TEATRO PREELECTORAL

A mediados de enero se produjo la detención en Barcelona de un comando suicida de corte islamista. Iba a atentar en transportes públicos de Barcelona. La existencia de tal comando es probablemente falsa, como han declarado representantes de la comunidad pakistaní en Barcelona. El delator, procedente de Francia, había llegado a Barcelona tres días antes y pedido asistencia humanitaria en una mezquita. Al poco, denunciaba el complot que, aseguró, iba a materializarse en un atentado ese mismo fin de semana. La policía no encontró explosivos que corroboraran tal posibilidad, aunque sí unos pocos detonadores, que pudieron ser puestos en el lugar oportuno por cualquiera, incluido el delator. Además, ¿para qué quieren temporizadores unos suicidas?

La pieza teatral, que tal parece que hubiera sido organizada por el propio CNI al servicio de los intereses electorales del Gobierno, es el principio de una campaña que durará hasta las elecciones del 9 de marzo. El segundo acto ha sido el procedimiento que ha trasladado a las autoridades marroquíes el juez del Olmo para detener y procesar a un presunto terrorista del 11-M, Abdelilah Hriz, según le parece al juez que se desprende de unas muestras de ADN milagrosamente obtenidas en el devastado piso de Leganés. Únanse esas noticias a la efeméride del 11-M, dos días tras las elecciones, y todo nos garantiza una campaña plena de referencias a la guerra de Irak. Los medios nos van a atestar las meninges de noticias parecidas. El Público y El País no dejan pasar ni un solo día sin machacarnos con lo peligrosísimo que era el comando de Baitulá, listo para deshacer Europa a bombazos; o de recordarnos que no había armas de destrucción masiva en Irak.

¡Que se joda el PP, por mentiroso! ¿Qué más nos da a los ciudadanos progresistas? Pues nos da, porque el PSOE nos manipula. Y porque tolerar esas mentiras, tengan el propósito que tengan, nos convierte en cómplices de un engaño colectivo. La lógica nos dicta que el atentado del 11-M hubo de ser llevado a cabo por islamistas porque islamistas se supone que fueron los que ejecutaron el del 11-S. Que un atentado fue consecuencia del otro, como también lo fue el del 7-J en Londres. Es lo lógico, y es precisamente en eso en lo que se basa el PSOE para arremeter contra el PP, que inculpó del mismo a la ETA. Pero, como está demostrado ya, el derribo de las Torres Gemelas fue un trabajo interior de la CIA norteamericana , apoyado por el Mosad israelí. Tal realidad ha sido divulgada ya hasta por personajes como el expresidente italiano Francesco Cossiga (1) y evidenciada por miles de incontestables pruebas (2). Por lo tanto, el 11-M no tuvo nada que ver ni con ETA ni con el fundamentalismo islamista, sino que fue una representación para dar realismo a la farsa principal, desarrollada en Manhattan. Por eso nada cuadra en la investigación oficial del 11-M, cuajada de pruebas falsas y de negligencias imperdonables.

El poder nos toma a todos por imbéciles. ¡Y puede que tenga razón! Si no lo fuéramos, exigiríamos nuestros derechos políticos, que pasan por la independencia de poderes del Estado, cosa que sólo puede garantizarnos la elección directa del Presidente del Gobierno por todos los españoles en urnas separadas. Y, por supuesto, nos abstendríamos en las Generales del 9 de marzo. Esa banda de mentirosos irrefrenables sólo merece que correspondamos a su desprecio a nuestras inteligencias con el nuestro a sus urnas.




ADENDA:

(1) Cossiga: "Tutti gli ambienti democratici d'America e d'Europa, con in prima linea quelli del centrosinistra italiano, sanno ormai bene che il disastroso attentato è stato pianificato e realizzato dalla Cia americana e dal Mossad con l'aiuto del mondo sionista per mettere sotto accusa i Paesi arabi e per indurre le potenze occidentali ad intervenire sia in Iraq sia in Afghanistan".

(2) Obsérvese el corte limpio a 45º del soporte de acero de la planta baja, imposible en una caída no provocada, exactamente tal y como se hace en los derribos de edificios metálicos con Thermite.

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