La globalización, o movimiento incontrolado de capitales por el mundo planetario, ha demostrado ser un festín de carniceros depredadores en el que nosotros somos las viandas; ha fracasado estrepitosamente, evidenciando que 6.300 millones de personas no pueden poner la solución de sus problemas en manos de sus propios verdugos. Como consecuencia, España está abocada a una ruina nunca vista hasta ahora —más que durante la Guerra Civil o los primeros años de la Transición desde la Tiranía Fascista hacia la Podredumbre Ubicua—.
La violencia callejera, iniciada con éxito por los transportistas este junio, que ya ha causado dos muertos y centenares de heridos, se extenderá a todos los sectores en los próximos meses. Es un hecho. Y habrá cientos de víctimas. Los lectores tienen que saber que a la vuelta de las vacaciones, último reducto para la inconsciencia, una docena de pequeños bancos y cajas de ahorros habrán de ser absorbidos por los grandes, por falta de liquidez. Es decir: se tratará de suspensiones de pagos encubiertas. Esto es seguro, no una hipótesis: lo he hablado personalmente con diversos directores de zona.
En esta situación excepcional, sólo caben dos soluciones para España y los dos tercios más desfavorecidos de los 45 millones de españoles que en ella pernoctan. La primera solución es colectiva y requiere conciencia social y coordinación de esfuerzos; la segunda, individual, y no requiere más que instinto de conservación.
I.- SOLUCIÓN COLECTIVA. Paquete de medidas urgentes a adoptar:
1. Expulsión del Bourbon y de toda su familia del territorio nacional con la prohibición de volver a pisarlo; y adopción de una República Constitucional Unitaria.
2. Salir del Euro y volver a la peseta. Devaluación inmediata que evite la inflación galopante. Es lo uno o lo otro. Pero, por este camino, las exportaciones se fortalecerán y la debacle no la pagarán las clases desfavorecidas mediante el impuesto de los pobres, que es la inflación.
3. Suprimir inmediatamente el sistema autonómico y reducir drásticamente los impuestos, eliminándolos completamente de las rentas inferiores a 2.500.000 pesetas anuales. Reconversión de la Administración, que debe reducir sus efectivos en un 40% mediante jubilaciones anticipadas o capitalización para iniciar una actividad como autónomos.
4. El sistema impositivo debe ser, no ya progresivo, sino geométrico; con un elevadísimo impuesto sobre patrimonio. Es el único modo de regenerar el tejido social dañado por la especulación. Bajar el tipo general del IVA al 8%.
5. Suspender la Bolsa y expulsar el capital extranjero de inmediato. Es una sangría intolerable. Roban a cambio de nada para el país. El valor de una empresa no es ni ha sido nunca el de su cotización bursátil, por la asimetría de información entre especuladores e inversores. Volver a abrir la Bolsa cambiando la normativa.
6. Nacionalizar la Banca española en un Banco de España eficaz, que debe volver al patrón oro, cuyo respaldo es imprescindible para dar credibilidad a la moneda (el que dude, que lea a los premios Nobel Von Hayek y Von Misses; no dudará más). Ello supone adquirir las acciones de los bancos cambiando papel por papel, en forma de bonos u otros recursos. El banco más grande de España, el BSCH de Emilio Botín, por ejemplo, no representa más que 40.000 millones de euros, aunque tiene créditos por 560.000 millones de euros. Catorce veces sus recursos propios. Una verdadera sangría. Eso sin contar con la cantidad ingente de crédito titulizado. El resto de bancos y cajas funcionan igual.
7. Reevaluar y racionalizar la deuda hipotecaria de las familias: disminuir el valor de la deuda y posibilitar la devolución del crédito.
8. Expropiar las viviendas vacías mediante tasación realista y enajenar a costo a familias sin vivienda propia, igualando su situación a las del punto 7.
9. Imponer un régimen del suelo no omnímodo. La propiedad del suelo es de España. El uso es privado, al estilo alemán y británico.
10. Expropiar todos los terrenos baldíos e improductivos, y los solares no edificados, empezando por los de la Iglesia. Ponerlos en explotación mediante arrendamiento a plazo y construyendo vivienda social.
