Pasa lo que pasa con esos pretendidos democrátas de sillón y salón, salvapatrias aristocráticos: que al pretender liberar a la humanidad con sus disquisiciones teóricas, la hunden en una miseria aún mayor.
Pasó con el experimento que se perpetró en Guinea Ecuatorial y les trajo a Macias. Pasa ahora con su vecino país: las islas de Sao Tomé y Principe. Esta vez el tonto útil no es el ex-notario de un pueblo perdido de las Alpujarras, sino el mismísimo Jeffrey Sachs, profesor de la Universidad de Columbia y pluma habitual de las páginas salmón de El País.
La historia es simple: nos encontramos con un país de himno y bandera —hasta ahora—, que ha sido agraciado por la geología marina con unas reservas de petróleo de más de 1000 millones de barriles. Con esa cantidad, aún quedándose los nacionales sólo con un 1% del petróleo comercializado, se convertirían en los más grandes millonarios de Àfrica. Pero no ha podido ser: Jeffrey Sachs, utilizado por el presidente Fradique Melo de Menezes como caballo de Troya, perpetró una ley del petróleo con rango constitucional que ha servido para que los archimillonetis Fradique y el actual primer ministro, Tomé Vera Cruz, vendan el pétroleo del país por 4 perras a multinacionales americanas, Chevron y ExxonMobil, explotando el bloque 1 por 123 millones de dólares. Y la CIA, de guarda-espaldas de los políticos republicanos, convertidos en dictadores honorarios gracias al experimento del buen profesor republicano de Columbia.
Sí, "hamijos": es el resultado del esfuerzo de esos defensores de la democracia formal, AKA bando aristocrático, que creen estar por encima del bien y del mal al implementar soluciones legales sobre un papel que no sabe de realidades culturales, sociales, económicas o étnicas. Al final, actuan de la misma previsible manera ante el fracaso ya anunciado: escurrir el bulto y echarle la culpa a otro de su desastre.
Sin democracia social, es imposible la formal. Eso es lo que dice el bando plebeyo, y puede que razón no les falte. Ahí están los ejemplos de Guinea Ecuatorial, Gabón, Angola, Nigeria y, ahora, Santo Tomé y Principe, que parecen darles la razón.
PEPE FERNÁNDEZ
Pasó con el experimento que se perpetró en Guinea Ecuatorial y les trajo a Macias. Pasa ahora con su vecino país: las islas de Sao Tomé y Principe. Esta vez el tonto útil no es el ex-notario de un pueblo perdido de las Alpujarras, sino el mismísimo Jeffrey Sachs, profesor de la Universidad de Columbia y pluma habitual de las páginas salmón de El País.
La historia es simple: nos encontramos con un país de himno y bandera —hasta ahora—, que ha sido agraciado por la geología marina con unas reservas de petróleo de más de 1000 millones de barriles. Con esa cantidad, aún quedándose los nacionales sólo con un 1% del petróleo comercializado, se convertirían en los más grandes millonarios de Àfrica. Pero no ha podido ser: Jeffrey Sachs, utilizado por el presidente Fradique Melo de Menezes como caballo de Troya, perpetró una ley del petróleo con rango constitucional que ha servido para que los archimillonetis Fradique y el actual primer ministro, Tomé Vera Cruz, vendan el pétroleo del país por 4 perras a multinacionales americanas, Chevron y ExxonMobil, explotando el bloque 1 por 123 millones de dólares. Y la CIA, de guarda-espaldas de los políticos republicanos, convertidos en dictadores honorarios gracias al experimento del buen profesor republicano de Columbia.
Sí, "hamijos": es el resultado del esfuerzo de esos defensores de la democracia formal, AKA bando aristocrático, que creen estar por encima del bien y del mal al implementar soluciones legales sobre un papel que no sabe de realidades culturales, sociales, económicas o étnicas. Al final, actuan de la misma previsible manera ante el fracaso ya anunciado: escurrir el bulto y echarle la culpa a otro de su desastre.
Sin democracia social, es imposible la formal. Eso es lo que dice el bando plebeyo, y puede que razón no les falte. Ahí están los ejemplos de Guinea Ecuatorial, Gabón, Angola, Nigeria y, ahora, Santo Tomé y Principe, que parecen darles la razón.
PEPE FERNÁNDEZ
4 COMENTARIOS:
Estimado Sr., su articulo no está del todo mal, es muy mejorable pero para tratarse de alguien que solo atisba la realidad no, no está mal(es broma).
Quisiera decirle que, entre otras cosas, para que fuese todo como debería ser, no hay que colocarse por delante de otros que llegaron después. Jajajajaja.
Un saludo Pepe, tu articulo me gusta mucho.
“Sin democracia social, es imposible la formal.”
¿Pero cómo se puede patinar de esta manera? ¿Es que no hemos aprendido nada?
¿Que quieres, mantener el pesado velo de la confusión entre el “conflicto de la igualdad” (democracia social) y el “problema de la libertad” (democracia formal)?
Eso ya quedó resuelto: http://antoniogarciatrevijano.com/2006/09/07/el-problema-y-la-solucion/
¿o no?
http://antoniogarciatrevijano.com/2006/09/07/el-problema-y-la-solucion/#comment-2598
Javier:
He sido yo el que ha alterado el orden de los artículos. Quería que elartículo de Pepe y la Editorial quedaran juntos. La diferencia de opinión entre Pepe y yo es así más evidente, aunque quiero dejar claro mi respeto más absoluto por su posición.
Salud.
Hay que joderse, Pepe Fernandez. No digo que no se deba cambiar de criterio o la opinión que se tenga de una persona. Sobre todo, si aparecen datos que antes no se tenían sobre ella. Pero.... ¿que nuevos hechos o datos distintos de los que tenías hace dos meses, tienes sobre Trevijano para pasar como de la noche al día o viceversa en tu opinión respecto al viejo-joven outsider de nuestra pseudo democracia. De ser uno de sus mas fieles discípulos y seguidores (no será así, pero así es como muchos lo veíamos), a atacarle incluso con lo de Guinea.De lo que no recuerdo ahora, pero es posible que lo hayas defendido incluso, no hace tanto. En fin, me gustaría conocer tu versión de lo ocurrido, pues no se que ha ocurrido.
Saludos.
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