A finales del mes de julio, los servicios de estudios de los principales bancos y cajas hicieron sus deberes de análisis de la coyuntura económica española, reconociendo que, en un entorno global adverso, se andaba intensificando la desaceleración de la economía española. Lo que sabe todo el mundo. Pero si el primer trimestre de 2008 se zanjó con un crecimiento de 0,3% y el segundo, del 0,1%, ¿qué pueden prometer, en plena desaceleración, el tercero y el cuarto? Pues números negativos... Sin embargo, los bancos no reconocen lo evidente y apoyan los cálculos del Gobierno, limitándose a ajustar el rango del crecimiento del PIB para 2008 de entre 1,3% al 1,7% y en 2009 al rango 0% al 1%. Increíble: recordemos que, en la crisis del 91, durante dos años, los crecimientos del PIB fueron negativos, llegando a un mínimo del –3%. ¿Y nos quieren convencer de que, con una crisis decenas de veces mayor en volumen, no vamos ahora por el mismo camino?
La economía española ha estado creciendo desde 1994 a un promedio del 3,6%, apoyada por el ladrillazo, pero se enfrenta ahora a una dolorosísima etapa de ajuste. El comportamiento del resto de la economía determinará el crecimiento de los próximos años, pero la elevada capacidad de arrastre de la construcción, el 22% del Valor Añadido Bruto de forma directa, que eleva el peso de los sectores ligados a ella hasta el 38% del total, no indica más que un desplome de toda la economía nacional. Los sectores no ligados a la construcción, contribuyen sólo con el 48% del total del crecimiento acumulado en el último decenio. Y es que el crecimiento promedio anual de los sectores ligados a la construcción ha sido del 4,7%, 1,7 puntos más que en el resto de la economía del mercado entero.
Total: que el "entorno global más adverso" no ha hecho más que dejar en paños menores las debilidades de la economía española. El ajuste del consumo tendrá que ser (ya está siendo) particularmente grande, lo que se une a la fuerte corrección del sector residencial, que va a ser muy duradero(cuatro años, como mínimo, si no seis). No caerán tanto los precios como las transacciones, debido al aguante del comprador, que no vende a menos de lo que compró y, secuestrado por los bancos sus derechos de consumidor de crédito, paga como sea.
¿Y el Gobierno? Pues de espectador de la comedia humana. Porque, sin mecanismos de compensación anticiclica, la economía irá a tasas de crecimiento esmirriadas hasta que, con los años, puedan volver al entorno del 2,5%. Y no hay medidas gubernamentales en el corto plazo: Vivienda ha tomado la decisión de impulsar la VPO para promocionar 150.000 pisos al año (40% para alquiler); sin embargo, esta medida no animará la demanda en un mercado saturado de oferta (1.600.000 viviendas nuevas por vender), pues las nuevas VPOs iniciadas ahora se terminarán dentro de dos años, cuando hayamos pasado lo peor o estemos muertos. Y, en lo que va de año, la licitación pública se ha reducido un 13% de media. Su impacto máximo, aunque se invirtiera mucho en obra pública, no superaría el 0,3% del PIB. Otras medidas, como una rebaja fiscal temporal, de tipos, una devolución fiscal temporal, o disminución de las cotizaciones, aumento prestaciones de desempleo temporal o incentivos a nueva inversión sólo serían paliativos de menor cuantía. Lo que importa es que los bancos no prestan ni a Dios, porque nadie les presta a ellos. Y sin financiación no puede haber inversión capaz de reconducir esta bacanal de lujo y dispendio que ha representado el pasado decenio en España.
Dicen que hay que dejar caer a las empresas que han gestionado mal (y a todos sus trabajadores, propios e inducidos, claro), y que España debe volverse hacia sectores con utilización intensiva de la tecnología, hacia el turismo y hacia la exportación. Sí, claro. Pero ¿cómo, en nuestra situación, con el consumo paralizado, en pleno ajuste de crecimiento y en plena quiebra financiera? Lo peor: aunque los conservadores cálculos de los servicios de estudios fueran ciertos, y la crisis financiera impactara sólo en un –1,0% en el crecimiento del PIB; y la del petróleo, en un –0,2%, ¿en cuánto hay que evaluar el impacto de la desconfianza en el consumo y la huida de capitales que se destinaban, desde toda Europa, a la inversión? Nadie lo ha tasado porque es imposible. Cada vez estamos más convencidos de que nuestros cálculos, aunque desoladores, son correctos: al final de 2008, el PIB interanual español habrá decrecido entre un –0,8% y un –1,4%. Todo un desastre de consecuencias incalculables, pero fácilmente imaginables. ¡A emigrar otra vez!
