¿HAY 250.000 TERRORISTAS EN EL PAÍS VASCO?

El Tribunal Supremo ha impedido la participación de ANV en las Generales de 2008, aunque no sus actividades políticas, petición del súper juez Garzón que estima “exagerada”. ANV, indignada, decidió manifestarse en las calles, pero se encontró con una nueva prohibición de Garzón. De todos modos, la manifestación se ha producido, con gran aparato represivo de la Ertzainza, bajo el eslogan “Basta ya de estado de excepción en el País Vasco”.

Cabría preguntarle al Tribunal Supremo por qué no permite presentarse a ANV a las Elecciones Generales del 9-M. ¿No es acaso también una exageración dejar sin representación política a cientos de miles de españoles? Aunque daría igual que fueran unos pocos, el caso es que, viendo las cifras contrastables, no lo son. Para analizar correctamente lo que significa la expulsión de ANV de la vida política, debe estudiarse antes lo sucedido en las municipales del 2007:

—El censo de habitantes en el País Vasco era de 2.141.860 habitantes en 2007. El censo electoral, para estas Generales de 2008, será de 1.733.348 votantes.

—Hubo 882.828 votos emitidos, con el bajo índice de participación del 51% . Los votos abertzales fueron 69.653, a pesar de la prohibición de más de la mitad de sus listas, lo que produjo 75.000 votos nulos en todo el País Vasco.
—En las próximas elecciones, podrían haberse esperado, en un ambiente de normalidad democrática, hasta 250.000 votos abertzales, toda vez que el máximo histórico fue en las Europeas 1989, con 269.094 votos.

Dejar a toda esa población de españoles (porque aún lo son, con todos sus derechos) sin representación política es un exceso —intelectual, claro; que no nos gusta la cárcel— de lesa democracia. Una infinitésima parte del voto legalmente coartado se irá al PNV (¡qué más quisieran esos derechones que comerse todas las nueces del árbol caído!). Pero la mayoría de los españoles que optan por la independencia del País Vasco no tendrá más alternativa que la acción personal y semi clandestina.

Un nuevo error político de Zapatero, siempre navegando al albur de los céfiros coyunturales.

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