Está claro que, de intentar poner en marcha estas 10 medidas, seríamos probablemente acusados de terroristas y de esconder armas de destrucción masiva (y sí; pero intelectuales armas de destrucción masiva contra el crimen organizado), e invadidos de inmediato por fuerzas mercenarias de los EEUU. España se convertiría en otro Irak.
II.- SOLUCIÓN INDIVIDUAL E INSTRANSFERIBLE. La segunda solución es personal, por lo tanto, te hablaré de tú, colega. Requiere que tomes urgentemente las siguientes medidas:
1. Declararte de inmediato en suspensión de pagos individual o familiar, presentando concurso de acreedores ante el juzgado más próximo. No importa que aún puedas pagar haciendo esfuerzos sobrehumanos: tu tren de vida no es ahora soportable, y tienes derecho a declararte en suspensión de pagos. Ello paraliza, vuelve cero, los pagos de todas las cuotas de hipoteca y otros créditos. Tu caso, entre millones que van a ser y están siendo, no se verá nunca por el Tribunal. Que pague Rita. Es importante hacerlo voluntariamente cuanto antes, o serás embargado por el banco y os joderá la vida entera a ti y a tu familia. Habréis de pagar hasta después de haber perdido el piso.
2. Si el concurso prosperase, se negociaría obligatoriamente con el banco, que se vería obligado a una “quita” de hasta el 50% de la deuda. Hacienda también entra en la negociación, con lo cual, veréis reducidos hasta vuestros impuestos. No perderéis la casa. No perderéis nada. ¡Es el american way of life, la única parte buena del sistema en el que estáis metidos, siempre que tengáis los cojones bien puestos y juguéis con fuerza al mismo juego que juegan vuestros explotadores! Estate atento: Zapatero podría cambiar esa Ley que te protege a instancias de los bancos... Declárate en suspensión de pagos en cuanto corran rumores de que la va a modificar.
3. Sumerge tu economía tanto como puedas y ahorra debajo de una losa o del colchón. Nunca en un banco, porque podrían quebrar en cadena, y entonces no responderán más que de 20.000 euros por cuenta, que cobrarás después de muerto.
4. Intercambia bienes y servicios con otros. No cobres dinero. No pagues impuestos a esta caterva para que se los gasten en cohetes y fastos.
5. Haz un plan de uso de los bienes públicos: transportes, bibliotecas (¿sabías que disponen de los mejores video-clubs del mundo gratis?).
6. Blíndate de la publicidad. Quita el volumen de los anuncios. De los carteles, limítate a mirar a las tías buenas y procura no quedarte con la marca que anuncian. El consumismo, no sólo es una ruina, sino que te hace un ser ridículo.
7. Elimina de tu lista de pagos del banco todos los recibos que no sean realmente imprescindibles. Date de baja de ese gimnasio que no pisas, de ese club estúpido, de todo lo que implique una cuota, incluso. Cancela las tarjetas de crédito a excepción de una. Si un servicio sube ilógicamente, usa la lógica: mándales tú las lecturas que puedas pagar ya pagarás algún día. O no, si no puedes.
8. Mueve el coche sólo cuando sea necesario. Que se metan la gasolina cara por el culo. Nunca, nunca, nunca compres lo que está caro. Pasea, folla, pásalo bien, pero no compres mal. Revisa los precios, pierde el tiempo.
9. Ni se te ocurra dejar preñada a tu mujer, aunque te lo ruegue de rodillas o te cierre Gran Cañón del Colorado. Traer un niño a este mundo es una canallada. Hay otras mujeres, te lo aseguro. Y se sienten muy solas. ¡Viva el libre mercado!
10. Invéntate un trabajo autónomo para alternar con el asalariado: procura que sea eso que siempre te gustó hacer, pero que nunca pusiste en práctica por falta de tiempo u oportunidades... Eso se llama trabajo lúdico. Si te van a despedir, que te pille preparado.
[Estas medidas son aplicables C por B a las féminas. Le dejo la traducción de las mismas a la joven Bibiana, miembra del Gobierno, muy hábil en la traducción feminista de los palabros.]
Siguiendo fielmente este decálogo, no te va a invadir EEUU, pero serás considerado un indeseable en poco tiempo. Eso es bueno. Muy bueno. Pronto te acostumbrarás, perderás el miedo y serás libre, a lo mejor, por primera vez en toda tu puta vida.
