DESCANSE EN PAZ


“Montesquieu ha muerto”. El certificado de defunción lo expidió Guerra, mientras el Gobierno de Felipe imponía la reforma de la Justicia en 1985. Ejecutivo y Legislativo eran —y son— dos funciones diferentes del mismo Poder Único que también hoy designa a todos los componentes del Poder Judicial. La enfermedad, enclocada en el franquismo, era gravísima; la reforma, mortal.

Lo substancial de la confesión de Guerra, que fue redactor de la Constitución y es actualmente el presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, es que la pronunciara un Vicepresidente socialista. Buena nueva explicativa del concepto de democracia tipo leninista, era, en verdad, neo-franquismo encubierto.

La consecuencia del Poder Indiviso es la federalización de España. Es el diseño original, alemán y americano, del Estado de las Autonomías. La Historia de España no avala el modelo. Pero el pactismo entre independentistas y gobiernos de España en minoría lo hacen practicable. Todos los gobiernos españoles en minoría están en venta, no sólo los socialistas.

En este centrifugo contra españolismo, es el Poder Único el que, en realidad, se federaliza. Y diecisiete poderes oligárquicos, nudo de funciones inseparadas, adoquinan la nueva España provinciana. Y en cada pre-estaducho se erigen ya federales, vernáculas lápidas. “Descanse en paz”.

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