SÓLO OS QUEDA UNA SALIDA: SER LIBRES

Si yo fuese liberal o, al menos, supiese qué es ser una cosa u otra, diría, como dijo Lord Acton, “la limitación es esencial a la autoridad, pues un gobierno sólo es legítimo si está efectivamente limitado”. Teniendo esto en cuenta, ya desde el primer momento podemos decir sin complicación alguna que el sistema político español es ilegitimo, pues carece de cualquier medio que posibilite el control de la actuación de sus políticos. El control de todos, de los españolistas y de los separatistas. Todos, todos, gozan de plena libertad para “hacer de su capa un sayo”. A saber: “lo que les salga de las pelotas”. Y lo que “le salga de las pelotas” sería llevadero si no les diera por humillar a quienes, paradójicamente, justifican su existencia cada vez que, como tristes ovejas, van y los votan. Sin embargo hablamos del hombre y, claro está, ¿por qué otra cosa les va a dar si no hay quien los controle? (Je,je).

Y es que, la supuesta “vida democrática”, no ha podido salvar los vicios que tanto temían los pensadores serios de este país (y que han sido arrinconados por no prestarse a la corrupción y al engaño), quienes sabían desde el principio que la democracia es un sistema imposible de llevar a cabo porque no todos somos solventes y, por tanto, inquebrantables. ¿Qué día no asistimos, impávidos, al espectáculo de abusos, arbitrariedades y robos legalizados, de quienes gobiernan en nuestro nombre?

Os voy a dar un consejo. Os han hecho creer que sois alguien, pero si no votáis os van a dar una manta de palos que vais a ver estrellitas. Os echarán encima a los gorilas que vosotros pagáis para que den satisfacción a los deseos de vuestros amos. Sí hombre, esos que en actos públicos llamados campañas electorales logran impresionaros de tal manera que ya no tenéis voluntad ninguna. Se han apoderado de vuestras instituciones públicas como si fueran suyas; las vapulean y avasallan a su antojo. Los que detentan el inmenso poder que les disteis buscan sólo algún rédito personal. Esta es vuestra realidad. El poder que les disteis se ha multiplicado por mil y ahora no podéis con ellos. Os toca pagar vuestro error de ignorantes. Tenéis una sola salida: La República que, magullada y ultrajada… espera.

JAVIER CASTUERA

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