El escritor irlandés John Bainville, uno de los grandes novelistas vivos, armó hace unos meses un escándalo descomunal en un festival de novela negra al que lo invitaron.
Los lectores sabrán que Banville, el autor de obras maestras como El intocable o Imposturas, tiene además un seudónimo, Benjamin Black, bajo el cual escribe novelas de género: un crimen, un detective, un culpable. Pues bien, le preguntaron a Banville qué diferencia había entre la escritura de novelas literarias y la de novelas negras. Y la respuesta fue así: mientras que John Banville logra escribir esforzadamente cien palabras al día, Benjamin Black puede
llegar a dos mil. Para los testigos, la idea implícita fue muy clara: las frases de Black son menos importantes. Y otra vez fueron y vinieron las quejas: que por qué la novela negra es menospreciada por los escritores literarios, que por qué la novela negra no recibe la misma atención de la crítica. Etcétera. Etcétera. Un largo etcétera.
La queja ya comienza a sonar a pataleta de niños malcriados. Porque no hay novelas literarias por un lado y novelas negras por el otro, así como no hay novelas literarias por un lado y novelas de ciencia ficción por el otro: hay simplemente buenas y malas novelas. Este argumento puede sonar a perogrullada, pero es notable la poca frecuencia con que se admite. La novela de género, precisamente por serlo, suele abusar de la fórmula; y no sólo de la fórmula estructural —un crimen, un investigador, un culpable—, que es lo mínimo que su comprador tiene derecho a esperar, sino también de la fórmula verbal: ideas recibidas, emociones desgastadas, clichés del pensamiento pero también del comportamiento. Meros guiones de cine sin el rescate de las imágenes, como dice Cortázar en alguna parte.
Y admitámoslo: en el mundo de la novela negra, estos ejemplares son mayoría. Los que se quejan suelen sacar el argumento de que existen en la novela negra nombres como Raymond Chandler o James Ellroy, y por lo tanto el menosprecio es injusto. Pero eso no es sino la confirmación de que la queja no tiene ningún sentido: una novela de Ellroy (o de John Le Carré, para ir a otro género) es inmediatamente saludada por la crítica más esnob en cualquier parte del mundo. La razón es simple: son buenas novelas. Son novelas que, para resumirlo de manera más bien grosera, nos dicen cosas que no sabíamos. La mala novela, sea o no de género, no hace más que confirmarnos lo que ya sabíamos, y lo hace además con pésima prosa, con ideas de tres al cuarto y con manipulaciones de predicador evangelista.
Pero el asunto es que estas malas novelas tienen millones de lectores. Hay allá fuera millones de lectores que sólo esperan de una novela la confirmación de lo ya sabido, e incluso, por una especie de curiosa perversión, prefieren que el sentimentalismo o las emociones baratas vengan en mala prosa. Y el error de muchos lectores “literarios” está en tratar de convencerlos de leer otra cosa. Enrique Vila-Matas lo explicó muy bien: es un error pensar que el lector de El código Da Vinci, si no estuviera leyendo El código Da Vinci, estaría leyendo, no sé, a John Banville. La verdad es otra: si ese lector no estuviera leyendo El código Da Vinci, no estaría leyendo nada. Estaría viendo Padres e hijos, por ejemplo. Y, bueno, estaría en todo su derecho.
JUAN GABRIEL VÁSQUEZ
El Espectador
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9 COMENTARIOS:
http://file.wikileaks.org/file/crs/RS21812.pdf
http://blogs.nuevatelevision.es/anghara/informe-de-wikileaks-acerca-de-los-atentados-del-11-de-marzo-en-madrid/
Nada que ver con la verdad.
Busca al grupo terrorista de muy alta tecnología y peores intenciones que se dedica a los false flag, esa asociación de malhechores con agentes del Mossad, CIA, MI6. El resto es vuestra filfa de lucha entre partidos para ocultar la verdad: que en España no hay democracia ni en el PSOE ni en el PP ni en ningún otro partido. Ni tampoco en la nación, por supuesto.
Saludos.
¿Qué es una buena novela? La que entretiene y absorbe al lector por el procedimiento que sea, excepto por el de copiar lo ya existente.
Una cosa que sorprende es que si a alguien le ha gustado "El Código da Vinci", ¿por qué no la relee, en vez de tragarse "El símbolo perdido", que es aún inferior? La explicación es evidente: Aparte de la mediática y el presupuesto empleado en hacer triunfar la a Brown, las películas, etc., "El Código" enseñaba cosas a los lectores (muy incultos), como la teoría de la humanidad de Cristo, la fuga de Magdalena a la actual Francia, el supuesto secreto templario de la no divinidad de Cristo, etc. todas teorías de "científicos" de ensayos divulgativos del tipo "El Retorno de los Brujos", de Bergier. Las demás chocheces del mismo autor no enseñan nada de nada, pero el lector quiere agotar el asunto hasta que la decepción le hace no comprar más basura de Brown.
Claro que existen los coleccionistas, que se leen todo lo que escribe un admirado. Pero esos tienen un criterio literario nulo.
Yo no creo que el Código da Vinci triunfase por la información que daba. No creo que enseñase nada de lo que tú dices. Para nada. Triunfó por lo que triunfa todo en esta sociedad, porque era un magnífico entretenimiento, porque apuraba como pocos los mecanismos del suspense, todo por medio de un macguffin extraordinario que tenía más de 2000 años. Como novela, como estudio de caracteres no vale nada, - salvo tal vez Silas y su mentor opusiano – incluso como trama es flojo, lo extraordinario del libro es cómo dosifica el suspense y cómo está todo el rato excitando tu curiosidad, magnificando el macguffin. Por eso mismo me parece un libro imprescindible para todo aquel que quiera aprender cómo empaquetar una información para hacerla accesible y entretenida.
Grullo: eres un soplagaitas. ¿Sabes leer? Lee:
"El Código" enseñaba cosas a los lectores (muy incultos), como la teoría de la humanidad de Cristo, la fuga de Magdalena a la actual Francia, el supuesto secreto templario de la no divinidad de Cristo, etc. todas teorías de "científicos" de ensayos divulgativos del tipo "El Retorno de los Brujos", de Bergier.
Y tú sales con el asunto de la información que daba.
??????
(Sí, esas supercherías son muy populares, pero no creo que triunfara por ellas)
y, sobre todo, esa animosidad que gastas. Oj. Espero que vivas solo, por el bien de los demás.
Bueno ningunotro.
Sobre la novela un pensamiento en abstración.
la escritura automática es una forma de liberarse de esa corriente de parloteo interno, encerrando los pensamientos en una hoja de papel en blanco y dejándolos fluír sin reflexionar sobre ellos
S.B
EDIT, ¿podrías borrar mi artículo de los comentarios? Hay gente que no comprende que no tiene nada que ver con este artículo cuya existencia he aprovechado.
Ah, ya lo he hecho yo. Mis disculpas a S. B. que ha creído oportuno (y no le critico por ello) sugerirme que no me ceñía al tema publicado.
S. B., y demás curiosos con respecto a los 4 comentarios ahora eliminados... se trataba del artículo ya publicado bajo el título "República Constitucional, ¿cómo?".
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