FÉLIX UDIVARRI
La violencia callejera, iniciada con éxito por los transportistas este junio, que ya ha causado dos muertos y centenares de heridos, se extenderá a todos los sectores en los próximos meses. Es un hecho. Y habrá cientos de víctimas. Los lectores tienen que saber que a la vuelta de las vacaciones, último reducto para la inconsciencia, una docena de pequeños bancos y cajas de ahorros habrán de ser absorbidos por los grandes, por falta de liquidez. Es decir: se tratará de suspensiones de pagos encubiertas. Esto es seguro, no una hipótesis: lo he hablado personalmente con diversos directores de zona.
En esta situación excepcional, sólo caben dos soluciones para España y los dos tercios más desfavorecidos de los 45 millones de españoles que en ella pernoctan. La primera solución es colectiva y requiere conciencia social y coordinación de esfuerzos; la segunda, individual, y no requiere más que instinto de conservación.
I.- SOLUCIÓN COLECTIVA. Paquete de medidas urgentes a adoptar:
1. Expulsión del Bourbon y de toda su familia del territorio nacional con la prohibición de volver a pisarlo; y adopción de una República Constitucional Unitaria.
2. Salir del Euro y volver a la peseta. Devaluación inmediata que evite la inflación galopante. Es lo uno o lo otro. Pero, por este camino, las exportaciones se fortalecerán y la debacle no la pagarán las clases desfavorecidas mediante el impuesto de los pobres, que es la inflación.
3. Suprimir inmediatamente el sistema autonómico y reducir drásticamente los impuestos, eliminándolos completamente de las rentas inferiores a 2.500.000 pesetas anuales. Reconversión de la Administración, que debe reducir sus efectivos en un 40% mediante jubilaciones anticipadas o capitalización para iniciar una actividad como autónomos.
4. El sistema impositivo debe ser, no ya progresivo, sino geométrico; con un elevadísimo impuesto sobre patrimonio. Es el único modo de regenerar el tejido social dañado por la especulación. Bajar el tipo general del IVA al 8%.
5. Suspender la Bolsa y expulsar el capital extranjero de inmediato. Es una sangría intolerable. Roban a cambio de nada para el país. El valor de una empresa no es ni ha sido nunca el de su cotización bursátil, por la asimetría de información entre especuladores e inversores. Volver a abrir la Bolsa cambiando la normativa.
6. Nacionalizar la Banca española en un Banco de España eficaz, que debe volver al patrón oro, cuyo respaldo es imprescindible para dar credibilidad a la moneda (el que dude, que lea a los premios Nobel Von Hayek y Von Misses; no dudará más). Ello supone adquirir las acciones de los bancos cambiando papel por papel, en forma de bonos u otros recursos. El banco más grande de España, el BSCH de Emilio Botín, por ejemplo, no representa más que 40.000 millones de euros, aunque tiene créditos por 560.000 millones de euros. Catorce veces sus recursos propios. Una verdadera sangría. Eso sin contar con la cantidad ingente de crédito titulizado. El resto de bancos y cajas funcionan igual.
7. Reevaluar y racionalizar la deuda hipotecaria de las familias: disminuir el valor de la deuda y posibilitar la devolución del crédito.
8. Expropiar las viviendas vacías mediante tasación realista y enajenar a costo a familias sin vivienda propia, igualando su situación a las del punto 7.
9. Imponer un régimen del suelo no omnímodo. La propiedad del suelo es de España. El uso es privado, al estilo alemán y británico.
10. Expropiar todos los terrenos baldíos e improductivos, y los solares no edificados, empezando por los de la Iglesia. Ponerlos en explotación mediante arrendamiento a plazo y construyendo vivienda social.
Está claro que, de intentar poner en marcha estas 10 medidas, seríamos probablemente acusados de terroristas y de esconder armas de destrucción masiva (y sí; pero intelectuales armas de destrucción masiva contra el crimen organizado), e invadidos de inmediato por fuerzas mercenarias de los EEUU. España se convertiría en otro Irak.
