo ha olvidado: lo que quiere ahora son más diputados, más poder y, sobre todo, más peculio.

En cuanto a la República, no se habla de ella más que como amenaza a los partidos grandes para que se les haga algo de caso: “¡Dadme más dinero, o mento la bicha!”. Queda clarísimo que no le interesa a nadie acabar con la monarquía partitocrática que tanto dinero proveniente de la corrupción les procura: aquí es monárquico hasta el republicano Carod Rovira, siempre que no le quiten sus 150.000 euros de sueldo anual, aparte de otras sinecuras. Cuando alguno de estos hijos de puta discursea sobre justicia social, cualquier persona de bien medianamente formada sufre arcadas que le hacen vomitar fragmentos de hígado: sabe que intentan confundir democracia con igualdad y, en definitiva, mienten para seguir manteniendo a los españoles sin derechos políticos, como a esclavos de sus explotadores, la oligarquía, únicos de los que los chiquilicuatres —zascandiles, mequetrefes— politicuchos españoles son y se sienten representantes.

2 COMENTARIOS:

Anonymous .

De javier: Mess, te ha salido bordao tio. Enorabuena.

patalete .

Message: Como me dijiste que publicara los dos artículos (o lo que sean) que en su día escribí para el Diario de A.G-T, copio y pego el primero de ellos aquí mismo, aunque en su versión original, mas larga que la que salió en aquel, pues hube de "recortarla" por ajuste de formato. No he querido publicarlo directamente como artículo aquí también pues como lo escribí unos días antes de "nuestras" ¿... ? elecciones y venía a ser un juego irónico entre estas y las de los EE.UU. , creo que queda un tanto desfasado en el tiempo. De todas formas, si quieres ponerlo como tal, ... tu mismo, como decís los catalanes...

Saludos.


VOTAR.

Por fin me he decidido. Creo que debo ejercer mi inalienable derecho al voto en éstas elecciones. Hasta ahora, estaba convencido que la mejor opción era la abstención. Pero es que estas, a diferencia de las anteriores y otras cualquiera de las pasadas, están resultando apasionantes, tanto por la libertad y transparencia del debate electoral, como porque el poder está, si bien no de forma total si aceptablemente, en la ciudadanía, en los electores votantes. Además, lo incierto del resultado final, las hace aún mas interesantes. Hay que decidirse pues, por una de las dos opciones en liza.

Dos candidatos, uno de ellos al que podríamos definir de “derecha centrada y moderada“ con amplia experiencia, no en vano ha estado muy cerca durante años, donde se tomaban las mas importantes decisiones del poder. Con una excelente preparación jurídico-profesional de carácter moderado y pragmático. Responde a las expectativas de un electorado de derecha o centro-derecha nada proclive a “aventuras” ni intervenciones exteriores como las protagonizadas hace poco por otros presidentes anteriores. Que quiere hacer avanzar el país con reformas importantes pero siempre “dentro de un orden”.

El otro mas joven y “dinámico” que podríamos definirlo como un socialdemócrata de talante de centro izquierda. que conecta muy bien con la población joven y progresista, así como por amplias capas sociales que se sienten marginadas y no han sido tenidas en cuenta por el poder establecido; también con una población mayor o “veterana” , que siente peligrar las conquistas sociales a que se han hecho acreedores después de tantos años de trabajo. Un candidato que conecta y expresa el sentir de ésta ciudadanía podría ser el catalizador de “otra forma” de hacer política. Que por ello mismo es el blanco ( podía decirse “negro”), de críticas ultramontanas.

Así pues tengo que decidir: Hilary Clinton o Barak Obama.

Y es que desde que era casi un niño, desde aquel lejano 1960 en que por primera vez “voté” a Kennedy, lo vengo haciendo bien que “virtual y espiritualmente”, por el candidato demócrata, aunque jamás lo había hecho en los “caucus” previos donde se elige al candidato. Pero ésta vez si, también es muy importante la elección previa. Ahora votaré por Obama.

Y una vez elegido Presidente del nuevo Imperio Occidental, bien sea Obama, Clinton o Mc Cain, los ciudadanos hemos de reclamar un nuevo Decreto que al igual que aquella Constitutio Antoniniana del año 212 del Emperador Caracalla, conceda la ciudadanía occidental a todos los que ahora no la tenemos mas que virtual. Es demasiado lo que nos jugamos en éstas elecciones, para que solo tengan derecho a voto una minoría de “patricios” del Imperio. No mas votaciones “virtuales” si no auténticas, reales y libres donde podamos decidir patricios y plebeyos.

(Patalete. Febrero 2008)

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