La economía española ha estado creciendo desde 1994 a un promedio del 3,6%, apoyada por el ladrillazo, pero se enfrenta ahora a una dolorosísima etapa de ajuste. El comportamiento del resto de la economía determinará el crecimiento de los próximos años, pero la elevada capacidad de arrastre de la construcción, el 22% del Valor Añadido Bruto de forma directa, que eleva el peso de los sectores ligados a ella hasta el 38% del total, no indica más que un desplome de toda la economía nacional. Los sectores no ligados a la construcción, contribuyen sólo con el 48% del total del crecimiento acumulado en el último decenio. Y es que el crecimiento promedio anual de los sectores ligados a la construcción ha sido del 4,7%, 1,7 puntos más que en el resto de la economía del mercado entero.
Total: que el "entorno global más adverso" no ha hecho más que dejar en paños menores las debilidades de la economía española. El ajuste del consumo tendrá que ser (ya está siendo) particularmente grande, lo que se une a la fuerte corrección del sector residencial, que va a ser muy duradero(cuatro años, como mínimo, si no seis). No caerán tanto los precios como las transacciones, debido al aguante del comprador, que no vende a menos de lo que compró y, secuestrado por los bancos sus derechos de consumidor de crédito, paga como sea.
¿Y el Gobierno? Pues de espectador de la comedia humana. Porque, sin mecanismos de compensación anticiclica, la economía irá a tasas de crecimiento esmirriadas hasta que, con los años, puedan volver al entorno del 2,5%. Y no hay medidas gubernamentales en el corto plazo: Vivienda ha tomado la decisión de impulsar la VPO para promocionar 150.000 pisos al año (40% para alquiler); sin embargo, esta medida no animará la demanda en un mercado saturado de oferta (1.600.000 viviendas nuevas por vender), pues las nuevas VPOs iniciadas ahora se terminarán dentro de dos años, cuando hayamos pasado lo peor o estemos muertos. Y, en lo que va de año, la licitación pública se ha reducido un 13% de media. Su impacto máximo, aunque se invirtiera mucho en obra pública, no superaría el 0,3% del PIB. Otras medidas, como una rebaja fiscal temporal, de tipos, una devolución fiscal temporal, o disminución de las cotizaciones, aumento prestaciones de desempleo temporal o incentivos a nueva inversión sólo serían paliativos de menor cuantía. Lo que importa es que los bancos no prestan ni a Dios, porque nadie les presta a ellos. Y sin financiación no puede haber inversión capaz de reconducir esta bacanal de lujo y dispendio que ha representado el pasado decenio en España.
Dicen que hay que dejar caer a las empresas que han gestionado mal (y a todos sus trabajadores, propios e inducidos, claro), y que España debe volverse hacia sectores con utilización intensiva de la tecnología, hacia el turismo y hacia la exportación. Sí, claro. Pero ¿cómo, en nuestra situación, con el consumo paralizado, en pleno ajuste de crecimiento y en plena quiebra financiera? Lo peor: aunque los conservadores cálculos de los servicios de estudios fueran ciertos, y la crisis financiera impactara sólo en un –1,0% en el crecimiento del PIB; y la del petróleo, en un –0,2%, ¿en cuánto hay que evaluar el impacto de la desconfianza en el consumo y la huida de capitales que se destinaban, desde toda Europa, a la inversión? Nadie lo ha tasado porque es imposible. Cada vez estamos más convencidos de que nuestros cálculos, aunque desoladores, son correctos: al final de 2008, el PIB interanual español habrá decrecido entre un –0,8% y un –1,4%. Todo un desastre de consecuencias incalculables, pero fácilmente imaginables. ¡A emigrar otra vez!
2 COMENTARIOS:
Mess: si tothom amb seny i mitjans diu que Espanya creixerà al 1,7% aquest 2008, que ja és una bona davallada, per què insisteixes en parlar de recessió al -1,4%? Ets un cas clínic!
Nos veremos las caras el 31 de diciembre, pscero.
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