II.- SOLUCIÓN INDIVIDUAL E INSTRANSFERIBLE. La segunda solución es personal, por lo tanto, te hablaré de tú, colega. Requiere que tomes urgentemente las siguientes medidas:
1. Declararte de inmediato en suspensión de pagos individual o familiar, presentando concurso de acreedores ante el juzgado más próximo. No importa que aún puedas pagar haciendo esfuerzos sobrehumanos: tu tren de vida no es ahora soportable, y tienes derecho a declararte en suspensión de pagos. Ello paraliza, vuelve cero, los pagos de todas las cuotas de hipoteca y otros créditos. Tu caso, entre millones que van a ser y están siendo, no se verá nunca por el Tribunal. Que pague Rita. Es importante hacerlo voluntariamente cuanto antes, o serás embargado por el banco y os joderá la vida entera a ti y a tu familia. Habréis de pagar hasta después de haber perdido el piso.
2. Si el concurso prosperase, se negociaría obligatoriamente con el banco, que se vería obligado a una “quita” de hasta el 50% de la deuda. Hacienda también entra en la negociación, con lo cual, veréis reducidos hasta vuestros impuestos. No perderéis la casa. No perderéis nada. ¡Es el american way of life, la única parte buena del sistema en el que estáis metidos, siempre que tengáis los cojones bien puestos y juguéis con fuerza al mismo juego que juegan vuestros explotadores! Estate atento: Zapatero podría cambiar esa Ley que te protege a instancias de los bancos... Declárate en suspensión de pagos en cuanto corran rumores de que la va a modificar.
3. Sumerge tu economía tanto como puedas y ahorra debajo de una losa o del colchón. Nunca en un banco, porque podrían quebrar en cadena, y entonces no responderán más que de 20.000 euros por cuenta, que cobrarás después de muerto.
4. Intercambia bienes y servicios con otros. No cobres dinero. No pagues impuestos a esta caterva para que se los gasten en cohetes y fastos.
5. Haz un plan de uso de los bienes públicos: transportes, bibliotecas (¿sabías que disponen de los mejores video-clubs del mundo gratis?).
6. Blíndate de la publicidad. Quita el volumen de los anuncios. De los carteles, limítate a mirar a las tías buenas y procura no quedarte con la marca que anuncian. El consumismo, no sólo es una ruina, sino que te hace un ser ridículo.
7. Elimina de tu lista de pagos del banco todos los recibos que no sean realmente imprescindibles. Date de baja de ese gimnasio que no pisas, de ese club estúpido, de todo lo que implique una cuota, incluso. Cancela las tarjetas de crédito a excepción de una. Si un servicio sube ilógicamente, usa la lógica: mándales tú las lecturas que puedas pagar ya pagarás algún día. O no, si no puedes.
8. Mueve el coche sólo cuando sea necesario. Que se metan la gasolina cara por el culo. Nunca, nunca, nunca compres lo que está caro. Pasea, folla, pásalo bien, pero no compres mal. Revisa los precios, pierde el tiempo.
9. Ni se te ocurra dejar preñada a tu mujer, aunque te lo ruegue de rodillas o te cierre Gran Cañón del Colorado. Traer un niño a este mundo es una canallada. Hay otras mujeres, te lo aseguro. Y se sienten muy solas. ¡Viva el libre mercado!
10. Invéntate un trabajo autónomo para alternar con el asalariado: procura que sea eso que siempre te gustó hacer, pero que nunca pusiste en práctica por falta de tiempo u oportunidades... Eso se llama trabajo lúdico. Si te van a despedir, que te pille preparado.
[Estas medidas son aplicables C por B a las féminas. Le dejo la traducción de las mismas a la joven Bibiana, miembra del Gobierno, muy hábil en la traducción feminista de los palabros.]
Siguiendo fielmente este decálogo, no te va a invadir EEUU, pero serás considerado un indeseable en poco tiempo. Eso es bueno. Muy bueno. Pronto te acostumbrarás, perderás el miedo y serás libre, a lo mejor, por primera vez en toda tu puta vida.
FÉLIX UDIVARRI
2 COMENTARIOS:
2. Salir del Euro y volver a la peseta. Devaluación inmediata que evite la inflación galopante. Es lo uno o lo otro. Pero, por este camino, las exportaciones se fortalecerán y la debacle no la pagarán las clases desfavorecidas mediante el impuesto de los pobres, que es la inflación.
Ya, pero...hay un pequelo detalle, tal vez sin importancia: la deuda la tenemos en EUROS. Problema, ¿verdad?
No. Ninguno. Piensa un poco.
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